El Tribunal Europeo de Derechos Humanos obliga a Bélgica a dar techo a un demandante de asilo que vive en la calle
La decisión de Estrasburgo es una llamada de atención a Estados como el belga, cuyo sistema de acogida lleva un año colapsado, lo que ha llevado a menores y familias a dormir en la calle
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha ordenado al Estado belga que proporcione de inmediato un alojamiento a un demandante de asilo guineano que lleva durmiendo en la calle desde su llegada al país el pasado verano. La medida cautelar, decidida el 31 de octubre pero publicada este miércoles, supone un fuerte toque de atención ante el problema de saturación que viven los servicios de acogida de refugiados de Bélgica y otros países vecinos ante el aumento significativo de las llegadas de migrantes. En el caso belga, el colapso del sistema ha obligado incluso a menores no acompañados y a familias a tener que dormir en la calle en las últimas semanas, a falta de centros suficientes.
La medida cautelar de Estrasburgo llega en pleno debate sobre una reforma de la política migratoria europea, el endurecimiento de las condiciones para inmigrantes y refugiados en varios países europeos y con la llegada de nuevos Gobiernos en la UE, como el de la italiana Giorgia Meloni, que reclaman más mano dura con la inmigración.
El TEDH ordena a Bélgica a dar “alojamiento y material de asistencia para cubrir sus necesidades básicas” a Abdoulaye Camara, un demandante de asilo guineano que solicitó protección internacional a mediados de julio. Ante la falta de respuesta de Fedasil, la agencia encargada de tramitar la acogida de demandantes de asilo, Camara acudió al tribunal laboral de Bruselas. A finales de julio, este ordenó a Fedasil proporcionarle una plaza en un centro de recepción o, si fuera imposible, en un hotel u otra localización adecuada. Como siguió sin atenderlo, Camara acudió al TEDH. Aunque la mayoría de las medidas cautelares de Estrasburgo tienen como beneficiados a migrantes, normalmente son casos de extradición o expulsión inminente del país, no sobre las condiciones de asilo que se les ofrecen.
La decisión de Estrasburgo se conoce en pleno debate en Bélgica sobre la saturación de los servicios de acogida, que afecta sobre todo a los migrantes más vulnerables: mujeres y niños. A mediados de octubre, en una sola jornada, Fedasil fue incapaz de proporcionar alojamiento a 39 de los 46 menores extranjeros no acompañados que realizaron una demanda de asilo. Además, de los 171 migrantes en familia que se presentaron, solo 90 obtuvieron una plaza. Muchos de los rechazados tuvieron que pasar la noche en la calle; algunos, entre ellos varios menores, lo hicieron en unas precarias tiendas de campaña de cartón proporcionadas por las organizaciones humanitarias a falta de otra opción.
No son casos aislados. El tribunal de Bruselas que se pronunció sobre el caso de Camara ha emitido, en lo que va de año, unas 4.500 condenas a Fedasil por incumplimiento de sus obligaciones de acogida. En una muestra de la espiral de la crisis, la institución judicial señala que, antes de la pandemia, el tribunal trataba unas 40 demandas de este tipo al año, mientras que desde el 1 de enero supera ya las 5.000. Por su parte, Fedasil reclama más ayudas y personal para tratar un flujo de migrantes que desde hace un año ha aumentado de manera sustancial: solo en septiembre, Bélgica registró más de 4.000 demandas de asilo, una cifra no vista desde la crisis migratoria de 2015 y 2016. “En Bélgica tenemos más demandantes de asilo por habitante que en Países Bajos [donde este verano también se denunciaron situaciones de saturación y precariedad ante los centros de inmigrantes] o Alemania”, dijo la secretaria de Estado para el Asilo y la Migración, Nicole de Moor, a la cadena belga RTBF.
Bélgica es uno de los miembros de la UE que han denunciado la denominada ruta migratoria de los Balcanes occidentales, que Bruselas reconoce que ha experimentado un fuerte crecimiento este año. El tema fue debatido en el último Consejo de Ministros de Interior en Praga, a mediados de octubre, donde se señaló a la política de visados de Serbia, país candidato a la UE, como uno de los responsables del fuerte incremento de llegadas a territorio de los Veintisiete. Según la agencia Frontex, en los últimos nueve meses se registraron más de 106.000 entradas irregulares en la UE por la ruta de los Balcanes occidentales, un 170% más que en el mismo periodo del año anterior.
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