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México invertirá 1.500 millones de dólares en modernizar la frontera con EE UU

Los presidentes mexicano y estadounidense se reúnen en la Casa Blanca para tratar los retos comunes en materia migratoria y económica

Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, durante su encuentro en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el 12 de julio de 2022.
Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, durante su encuentro en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el 12 de julio de 2022.Susan Walsh (AP)

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha pedido este martes a su homólogo, Joe Biden, durante una reunión en el Despacho Oval, que facilite la entrada a Estados Unidos de los trabajadores mexicanos y centroamericanos “más cualificados”, “para apoyar” la economía. La migración ha sido uno de los temas centrales de un encuentro que, sobre todo, ha servido para escenificar un acercamiento tras los últimos roces en la relación bilateral. Entre los pocos acuerdos concretos anunciados este martes destaca el compromiso de México en invertir 1.500 millones de dólares en proyectos de infraestructura para modernizar la frontera. El dinero será parte de un fondo conjunto con EE UU para “hacer más seguro y eficiente el flujo comercial y de personas”, según el anuncio oficial de la Casa Blanca.

La aportación estadounidense saldrá de una partida general dedicada a infraestructura, de más de un billón de dólares, anunciada a finales del año pasado por Biden como parte de su gran apuesta para reactivar la economía tras la pandemia. De ese total, más 3.000 millones irán destinados “a 26 grandes proyectos de renovación de aduanas y puestos fronterizos”. La relación comercial ha vuelto a marcar las recetas para atajar la migración. México se ha comprometido a comprar a EE UU 20.000 toneladas de leche en polvo para “ayudar a las familias de las comunidades rurales”, así como otro millón de toneladas de fertilizantes para “los granjeros y pequeños productores”.

“Lo digo de manera sincera y más respetuosa: es indispensable para nosotros regularizar y dar certeza a los migrantes que durante años han vivido y trabajado de manera muy honesta y también están contribuyendo al desarrollo de esta gran nación”, ha añadido López Obrador, que llevaba escritas sus declaraciones, y ha hablado durante 31 minutos hasta que ambos mandatarios se han quedado a solas para celebrar la reunión bilateral prevista.

El presidente estadounidense, por su parte, ha intervenido durante 10 minutos en un encuentro que ha comenzado a las 11.30 en la Casa Blanca. “Yo sé que sus adversarios, los republicanos, van a gritar ante esta perspectiva…”, le ha dicho López Obrador, “pero sin un programa audaz… no será posible resolver los problemas. La salida no es a través del conservadurismo. La salida es a través de la transformación. Tenemos que ser audaces en nuestras acciones”.

López Obrador ha explicado que lo que está proponiendo a Estados Unidos es “algo similar” a la “cooperación de la era de la Segunda Guerra Mundial”, y ha señalado que el tratado de libre comercio para América del Norte (T-MEC) todavía deja “márgenes para que intensifiquemos nuestra relación bilateral”. “Debemos recordar que el desarrollo de nuestras naciones depende fundamentalmente de nuestra capacidad productiva”, dijo. El mandatario mexicano recordó la estrecha relación entre ambos vecinos. México es el segundo socio comercial de EE UU. “Desde que comenzó la crisis energética, México ha destinado el 72% de sus exportaciones de crudo a Estados Unidos”, ha dicho.

Acciones contra la inflación

López Obrador también enfatizó la necesidad de hacer frente a la crecida de la inflación, un problema con muchos vasos comunicantes entre ambas economías dada su profunda interconexión. “Mientras esperamos que bajen los precios o la gasolina en los Estados Unidos, hemos creído necesario permitir a los estadounidenses que viven cerca de la frontera ir a buscar su gasolina en nuestro lado a precios más bajos”. Después, López Obrador sugirió una solución: “bajar los precios para los consumidores en nuestros dos países”. El presidente mexicano ya ha puesto en marcha en su país un programa de subsidios al combustible con el objetivo de atemperar los precios. Durante la cita de este martes, López Obrador propuso también un plan de inversión público-privado conjunto para producir más.

Cuando ha llegado el turno de Biden, este ha reconocido que está “de acuerdo” con su invitado. “Necesitamos trabajar más juntos”, ha añadido. “Trabajando con México”, al que ha definido como un gran país”, “podemos ayudar a resolver los problemas de ambos”. Biden ha subrayado voluntad de fortalecer los puentes entre ambas Administraciones sin obviar, en todo caso, las tensiones diplomáticas recientes. “A pesar de los titulares que vemos en la prensa, considero que nuestra relación es muy sólida”. La negativa de López Obrador a acudir el mes pasado a la cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles, bajo la justificación de que no fueran invitados también Cuba, Nicaragua y Venezuela ha sido una de las últimas piedras en el zapato.

En otro roce reciente, López Obrador salió la semana pasada en defensa de Julian Assange, cuya extradición a EE UU ha aprobado ya el Gobierno británico, aunque aún cabe un último recurso. El presidente mexicano aseguró entonces que intercederá a favor del fundador de Wikileaks durante su visita a la Casa Blanca. Y llegó a decir en una de sus cáusticas intervenciones que “si lo condenan a pena máxima y a morir en prisión, hay que empezar la campaña de que se desmonte la estatua de la libertad”. Meses antes, el caballo de batalla había sido la polémica reforma eléctrica mexicana, que merma la operación de muchas empresas estadounidenses. La política energética mexicana fue el principal motivo de las repetidas visitas del enviado de Biden para el cambio climático, John Kerry.

Más visas de trabajo

Es la segunda vez que Biden y López Obrador se ven en persona. La primera fue en noviembre pasado, en el marco de una reunión trilateral a la que se sumó Canadá (un grupo que coloquialmente se conoce en los círculos geoestratégicos como los Three Amigos), para tratar los temas de interés común en la región norteamericana. Entonces, López Obrador, que había hablado con Biden por videoconferencia en marzo y visitó a su predecesor en la Casa Blanca, Donald Trump, en 2020, encuentro en el que surgió una sintonía inesperada entre ambos líderes, pidió a su homólogo estadounidense que impulsara la reforma migratoria con una ley que, atascada en el Congreso, supondría la regularización de 11 millones de indocumentados. Biden se comprometió este martes a ampliar los programas de visas temporales de trabajo, que el año pasado superaron los 300.000 documentos emitidos.

Sobre la visita de estos días planea la reciente tragedia de San Antonio, localidad donde fueron hallados 53 migrantes muertos, asfixiados en el interior de un camión; 27 de ellos eran mexicanos. La noticia certificó que Estados Unidos se encuentra en medio de una temporada récord para la inmigración (mayo rompió las marcas de entradas ilegales al país con más de 239.000) y que los intentos de acceder son cada vez más peligrosos y desesperados, ante el endurecimiento de los controles en las fronteras. Los mexicanos, además, vuelven a ser la nacionalidad que más trata de entrar de manera irregular en el país.

El día había comenzado con un desayuno en la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, vicepresidenta de Estados Unidos, situada en los terrenos del Observatorio Naval, al noroeste de Washington. Ambos políticos exhibieron una sintonía que no dudaron en definir como “amistad” en su tercera cita en año y medio (las anteriores fueron en México en junio de 2021 y en noviembre en Washington). Este martes trataron “las causas fundamentales de la migración centroamericana”. La vicepresidenta ha tomado especial interés en ese tema en el seno de la Administración de Biden, que la envió a una gira por la región el año pasado.

El presidente mexicano llegó el lunes acompañado por su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, en un vuelo comercial a la capital de Estados Unidos, donde se hospeda en un hotel y no, como acostumbra, en la residencia del embajador, Esteban Moctezuma, a quien tan decisiva ocasión ha sorprendido de baja por coronavirus. Al matrimonio lo acompaña una comitiva que incluye al canciller Marcelo Ebrard, que estaba previsto que concediera una conferencia de prensa en la Embajada el final de la jornada, y a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier Carrillo, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, y el titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Yáñez. El orden del día para López Obrador lo completaba una visita a los monumentos a Martin Luther King y al memorial dedicado al presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945).

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