Scholz se la juega en las cruciales elecciones del mayor Estado alemán
Socialdemócratas y democristianos están a la par en las encuestas, con una ligera ventaja de la CDU, en el ‘land’ de Renania del Norte-Westfalia
Renania del Norte-Westfalia, el land más rico y poblado de Alemania, emblema del auge y declive de su poderosa industria del carbón y el acero, va a las urnas este domingo. Son unas elecciones regionales y en esa clave van a votar los casi 13 millones de electores —de un total de 18 millones de habitantes—, pero lo que ocurra en este Estado federado marcará los próximos compases de la política nacional. El canciller, Olaf Scholz, también se juega mucho. Una victoria socialdemócrata reafirmaría su liderazgo a los cinco meses de su toma de posesión. Una derrota se interpretaría como un rapapolvo por su gestión de la crisis de Ucrania.
Las encuestas sitúan a socialdemócratas y democristianos muy igualados, pero con una ligera ventaja de entre tres y cuatro puntos para los segundos en estos comicios llamados “elecciones federales en miniatura”. El SPD ronda el 29% mientras la CDU alcanza el 32% según la última encuesta para la cadena pública ZDF. Renania del Norte-Westfalia, que acoge una de las mayores concentraciones industriales de Europa a orillas de los ríos Rin y Ruhr, siempre fue un Estado de izquierdas. El SPD gobernó 45 de los 50 años anteriores a 2017, cuando la CDU de Angela Merkel le arrebató por sorpresa su mayor bastión.
Recuperarlo ha sido una de las prioridades del canciller, que ha acompañado al candidato socialdemócrata, Thomas Kutschaty, de 53 años, en varios actos de campaña pese a lo apretado de su agenda internacional. Scholz incluso posa en algunos carteles electorales al lado de Kutschaty, algo que no se estila en la política alemana. Su implicación tiene una doble lectura: si gana el SPD, será porque el candidato tiene apoyo y línea directa con el canciller; si pierde, se interpretará que le ha arrastrado la baja popularidad de Scholz por su gestión durante la guerra en Ucrania.
El SPD necesita recuperarse de la dolorosa derrota de 2017, pero también hay mucha presión para los democristianos, que todavía se están lamiendo las heridas tras las elecciones generales del pasado septiembre. El candidato que presentaron, Armin Laschet, era el ministro presidente de Renania del Norte-Westfalia, y tuvo un resultado tan desastroso que ni siquiera en su land consiguió superar a los socialistas. La CDU presenta ahora a Hendrik Wüst, de 46 años, que heredó el cargo de Laschet el otoño pasado. Con poco más de medio año al frente del Gobierno renano, apenas le ha dado tiempo a convencer a sus conciudadanos de las bondades de su gestión. Las “elecciones de los candidatos desconocidos”, las ha apodado algún comentarista.
En Berlín se mira a Düsseldorf —capital del Estado— como el primer gran examen al Gobierno de coalición que formó Scholz con los verdes y los liberales. La respuesta a la invasión rusa de Ucrania, la inflación desbocada y la crisis energética que ha desencadenado el esfuerzo de Alemania para sacudirse la dependencia de los hidrocarburos rusos estarán en la mente de los electores renanos.
Las elecciones alemanas más importantes del año van a ser el termómetro en el que leer si la predicción que hizo Scholz tras ganar el año pasado —habló de forjar “una década socialdemócrata”— se cumple. De momento, los dos comicios regionales ya celebrados este año han quedado en empate. El SPD ganó en el Sarre en marzo, pero la semana pasada se llevó un batacazo en Schleswig-Holstein, donde obtuvo el peor resultado de su historia y quedó por detrás de Los Verdes, en tercer lugar.
Allí Daniel Günther, un joven valor de los democristianos, aprovechó su popularidad para hacer campaña prácticamente en solitario sin apelar a las siglas del partido. Pero la situación ahora es muy distinta porque el candidato es muchísimo menos popular. Por eso el presidente de la CDU, Friedrich Merz, que procede de Renania, ha emulado a Scholz y también se ha involucrado en los actos de campaña. Para el líder de la oposición se trata de una prueba de fuego. Necesita reafirmar su liderazgo con vistas a la carrera de fondo hacia las próximas generales, en 2025. Perder elecciones regionales restaría puntos a su posible candidatura a canciller.
Wüst gobierna actualmente en coalición con los liberales del FDP, a los que las encuestas están dando un resultado muy modesto, alrededor del 7 u 8% de los votos. Es probable, por tanto, que el socio menor para la próxima legislatura sean Los Verdes, con el doble de intención de voto (16-17%), lo que también lanza un mensaje a escala federal. El partido ecologista está mejorando sus resultados en todas las elecciones regionales, en paralelo a los índices de aprobación que están cosechando sus ministros en Berlín. Robert Habeck, vicecanciller y ministro de Economía y Clima, y Annalena Baerbock, titular de Exteriores, son según las últimas encuestas los políticos más populares del país, por encima del canciller. Como ocurrió con las generales de septiembre, Los Verdes tendrán la llave del próximo Gobierno en Renania.
Como suele ocurrir con las elecciones estatales alemanas, los temas de campaña se han centrado sobre todo en las preocupaciones del día a día. La CDU ha prometido más policías, maestros y personal sanitario, mejorar las infraestructuras para que todos los municipios de más de 20.000 habitantes tengan buena conexión de tren o de autobús exprés y la exención de impuestos para la instalación de paneles solares. El SPD ha puesto el foco en los puestos de trabajo, la vivienda asequible y la educación, e insiste en que Renania debe ser climáticamente neutral “pero sin desindustrializarse”.
El cierre de la mayoría de las minas de carbón en los años ochenta dejó un reguero de desempleo en la región e impulsó una reconversión forzada. Hoy la actividad minera que hizo próspera la cuenca del Ruhr ha dado paso a otros sectores, como el financiero. Si fuera un país independiente, este land sería líder mundial en exportaciones, presume el Gobierno regional en su web oficial. En Renania tienen su sede 37 de las 100 mayores empresas alemanas, entre ellas la farmacéutica Bayer, en Leverkusen o Deutsche Telekom, en Bonn. La tasa de paro, sin embargo, es de las más altas de Alemania, del 6,6%, cuando la media del país está en el 5%.
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