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La tragedia del Saratoga sigue creciendo: ya suman 42 muertos y tres personas siguen desaparecidas

Entre los fallecidos por la explosión en un hotel de La Habana hay cuatro niños, una embarazada y una turista española. No se tienen noticias de varios trabajadores del alojamiento

Rescatistas trabajan en los escombros del hotel Saratoga, en el centro de La Habana
Rescatistas trabajan en los escombros del hotel Saratoga, en el centro de La Habana, este lunes 9 de mayo.YAMIL LAGE (AFP)

Los peores pronósticos se han cumplido. La violenta explosión originada por una fuga de gas que destruyó el viernes el hotel Saratoga, en el corazón de La Habana Vieja, ha provocado una tragedia que crece a medida que pasan las horas: ya son 42 los muertos confirmados, incluidos cuatro menores de edad y una mujer embarazada, además de la turista española Cristina López-Cerón Ugarte, de 29 años y natural de Viveiro (Lugo), cuyos restos serán repatriados a Galicia en los próximos días. Su novio, el coruñés César Román Santalla, un año mayor, está en estado grave, pero tras ser intervenido quirúrgicamente en un hospital de la capital cubana se encuentra estable, está consciente y empieza a recuperase, dijo el cónsul general español en La Habana, José Antonio Hernández Pérez-Solórzano, que informó que sus familiares ya están junto a él en La Habana.

Según el último parte oficial, 18 heridos continúan ingresados en diferentes hospitales, de los cuales 13 son adultos y cinco niños. En total, siete personas están en estado crítico y dos han sido reportadas como graves. La cifra de víctimas mortales podría crecer aún más en los próximos días, pues, según las autoridades, todavía hay tres trabajadores del Saratoga desparecidos y podrían estar atrapados bajo los escombros en el sótano y las zonas bajas del hotel, donde en estos momentos los bomberos y fuerzas de rescate trabajan sin descanso para encontrar posibles sobrevivientes, si bien las esperanzas son escasas 72 horas después de la explosión. En el momento del accidente, se encontraban en el establecimiento 51 empleados. En la noche del domingo y el lunes, los rescatistas recuperaron nueve cadáveres.

El Saratoga, un hotel de lujo de 96 habitaciones, llevaba cerrado dos años debido a la pandemia y su reapertura estaba planificada para el 10 de mayo. Al parecer, fue en las labores de reacondicionamiento de la instalación cuando se produjo al accidente, mientras un camión cisterna suministraba gas licuado al establecimiento y una fuga hizo estallar los depósitos de almacenamiento. Uno de los sobrevivientes, que trabajaba en cocinas, dijo que durante las operaciones de suministro percibió una fisura en una de las mangueras por donde se escapaba el gas, y momentos después se produjo la explosión, que hizo estallar los depósitos de combustible del inmueble y provocó el derrumbe de varias plantas del edificio, de seis alturas, dejando sepultadas a decenas de personas, coches y autobuses bajo una montaña de cascotes que en algunos lugares alcanzó casi la altura de una planta del inmueble.

La Habana, y la isla entera, quedaron conmocionadas por las terribles consecuencias de la explosión del Saratoga. Se trata de la peor tragedia de este tipo ocurrida en Cuba en décadas. El presidente, Miguel Díaz-Canel, dijo que se investiga ahora si fue un fallo humano o técnico el que desencadenó la desgracia, de la que, dijo, “hay que sacar experiencias para evitar que sucesos similares se repitan”.

La explosión del hotel, situado frente al Capitolio Nacional, al comienzo del Paseo del Prado, una zona muy concurrida y donde hay numerosos comercios y una escuela, ocurrió el viernes sobre las 11 de la mañana, hora local. En el momento de la explosión, cientos de personas se encontraban en los alrededores del Saratoga, y desde la difusión de las primeras imágenes se apreció que los daños, humanos y materiales, serían inmensos. El estallido echó abajo parte de la fachada y provocó el derrumbe de parte de la instalación, afectando severamente a dos edificios de viviendas colindantes, y provocando daños de diversa consideración en otros veinte.

Las brigadas de rescate y salvamento continúan trabajando en el sótano del hotel retirando los escombros y tratando de llegar a las zonas donde se piensa que podrían estar los trabajadores desaparecidos. Sin embargo, el derrumbe de los suelos de la planta baja dificultan las tareas y la maquinaria pesada no puede trabajar con la rapidez que se quisiera por temor a golpear la inestable estructura del edificio, que corre serio riesgo de derrumbe.

El Gobierno cubano valoró inicialmente la posibilidad de que se tratara de un atentado, pero el propio Díaz-Canel lo desestimó poco después. “No ha sido ni una bomba ni un atentado, ha sido un lamentable accidente”, confirmó el mandatario cubano, que señaló que las familias afectadas por los destrozos ocasionados por la explosión han sido trasladadas a “lugares seguros mientras se realizan acciones de recuperación”. “Estamos centrados en la atención a las personas, a los familiares de los fallecidos y también de quienes se encuentran hospitalizados. El trabajo de las instituciones de salud y equipos de rescate y salvamento ha sido inmediato”, dijo Díaz-Canel, señalando que el país estaba “conmocionado”.

El embajador español, Ángel Martín Peccis, y el cónsul general, José Antonio Hernández Pérez-Solórzano, se ocupan en estos momentos de de que los restos de la turista española fallecida, que era graduada de Economía y empleada del banco online Abanca, sean repatriados cuanto antes. Cristina López-Cerón Ugarte y César Román Santalla habían llegado a la isla a pasar unas vacaciones y paseaban por la zona del Saratoga cuando se produjo la explosión y recibieron el golpe de la onda expansiva.

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