Mohamed VI da la espalda en el último momento a la cumbre árabe en Argelia
El rey de Marruecos declina finalmente la invitación del presidente argelino en medio de la ruptura de relaciones entre ambos países
Mohamed VI ha decidido en el último momento no asistir a la cumbre de la Liga Árabe que se inicia el martes en la capital de Argelia. El rey de Marruecos ha declinado finalmente la invitación formal que el presidente argelino, Adelmayid Tebún, le hizo llegar hace un mes a Rabat. El mensaje hacia Argelia expresado por el monarca de la dinastía alauí en su Discurso del Trono de julio pasado, tendiendo puentes de reconciliación tras más de un año de ruptura de relaciones, parece no haber tenido continuidad en Argel.
El primer ministro marroquí, Naser Burita, confirmó este lunes en Argel, donde dirige la delegación de su país desde el pasado sábado, la ausencia del rey en el foro panárabe en declaraciones a la cadena saudí Al Arabiya, sin aportar razones sobre la decisión. El analista político argelino Tarek Hafid considera que después de más de una década de desavenencias y desencuentros entre Rabat y Argel, y tras la ruptura de relaciones agravada por la disputa sobre el Sáhara Occidental, “no se dan aún las condiciones para un acercamiento entre ambos países del Magreb va a tener que esperar todavía algún tiempo más”.
Mohamed VI no ha viajado a Argel desde 2005, en esa ocasión también para participar en una cumbre de la Liga Árabe. Marcados por una guerra fronteriza hace seis décadas y por el cierre de fronteras terrestres desde tres decenios atrás, los lazos diplomáticos entre ambos vecinos norteafricanos nunca han sido fluidos, hasta llegar a su punto más bajo en agosto de 2021 con la ruptura de relaciones. Las relaciones bilaterales se han visto envenenadas desde hace casi medio siglo por su antagonismo sobre la excolonia española del Sáhara Occidental.
Argelia rompió los lazos diplomáticos tras acusar a Marruecos de cometer “actos hostiles” en la Cabilia argelina y en el Sáhara Occidental. Rabat controla el 80% del territorio y ofrece un plan de autonomía bajo su soberanía en la que fue colonia española hasta 1975. Argel, a su vez, apoya al movimiento independentista Frente Polisario, a cuya dirección acoge en Tinduf (suroeste) junto a miles de refugiados saharauis, y defiende un proceso de descolonización mediante la voluntad de autodeterminación expresada en un referéndum.
El inicio de la cumbre regional árabe coincide con la conmemoración del 68º aniversario del estallido de la guerra de liberación frente al poder colonial francés, que en 1962 desembocó en la declaración de independencia de Argelia. Los desfiles oficiales y las celebraciones populares se han acumulado en un caos generalizado a los cortes de carreteras decretados ante la llegada de las delegaciones oficiales. Algunos de los primeros en aterrizar en el aeropuerto de Argel han sido el presidente del consejo presidencial de Libia, Mohamed al Manfi, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Además del presidente de Siria, Bachar al Asad (excluido del foro desde 2011), de la cumbre de Argel, la primera tras la pandemia, estarán ausentes el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, y el exgeneral Michel Aoun, quien acaba de dejar de ser jefe del Estado en plena interminable crisis política de Líbano. Al igual que Marruecos, los países del Golfo han rebajado al nivel de jefe de Gobierno o primer ministro su representación en el cónclave panárabe de la capital argelina.
Distintas líneas de fractura atraviesan las relaciones entre los 22 países miembros de la cumbre de Liga Árabe, convocada bajo el lema del regreso a la “acción árabe conjunta”. Al contencioso sobre el Sáhara Occidental se suman los conflictos de Siria, Libia y Yemen, y el mucho más antiguo de Palestina.
La cuestión palestina ha sido una prioridad histórica para el Gobierno argelino, que en las últimas semanas ha convocado en Argel a las facciones políticas enfrentadas en Cisjordania y la franja de Gaza para mediar en favor de su reconciliación. La Iniciativa Árabe de paz (el reconocimiento del Estado judío a cambio de la creación de un Estado palestino) adoptada en 2002 en la cumbre de Beirut, va a entrar en rumbo de colisión con el vuelco diplomático que supuso la firma de los Acuerdos de Abraham. Apadrinados por Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán normalizaron en 2020 relaciones diplomáticas con Israel, sin contar con los palestinos.
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