Regresa la calma a Bagdad tras la retirada de los seguidores del clérigo chií Al Sadr
Las revueltas iniciadas el lunes han causado al menos 35 muertos y 250 heridos después de que los simpatizantes del líder religioso asaltaran el Palacio Presidencial
La situación en Bagdad y en el resto de Irak volvió a la calma en la tarde de este martes tras los disturbios iniciados el lunes, en los que han muerto al menos 35 personas y más de 250 han resultado heridas, después de que el influyente clérigo chií Muqtada al Sadr ordenara a sus seguidores retirarse del centro de la capital. Los violentos enfrentamientos entre milicias afines al religioso y grupos rivales en el país árabe se desencadenaron después de que Al Sadr anunciara su retirada de la política. “Si en 60 minutos no se retiran de la sentada frente al Parlamento, dejaré de ser parte de la corriente sadrista”, instó este martes el clérigo de 58 años, en un discurso de apenas seis minutos en Nayaf, su ciudad natal ubicada en el sur de Irak. “Pido disculpas al pueblo iraquí, ya que es el único perjudicado por lo que está ocurriendo”, dijo el líder chií.
El lunes, horas después de que Al Sadr anunciara su retirada de la política, sus acólitos, que llevaban acampados desde hace un mes frente al Parlamento, entraron al Palacio Presidencial, en la denominada Zona Verde, donde se ubican las sedes del Gobierno y otras instituciones políticas iraquíes. Solo unos minutos después las fuerzas de seguridad iraquíes anunciaron el levantamiento del toque de queda impuesto desde la víspera en todo Irak y en el transcurso de dos horas la calma se había restablecido en la Zona Verde.
Las fuerzas de seguridad iraquíes han informado de que las milicias implicadas en los enfrentamientos han utilizado incluso armas de guerra, como los cuatro misiles que impactaron este martes por la mañana en un complejo de viviendas de la Zona Verde, precisó en un comunicado la Célula de Información de Seguridad del Gobierno iraquí. Ese organismo detalló que los proyectiles habían sido lanzados desde las áreas de Al Habibiya, en Ciudad Sadr, una zona densamente poblada y de mayoría chií en el este de Bagdad, y de la barriada de Al Baladiyat.
Desde las elecciones anticipadas de octubre pasado, Irak está sumido en una grave parálisis política que se remite a los enfrentamientos por el reparto del poder entre bloques de la mayoría chií que ha gobernado el país árabe desde la invasión estadounidense de 2003. Sairún (Caminantes), la formación dirigida por Al Sadr, consiguió hacerse en las urnas con el mayor número de escaños: 73 de los 329, lo que no fue suficiente para formar Gobierno sin sus principales rivales chiíes, la mayoría alineados con Irán. El presidente de Irak, Barham Salih, ha propuesto en un discurso este martes la celebración de elecciones parlamentarias anticipadas para sortear el caos en que ha derivado el anuncio de la retirada política de Al Sadr. Salih, que ha aludido a la elevada abstención de las elecciones de 2021, cree que es momento de sacar de nuevo las urnas como forma de garantizar la estabilidad social y política y emprender las reformas que viene reclamando en las calles la ciudadanía, cada vez con más contundencia. Horas después, el primer ministro del país, Mustafa al-Kadhimi, afirmó que está dispuesto a dejar su puesto si no se resuelve la difícil situación política.
Las divergencias entre los seguidores de Al Sadr y sus rivales proiraníes cristalizaron en su incapacidad de ponerse de acuerdo para elegir a un nuevo presidente y a un primer ministro. Según el reparto de los cargos pactado tras el derrocamiento de Sadam Husein, el puesto de primer ministro lo ocupa un miembro de la mayoría chií; la presidencia, un kurdo; y la presidencia del Parlamento, un suní. En junio, los diputados sadristas dimitieron en bloque por orden de su líder. El 27 de julio sus partidarios salieron a las calles y asaltaron el Parlamento, en protesta por la propuesta de primer ministro de sus rivales. Desde entonces, habían permanecido acampados ante su sede.
Los violentos enfrentamientos entre milicias afines al clérigo chií y grupos rivales en la capital iraquí han llevado a Irán a cerrar sus fronteras con Irak este martes por la mañana y aconsejar a sus ciudadanos que eviten viajar al país vecino, según fuentes oficiales citadas por Reuters. Sin embargo, en torno a las 17.00 hora local (14.30 en la España peninsular), Teherán ha anunciado la reapertura de los pasos fronterizos. Los disturbios y el anuncio de las autoridades iraníes llegaron cuando faltan dos semanas para la que se considera la mayor peregrinación religiosa del mundo: el Arbaín (cuarenta en árabe), que se celebra cada año en la ciudad iraquí de Kerbala y que congrega a millones de chiíes. De esos millones de fieles, muchos son iraníes. La peregrinación del Arbaín debe su nombre a que se celebra el cuadragésimo y último día del luto después de la Ashura, la festividad más importante del calendario chií, que conmemora el martirio en Kerbala del tercer imán chií, Huseín Ibn Ali. Este año, el Arbaín se celebra el 16 y el 17 de septiembre.
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