El Parlamento Europeo concede el premio Sájarov 2022 al pueblo ucranio por “defender heroicamente su país”
El galardón reconoce la resistencia de la ciudadanía de Ucrania y envía un mensaje contra las autocracias
Nuevo espaldarazo de la UE a Ucrania en su resistencia a la invasión rusa. El Parlamento Europeo ha concedido este miércoles el premio Sájarov 2022, que reconoce la libertad de conciencia en el mundo, al pueblo ucranio representado en su presidente, Volodímir Zelenski, y otros líderes electos y en la sociedad civil. El galardón es no solo un símbolo del apoyo de la Unión a la ciudadanía de Ucrania, que resiste la invasión desde el 24 de febrero y los brutales ataques a su infraestructura civil y energética, también envía un mensaje de rechazo al presidente ruso, Vladímir Putin, y a las autocracias. El tercero consecutivo: en 2020, el Sájarov premió a la oposición bielorrusa y el año pasado distinguió al opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni.
“El mundo ha visto a los ucranios defendiendo heroicamente su país, su libertad, sus hogares y sus familias. Pero también han puesto en riesgo sus vidas por Europa para salvaguardar los valores en los que todos creemos: libertad, democracia y el Estado de derecho. No hay nadie que merezca más este premio”, ha dicho este miércoles Roberta Metsola, presidenta del Parlamento Europeo, cuando ha anunciado el galardón.
Para los eurodiputados, el pueblo ucranio representan los valores europeos. Putin, que se ha escudado en la falacia de que sus ataques a Ucrania están destinados a “liberar” el país y proteger a su ciudadanía de un Gobierno que considera “nazi”, ha emprendido la guerra en Ucrania en realidad para acabar con su soberanía y también para evitar el giro completo del país del Este, durante años bajo la influencia del Kremlin, hacia Occidente, sobre todo hacia la UE. Por eso, los parlamentarios europeos han considerado que el pueblo ucranio, bajo los bombardeos constantes y en pueblos en ruinas, también está luchando por la libertad, la democracia, el Estado de derecho y los valores europeos en los campos de batalla, según la nominación, presentada por el Partido Popular Europeo.
Desde que comenzó el éxodo de personas refugiadas huyendo de la invasión a gran escala rusa, la UE se ha volcado con Ucrania. El Sájarov premia el coraje y la resistencia de la ciudadanía a las bombas rusas, a aquellos que tratan de llevar a cabo una vida en unas condiciones durísimas, a los que trabajan para mantener a flote la economía y las que se han marchado con sus hijos escapando de la furia de las tropas del Kremlin, a la ciudadanía de Bucha, de la arrasada Járkov, de la fulminada Mariupol. También a las personas mayores, sobre todo mujeres, que han pasado a vivir en los asfixiantes refugios antiaéreos de los pueblos más cercanos al frente. Todo, encarnado en Volodímir Zelenski, sus líderes electos y activistas de la sociedad civil.
La nominación destaca los esfuerzos de las instituciones estatales y públicas, incluidos los Servicios de Emergencia del Estado de Ucrania, Yulia Pajevska, fundadora de la unidad médica de evacuación Ángeles de Taira, Oleksandra Matviychuk, abogada de derechos humanos y presidenta de la organización Center for Civil Liberties, Yellow Ribbon Civil Resistance Movement, e Ivan Fedorov, alcalde de la ciudad ucraniana de Melitopol, actualmente bajo ocupación rusa.
Uno de los mencionados más representativos es el presidente ucranio, que se ha convertido en un símbolo y ha crecido en el puesto. Zelenski ha agradecido el premio en un mensaje de Twitter en el que ha destacado la dedicación de los ucranios a “los valores de la libertad y la democracia” y que el apoyo de la UE “es muy importante” para el país. El antiguo actor cómico del que muchos recelaban cuando ganó las elecciones por amplia mayoría en 2019, con un discurso muy centrado en parar la guerra de Donbás y en luchar contra la corrupción y las élites oligárquicas del país (pese a que él mismo se apoyó en un oligarca para su campaña), se ha convertido en un símbolo del aguante frente a los ataques de las fuerzas de Putin.
Zelenski, que ya viste el uniforme militar como una segunda piel para dar la idea de que está en permanente control de las tropas ucranias, pudo marcharse de Kiev el primer día de la invasión. Varios de sus aliados occidentales le aconsejaron salir del país tras el inicio de los primeros bombardeos a la capital y otras grandes ciudades, en la madrugada del 23 al 24 de febrero.
El Kremlin había pintado una diana en la espalda del presidente ucranio. Rusia tiene la prioridad de sustituir la cúpula política ucrania por un Gobierno títere y los servicios de inteligencia ucranios y occidentales advirtieron del riesgo para Zelenski y para su familia. El antiguo cómico no solo no se marchó sino que, aplicando toda la maquinaria de su bagaje en medios de comunicación, ha alimentado esa idea de resistencia con vídeos de discursos constantes desde su oficina en Kiev, desde puntos centrales de la capital, desde ciudades recientemente liberadas e incluso desde el frente.
Mensajes en los que Zelenski se dirige a la ciudadanía ucrania (a veces, a la rusa) y a los líderes mundiales a los que no deja de solicitarles nuevos paquetes de armas y defensa aéreas para hacer frente a la invasión que ha sacudido no solo Ucrania, sino toda la arquitectura de seguridad europea.
Creado en 1988, el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia es el mayor concedido por las instituciones europeas. Debe su nombre a Andrei Sájarov, que fabricó la primera bomba de hidrógeno para la URSS. Posteriormente, consciente de los riesgos que su trabajo tenía para la humanidad, se dedicó a concienciar sobre los peligros que suponía la carrera nuclear de la Guerra Fría. Se convirtió en disidente y en activista por los derechos humanos. Esto le valió el premio Nobel de la Paz en 1975.
Los ganadores del premio en su primera edición fueron el líder sudafricano Nelson Mandela y, a título póstumo, el disidente soviético Anatoli Marchenko, quien había sido presentado por el propio Sájarov. El año pasado, el Sájarov reconoció los esfuerzos de la oposición democrática bielorrusa al régimen de Aleksandr Lukashenko, en lo que puede leerse como otro recado, este indirecto, a Vladímir Putin, apoyo esencial para el autócrata de Minsk. El ganador del premio recibe 50.000 euros.
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