Las respuestas de Malta a las llamadas de auxilio de barcos con migrantes: “Llame en una hora”
Cuatro barcos con casi 1.000 migrantes llevan dos semanas pidiendo el desembarco en un puerto seguro a Malta, Italia, España, Francia y Grecia, sin respuesta alguna. Las ONG advierten de que la situación a bordo se deteriora por momentos mientras que el clima empeora
Tonos de espera al teléfono. Silencio. Música de espera. Más silencio. Esto es lo que dio como respuesta el MRCC de Malta (Centro de Coordinación de Rescates Marítimos, en sus siglas en inglés) cuando las ONG de rescate en el Mediterráneo Alarm Phone y Médicos Sin Fronteras (MSF) alertaron el pasado 23 de septiembre de una patera a la deriva con 23 personas a bordo dentro del límite de sus aguas.
Durante 13 horas y 19 minutos, las autoridades maltesas ignoraron los hasta 14 emails y llamadas de auxilio que ambas organizaciones de rescate desplegadas en el canal de Sicilia, en plena ruta que conecta Túnez y Libia con Italia, enviaron a Malta ―también a Roma, que tardó seis horas en contestar― desde que identificaron la patera. Pasado ese tiempo, la única respuesta que recibió el Geo Barents (operado por MSF) fue, eso sí, clara y concisa: “El responsable [del MRCC de Malta] de guardia está ocupado. Llame en una hora”. A los cuatro días, finalmente, esa patera fue remolcada por un mercante hasta las costas egipcias.
La isla de Malta, un Estado de 316 kilómetros cuadrados (algo más que la isla canaria de El Hierro), a medio camino entre el continente africano y el europeo, lleva meses ignorando el problema migratorio como estrategia para evitar ofrecer un puerto seguro de desembarco y ver cómo los solicitantes de asilo e inmigrantes llegan a sus costas. Italia —y el resto de países mediterráneos— se está sumando poco a poco a estas prácticas, sobre todo tras la victoria en las urnas el pasado septiembre de la ultraderechista Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia.
La semana pasada, el Ocean Viking (operado por la ONG SOS Méditerranée), el Geo Barents (MSF) y el Humanity 1 (Humanity), lanzaron decenas de llamadas de auxilio que quedaron sin responder. Los tres llevaban desde el 22 de octubre vagando por el Mediterráneo en búsqueda de un puerto seguro en el que desembarcar al total de 985 personas que llevan a bordo. A fecha 5 de noviembre, 16 días después de los rescates, Roma y La Valeta habían dado la callada por respuesta a los tres buques sin ofrecer ninguna solución de desembarco: “Las naves se encuentran en aguas territoriales italianas (…). Se apunta a que los eventos [rescates] a los que se refiere [las ONG] han discurrido fuera del área SAR [Search and Rescue, búsqueda y rescate] italiana, y que los mismos no fueron coordinados por este centro”, se lee en los correos internos de las autoridades italianas y comunitarias a los que ha tenido acceso este diario. Italia echa balones fuera. Hasta que al filo de la medianoche del sábado, el Gobierno de Meloni dio un paso al frente y aceptó un desembarco selectivo de aquellos rescatados más vulnerables del Humanity 1, un total de 155 personas. Ayer ya estaban en el puerto de Catania, en Sicilia. El cuarto buque, el Rise Above, continúa también en alta mar con 91 personas a bordo.
Las ONG implicadas alertan de que las condiciones de salubridad son cada día peores con casos de gripe, fiebres e infecciones; y que el clima empieza a ser peligroso con amenaza de temporal y mar gruesa ―se registran vientos de 30 nudos (55,5 kilómetros por hora) y olas de más de dos metros―. Además, las provisiones tanto de medicamentos básicos como de comida se están acabando, y en alguna ocasión las organizaciones han tenido que empezar a racionar el agua potable, explica MSF, que admite que no pueden garantizar los estándares de higiene a bordo del Geo Barents “porque no hay espacio en el barco”, lo que hace que las infecciones respiratorias y de la piel se propaguen rápidamente.
Harto de la situación y de ser ignorado tanto por Roma ―al que contactó al menos 10 veces― como por La Valeta, el Ocean Viking extendió hace días la llamada de auxilio también a Francia, Grecia y España, a cuyas autoridades solicitó el desembarco en un puerto seguro. La respuesta de Madrid, según ha comprobado EL PAÍS, fue muy clara: “Su barco no tiene bandera española. Los rescates ocurrieron fuera del SRR [Sea Rescue Region, Región de Rescate Marítimo] español y fuera de la coordinación del MRCC español. No somos el puerto seguro más cercano. Sugerimos que dirijáis las peticiones a las autoridades competentes”.
Amnistía Internacional ya advirtió en 2020 de esta tendencia, sobre todo de Malta, de ignorar los rescates e instaron a los Estados del Mediterráneo a priorizar los desembarcos en puertos seguros.
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