Cómo perder un imperio sin perder la compostura
Isabel II supo llenar con su presencia y perfil político el vacío dejado por el desguace del poder colonial del Reino Unido en la segunda mitad del siglo pasado
![La reina Isabel II, tras asistir a la misa de Navidad en la iglesia St Mary Magdalene, el 25 de diciembre de 2003, en Norfolk. Scott Barbour/Getty](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ALYBNYQAYBN3BHP3ERTLDSGZG4.jpg?auth=2357dbc06b18feadc892bb6cb4135b8e929d0581bcc2d4597ac81a16a1bec7f6&width=414)
Ningún país ha cambiado tanto como el Reino Unido durante los últimos 100 años. Lo que era el mayor imperio y una gran potencia industrial es hoy otra cosa, difícil de definir, cuya estructura ha ido articulándose a lo largo del tiempo en torno a la personalidad de una mujer supuestamente impersonal. Isabel Alejandra María Windsor asistió sin aspavientos al desguace de su herencia y, de alguna forma, supo llenar el vacío con su presencia. Sin Isabel II, la monarquía británica será otra cosa. También lo será el mundo.
El 2 de junio de 1953, cuando fue coronada, las cartas estaban ya sobre la mesa. La independencia de la India había sido sangrienta y desordenada. La retirada británica de Palestina, en 1948, abrió un conflicto que sigue hoy sin resolverse. Por primera vez en siglos, en la ceremonia de coronación no se entregó a la nueva monarca la “corona imperial”, sino el vago título de “cabeza de la Commonwealth”. Nadie sabía muy bien en qué consistía la Commonwealth. Solo una persona fue capaz de descubrirlo y darle un sentido a ese fantasma internacional. Esa persona, Isabel II, ya no está.
El listado de las amputaciones al que fue sometido el viejo imperio tras la coronación resulta impresionante. Ghana y la Federación Malaya (Malasia) obtuvieron la independencia en 1957. Nigeria, en 1960. Sierra Leona y Tanganika (Tanzania), en 1961. Uganda, Jamaica y Trinidad y Tobago, en 1962. Kenia y Zanzíbar, en 1963. Malta, en 1964. Gambia, en 1965. Bechuanalandia (Botsuana), Basutolandia (Lesotho) y Barbados, en 1966. Islas Mauricio, en 1968. Seychelles, en 1976. Hong Kong, en 1997. Pero algo quedó después de tantas despedidas: una rara fidelidad hacia Isabel II. No hacia la monarquía, ni mucho menos hacia el Reino Unido, sino hacia ella.
Felipe de Edimburgo dijo que su esposa no ejercía como reina en la Commonwealth, sino como “psicoterapeuta”. La definición es certera. Isabel II debía manejar un entramado de nuevas repúblicas y monarquías locales, abundante en dictadores brutales y en guerras civiles. Acogió incluso a países, como Mozambique o Ruanda, que nunca habían pertenecido al imperio británico. Sus dirigentes se desvivían por unos minutos de reunión privada con una reina que, en teoría, solo podía escucharlos. Era la fascinación ante el aura de Isabel II, sí. Pero también era otra cosa: en la práctica, Isabel II hacía algo más que escuchar.
![A diferencia de muchos monarcas, Isabel II no nació destinada para reinar. En el momento en el que vino al mundo, el 21 de abril de 1926, su padre, Alberto, el segundo hijo de Jorge V, era duque de York, segundo en la línea de sucesión tras el príncipe de Gales. Esta fotografía fue tomada el 9 de octubre de 1926, en la primera aparición pública de la recién nacida.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RLIJWTBPI5LDLI4XCKMVVOU5KE.jpg?auth=18da845e76b791a3108fd40e766714f8c5a0831f2c13110dbb334b5bb99d1151&width=414)
![La vida cambió para la pequeña Lilibet diez años después de nacer cuando su tío Eduardo VIII, que no llevaba ni un año en el trono, abdicó para poder casarse con Wallis Simpson. Esta imagen se realizó en julio de 1936, meses antes de la abdicación en diciembre, en la casa que los por entonces duques de York tenían en el número 145 de Piccadilly, en Londres.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CJULT5WBPVITPDURINKMMY54ME.jpg?auth=6c5dc3a8e52b8ed10f6312480c04ce2f283a9cc22ab77c1cd32324be60f4ea70&width=414)
![A diferencia de su hermano, Eduardo VIII, que en sus 325 días de reinado no llegó a ser coronado, Jorge VI, nombre que eligió al subir al trono, celebró su ceremonia de coronación en la Abadía de Westminster en Londres, el 12 de mayo de 1937. La fotografía muestra a la familia real dicho día junto a la reina María.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IOJ2IX7UC5MZ5DOORNSWSBE7C4.jpg?auth=776b896ea1ca9b0ed5530e47eb55c4209113a808883a8ddf956f6bb6f543fd9e&width=414)
![A los dos años de que Jorge VI fuera coronado, estalló la Segunda Guerra Mundial. La ya heredera lanzó, junto a su hermana Margarita, un mensaje de ánimo a todos los niños y jóvenes del imperio británico el 10 de octubre de 1940. Fue su primer discurso a la nación cuando contaba con 14 años.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GRQ6ILRVAZNM5MMM7U5ZNQH4MA.jpg?auth=89408753304dc6c1ec071c323c1d0c85967a812a101862e5a582baeabb76f4f0&width=414)
![Cuatro años después, la entonces princesa Isabel II ingresó en la rama femenina del ejército británico, en concreto se unió al servicio territorial auxiliar donde trabajó como mecánica. El día que se declaró el final de la guerra, la futura reina y su hermana salieron a celebrarlo mezclándose con la multitud que celebrara la victoria en las calles de Londres.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AQ2TBWQH3VONRDYLK7TKWV7QEI.jpg?auth=d23120961014a7cdc601069a8da3def31d330cf47e344f21949c2af94fccb64a&width=414)
![El 20 de noviembre de 1947, en la Abadía de Westmisnter y ante 2.000 invitados, la princesa Isabel daba el "sí, quiero", tras unos años de compromiso en secreto, al príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca, que renunció a su título y se convirtió al anglicanismo para poder casarse. Una unión que levantó suspicacias en Reino Unido por la estrecha relación de las hermanas de Felipe Mountbatten con el nazismo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NRWTUEXCIJJNBJVNGGCPSQIRWU.jpg?auth=a127becc5cc1c73e4625410bfdb83e8bd9ae04c063f9320524e0ecaf44514ea6&width=414)
![El primer hijo del matrimonio llegó apenas un año después de la boda. El príncipe Carlos, sucesor de su madre en el trono, nació en Londres el 14 de noviembre de 1948. Con él se aseguraba la continuación de la línea sucesoria. El 15 de agosto de 1950, llegó al mundo la princesa Ana.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SOAGFCZ3UNIKRCLL3O4CKCZKGM.jpg?auth=d15e44e14b03121029db90b737000d1f18d478098aaf4675cec157a45cd7cca0&width=414)
![Uno de los momentos más duros para Isabel II tuvo lugar el 6 de febrero de 1953, cuando murió su padre. La por entonces princesa se encontraba de viaje oficial en Kenia con su marido. Allí conoció que a partir de entonces era la Reina, un título que ha llevado 70 años.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SUUDY6HJ35LIJIPBYAC7UO4GGA.jpg?auth=e0a37420eb6e86bf65c40d481bf8dfc282af5b9c62197a81b769336b16ca0035&width=414)
![Isabel II, que entonces tenía 26 años, fue coronada el 2 de junio de 1953 en la Abadia de Westminster en una ceremonia que, por primera vez en la historia de este tipo de actos, fue retrasmitida por televisión.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JTOIHKSYGFIADFFPCV5BVVJ3LI.jpg?auth=c75e7412df2d45ed00d4425fd157a6ca80ce0ffd784fd94ebd8963e18f9b45a4&width=414)
![Siendo reina amplió su familia con dos hijos más, los príncipes Andrés, duque de York, y Eduardo, conde de Wessex, que nacieron en 1960 y 1964, respectivamente.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PMLW4RUHR5P3RJLRTPDWXCFE7Q.jpg?auth=8033dd00d4f9c3bf153d84b1c9ed0bf63f8c1f98ab63fcd37346af54d9f0f39a&width=414)
![Durante su reinado, Isabel II vivió momentos de felicidad y tranquilidad, pero también años complicados. Uno de ellos fue 1992, que ella mismo llegó a calificar como 'annus horribilis' en un discurso. Se unieron las separaciones de sus hijos Carlos, casado con Diana de Gales, y Andrés, con Sarah Ferguson, a un incendio que afectó a una gran parte del castillo de Windsor.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/3APQ5EHM5FMH5ND2BMNTAA2YGI.jpg?auth=614c6e3a279a92965a50f43c401917badca428109775edd7db9a0ec091bcd548&width=414)
![Otro momento difícil al que tuvo que enfrentarse la reina fue la muerte de Diana de Gales. Arreciaron las críticas por el tratamiento que la familia real había dispensado a la madre de los príncipes Guillermo, heredero al trono, y Guillermo. E incluso hubo voces que vieron una conspiración tras el accidente de tráfico que segó la vida de la conocida como princesa del pueblo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6NWXT4NU5RJNHEKAUNSBKA3S7Y.jpg?auth=1b6976ff481f5c2954f2f62060e09f52c9ee071b4a392ba88e02d5ef5375baff&width=414)
![Si algo demostró Isabel II a lo largo de sus siete décadas de reina es su capacidad de resistencia y de superar dificultades. Con el paso de los años, y la llegada de nuevos miembros a la familia real que dieron un aire fresco a la institución, la imagen de la monarquía fue mejorando entre los británicos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/OL4Z3TEL3NIPDL6J2LXXACWKMA.jpg?auth=9e410f6eb4a7cb56f22fef9da8f8aef2b6b66ce9cc5733f2c59f3e066ed6825c&width=414)
![Sin embargo, los últimos años de la reina han estado ensombrecidos por dos asuntos familiares que han hecho correr ríos de tinta. El primero de ellos la acusación a su hijo Andrés de abuso de menores. El asunto llegó a los tribunales, pero se celebró el juicio por un acuerdo secreto entre el duque de York y la mujer que lo acusaba. El segundo el conocido como Megxit, la salida como miembros séniors de la familia real del príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle. Los duques de Sussex llegaron a afirmar en una entrevista posterior que habían sufrido comentarios racistas por parte de algunos miembros de su familia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AKOTSXQZI5JVROJ3MUL4PSVETU.jpg?auth=162ed8e1d97e3163e1d5031aaa41bd08046be6d74659322c2fba21a08e330706&width=414)
![Sobreponiéndose una vez más a las adversidades, Isabel II celebró el pasado mes de junio sus 70 años en el trono con un Jubileo de Platino. Durante los diversos actos que se sucedieron en su honor ya se vio a una monarca con una salud débil y problemas de movilidad que le obligaban a moverse con un bastón. De hecho, no estuvo presente en la misa de Acción de gracias en la catedral de San Pablo y que estuvo presidida por su hijo Carlos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NV7HRPFJ3BIMTG3IGEICACZ4WQ.jpg?auth=8bb3b0eae4eb920df5b84c2dedaaa5b6925db33ece814d4314c182cdaf2fb796&width=414)
![El último acto público de la monarca tuvo lugar este martes cuando nombró a Liz Truss primera ministra de Reino Unido en su residencia de Balmoral, donde ha fallecido. Era la primera vez en todo su reinado que Isabel II llevaba a cabo este acto fuera del palacio de Buckingham. En sus siete décadas en el trono, ha tenido 15 primeros ministros.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XV6IJ4BXRFP7BJXDPPLICWWLVU.jpg?auth=b59ffc847362fab613e6ac25d4453c113c020a6c9e02d7839c9c37634dce8fdc&width=414)
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GLYZENQOQFIQ3K3GYJNQJ6DWMY.jpg?auth=659d036a66940be63e4b1f2940dafb4df756f372092b0c1685785cb67176f0fb&width=414)
Conviene deshacer un equívoco: dentro de un margen estrecho, saltándose a veces los límites, recurriendo a un poder paradiplomático único en el mundo, la reina defendió sus ideas políticas. Eran más progresistas de lo que cabía suponer.
Nunca hubo una Constitución británica que sirviera como guía y refugio para Isabel II, ni hubo un manual de instrucciones para ejercer como recipiente de lo que se definió como “17 reinos reunidos en una sola persona”. Las complicaciones de su padre, Jorge VI, en 1939, cuando estaba en guerra con Alemania como monarca del Reino Unido, pero mantenía buenas relaciones con Alemania como monarca canadiense, no fueron nada en comparación con las que tuvo que afrontar ella.
Hay numerosos ejemplos. En 1956, la reina novata era contraria a la invasión del canal de Suez y firmó muy a desgana la movilización de tropas (lo hizo en una cuadra), simplemente porque gracias a su red de contactos de la Commonwealth y a su amistad personal con el presidente de Estados Unidos, Dwight Eisenhower, estaba mejor informada que el lamentable primer ministro Anthony Eden. Isabel II tuvo que tragarse el fiasco de la retirada.
![El presidente de Suráfrica, Nelson Mandela, acompaña a la reina Isabel II de Inglaterra en una carroza, en Londres, durante el primer día de la visita oficial del mandatario surafricano al Reino Unido, el 9 de julio de 1996.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WXF33JQCEJL3ZAFFBDTEZTSOBE.jpg?auth=bf016c9775f6acc6df57c8ca68ecd89b835512952ecb48868af7b1a06b46a6b9&width=414)
En la década siguiente, la reina hizo frente común con el primer ministro Harold Wilson para impedir la independencia de Rodesia (hoy Zimbabue) mientras subsistiera el régimen racista. Ian Smith, primer ministro rodesiano, no dejaba de proclamar su amor y lealtad hacia Isabel II; ella le respondía una y otra vez con muestras de desprecio. El apartheid de Rodesia acabó cayendo.
Para entonces, Dermot Morrah, célebre editorialista de The Times y redactor de discursos reales, ya había sentenciado que la monarquía británica se sostenía casi exclusivamente por el prestigio personal de Isabel II. Ella, con su Commonwealth, y la City financiera (que representa el 12% de la economía británica, tanto como el turismo en España) conformaban el llamado “imperio espiritual”: un ámbito de influencia de alcance planetario.
Suele decirse que las relaciones entre Isabel II y Margaret Thatcher eran muy frías. En realidad, mantuvieron un continuo enfrentamiento político. Porque Isabel II hacía política. Cuando vestía el traje de reina británica, era el Gobierno de Londres quien ponía las palabras en su boca. Cuando se transformaba en cabeza de la Commonwealth, era ella quien hablaba. Desde finales de los ochenta, la reina aprovechó cada reunión de su “club internacional” para advertir sobre los riesgos de las crecientes desigualdades económicas y sociales en el mundo; a Thatcher eso le sonaba a socialismo.
El peor choque entre ambas mujeres llegó en 1986. La Commonwealth exigió sanciones contra el régimen racista de Sudáfrica. Thatcher se negó rotundamente. Para ella lo único importante eran las relaciones económicas con Sudáfrica. Al margen de eso, la dama de hierro consideraba que Nelson Mandela, el encarcelado líder de la mayoría negra, era un terrorista. Mientras Thatcher ignoraba a Mandela, Isabel II mantenía con él contactos indirectos.
Diez años más tarde, en 1996, ya sin Thatcher, Isabel II dispensó a Mandela un trato de honor en su primer viaje oficial a Londres: le alojó en el palacio de Buckingham (aunque nunca se sabe si es un premio alojarse en el palacio real más feo y triste de Europa), lo acompañó a todas partes y, sobre todo, permitió que el presidente sudafricano la llamara “Lizzie”.
![La reina Isabel II y su esposo, Felipe de Edimburgo, junto al entonces presidente estadounidense, Ronald Reagan, y la primera dama, Nancy Reagan, en marzo de 1983 en Rancho del Cielo, al norte de Santa Bárbara (EE UU).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AZPZ35EMURN3LLKCQDOCNK3GAI.jpg?auth=0a7b674988578348476ba7090872a453599c9ffa0d230b7f043d3498800d2d36&width=414)
Otro frente de permanente tensión política entre monarquía y Gobierno se abrió en 1961, cuando Downing Street decidió pedir el ingreso en las instituciones europeas. Los principales dirigentes de la Commonwealth se quejaron ante Isabel II, porque eso dejaba en letra muerta los tratados preferenciales que mantenían con el Reino Unido. El presidente francés, Charles de Gaulle, vetó la adhesión británica y aplazó el problema hasta la siguiente década. Pero una buena parte de los súbditos de Su Majestad siempre se opuso a lo que se llamaba el Mercado Común. Temían perder su independencia, representada precisamente por la reina. Isabel II, como sus sucesivos gobiernos, se vio obligada a hacer equilibrios.
¿Qué pensaba Isabel II sobre la construcción europea? Jamás pudo decir nada en público. Quizá tampoco lo dijo en privado. Se permitió, sin embargo, lanzar un mensaje codificado. En 2017, poco después del referéndum que dio luz verde al Brexit, acudió a la apertura del Parlamento con un sombrero que nunca había lucido antes: era azul con estrellas amarillas, igual que la bandera de Europa.
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