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Daniel Ortega escala la crisis diplomática con la Unión Europea y Estados Unidos

El Gobierno de Nicaragua rompe relaciones diplomáticas con Países Bajos y refrenda al mismo tiempo su rechazo al nuevo embajador Hugo Rodríguez, propuesto y ratificado por el Senado de Washington

Daniel Ortega durante un acto en celebración de la fundación de la Policía Nacional de Nicaragua, el 28 de septiembre de 2022, en Managua.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega.JAIRO CAJINA (Presidencia de Nicaragua/AFP)
Wilfredo Miranda Aburto

Daniel Ortega ha recrudecido la crisis diplomática de su Gobierno con Europa y Estados Unidos con la ruptura diplomática con Países Bajos la noche de este viernes, cuando, embravecido, arremetió contra ese país y lo acusó de “injerencista, intervencionista y neocolonialista”. En ese mismo discurso, ofrecido en el contexto del 43 aniversario de fundación de la represiva Policía Nacional, el caudillo sandinista refrendó su rechazo al embajador de Estados Unidos, Hugo Rodríguez, propuesto y ratificado por el Senado en Washington ese mismo día. “Afuera, afuera, ¡se queda afuera gritando lo que quiera! Pero aquí, en tierra nica, se respeta nuestra bandera”, vociferó.

La ruptura diplomática con Países Bajos, que fue ratificada por Cancillería luego de la arenga de Ortega, ocurre en la misma semana que fue expulsada de facto la embajadora de la Unión Europea (UE), Bettina Muscheidt. El mandatario alegó que “Holanda ha ofendido a los nicaragüenses con supuestas amenazas y suspensión de obras como hospitales para comunidades originarias y afrodescendientes”. “¡No queremos relaciones con ese Gobierno intervencionista!”, insistió y cargó contra la embajadora concurrente, Marie-Chrístine Théodore Thérése Pirenne, con recriminaciones de “neo-colonial” y “pro-imperial”.

El exdiputado opositor Eliseo Núñez dijo a EL PAÍS que en la ruptura de relaciones con Países Bajos hay “sentimientos malsanos”, pero sobre todo “una huida hacia adelante”. “La estrategia de Ortega es escalar la crisis a un punto que solamente el uso de la fuerza lo solucione, pero él bien sabe que el uso de la fuerza no está dentro de las opciones que la comunidad internacional vaya a tomar”.

“Es un juego inverso… Todo el mundo creía que podían llevar al borde del abismo a Ortega, pero él ha llevado a ese borde a la comunidad internacional y la arrincona en dos opciones: o hay un cierre internacional total en lo económico, que haga colapsar a Nicaragua, o sentarse y esperar a ver qué pasa, porque el uso de la fuerza no está contemplado. Y Ortega sabe que ambas decisiones no son fáciles de tomar. Entonces quedamos en un stand by que el dictador ocupa para mantenerse en el poder”, analiza Núñez, exiliado en Costa Rica.

Ortega reveló en su discurso una supuesta reunión que el canciller, Denis Moncada, tuvo con la embajadora de Países Bajos. Según el mandatario, en esa cita la diplomática dijo que la cooperación para la construcción de un hospital en el olvidado Caribe de Nicaragua, valorado en 21,5 millones de dólares, sería suspendida. “Y seguimos [el Gobierno sandinista] inaugurando hospitales, aun cuando en ocasiones salta la miseria humana. ¡La miseria humana de un país europeo, Holanda!”, lanzó.

Fuentes diplomáticas comentaron a EL PAÍS que lo que no dijo Ortega fue que la cooperación de Países Bajos fue interrumpida por “el mal manejo de los fondos, poca transparencia, y la grave situación de derechos humanos que Nicaragua atraviesa”.

“Holanda lamenta la decisión desproporcionada de Nicaragua de romper relaciones diplomáticas. Tomamos una posición firme sobre el deterioro de las estructuras democráticas y las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua. Pero una discusión crítica siempre es mejor que terminar con las relaciones”, expresó Wopke Hoekstra, ministro de Exteriores de Países Bajos. “Otros países también han notado dificultades para mantener un diálogo abierto con Nicaragua. Discutiremos nuestros próximos pasos con la Unión Europea”.

Cerrados al diálogo

La explicación oficial para la ruptura con Países Bajos que el Gobierno de Ortega y su esposa, Rosario Murillo, ha esgrimido contra todos las naciones que critican los atropellos y exigen la liberación de los presos políticos ha sido la misma en términos generales: “Injerencismo, intervencionismo, imperialismo”.

El jueves, en otro discurso, el caudillo sandinista atacó al Vaticano, al presidente de Chile, Gabriel Boric, y a Brian Nichols, subsecretario de Estado de la Casa Blanca para Asuntos del Hemisferio Occidental, a quien llamó “cara de perro bulldog” y “pobre negro”. Mientras que a Boric y otros mandatarios latinoamericanos, que han pedido la liberación de los presos políticos, fueron tildados de “perritos falderos” de Estados Unidos y la Unión Europea.

En los últimos meses, Ortega y Murillo también han rechazado todas las propuestas a un diálogo planteadas por el papa Francisco, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el mismo Gobierno de Estados Unidos. El rechazo al embajador Hugo Rodríguez tensa por completo la relación de Managua con Washington, ya que el diplomático obtuvo el plácet de Ortega cuando fue nominado por Joe Biden. Sin embargo, los sandinistas cerraron la puerta cuando Rodríguez dijo ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado que iba a continuar denunciando los abusos de poder de la administración orteguista, con “el fin de ayudar a los nicaragüenses que sufren los atropellos a sus derechos”.

“Estados Unidos se ha pronunciado en contra de estos abusos y, de confirmarse, continuaré haciéndolo, no porque tengamos la intención de determinar los asuntos internos de Nicaragua, sino porque es nuestro compromiso bajo la Carta Interamericana, que tanto Estados Unidos y Nicaragua firmaron en 2001″, dijo Rodríguez. Fue una declaración que crispó a los Ortega-Murillo y de inmediato lo vetaron por “injerencista e irrespetuoso”.

A pesar del rechazo, el Gobierno de Biden mantuvo el nombramiento y el Senado ratificó este viernes a su embajador, que volvió a ser repelido en Managua. “El candidato a embajador para Nicaragua se presentó ante el Senado, ¿y qué hizo? Insultar, irrespetar y hablar como que venía de nuevo William Walker (filibustero) aquí, a apoderarse de Nicaragua (...) entonces dijimos inmediatamente: ¡Afuera, afuera, se queda afuera, y allá fuera que siga gritando lo que quiera”, insistió Ortega.

Algunos analistas consideran que Washington busca agotar una vía a través del embajador Rodríguez para sentar un precedente y “justificar” cualquier tipo de acción venidera contra el régimen, que puede ir más allá de sanciones internacionales y virar, por ejemplo, hacia la expulsión de Nicaragua del país del tratado de libre comercio DR-CAFTA.

“Ortega mantuvo esta semana un discurso vulgar, racista y blasfemo, pero más allá de esta forma de expresarse, es una narrativa que se alinea con la política exterior de Rusia”, dijo a EL PAÍS Arturo McFields, reciente ex embajador del régimen sandinista ante la Organización de Estados Americanos (OEA). “En este momento, Rusia se enfrenta a la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea. Él se está plegando de manera parasitaria hacia la política exterior de Moscú y China”, afirmó.

McFields recordó que Nicaragua fue uno de los siete países que se opuso a que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, interviniera telemáticamente en la Asamblea General de Naciones Unidas. “Yo creo que en los próximos días Ortega va a romper relaciones diplomáticas con otros países de la Unión Europea”, expresó McFields.

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Sobre la firma

Wilfredo Miranda Aburto
Periodista nicaragüense. Colaborador de EL PAÍS basado en Costa Rica, donde está exiliado. Ha cubierto temas políticos, en especial sobre violaciones de derechos humanos: desplazamiento forzado, tráfico ilegal de tierras indígenas, medio ambiente y ejecuciones extrajudiciales en Centroamérica. Ha ganado el premio Ortega y Gasset y el Rey de España.

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