_
_
_
_
Elecciones en Colombia
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fico, el todopoderoso candidato de la derecha colombiana

Federico Gutiérrez representa a esa derecha en trance de reinventarse que todavía evoca a Uribe porque no ha podido destetarse de su sombra

Federico "Fico" Guitiérrez, candidato a la Presidencia por la coalición Equipo por Colombia
Federico "Fico" Guitiérrez, candidato a la Presidencia por la coalición Equipo por Colombia.Carlos Ortega (EFE)
María Jimena Duzán

Apareció finalmente el candidato que puede darle la pelea a Gustavo Petro, el candidato de izquierda que sigue imparable en las encuestas y que tiene sin habla a la derecha colombiana tan acostumbrada a que las cosas sigan como están. Su nombre es Federico Gutiérrez, un político entrador, de 47 años, de pelo largo y con apariencia de bacán. Va de jeans y de tenis y se presenta como el candidato de la gente. No sobresale por sus ideas, pero le sobra la buena vibra. Es el candidato chévere de esta temporada electoral.

Ahora, si uno pone la lupa sobre esta candidatura, se da cuenta de que Federico Gutiérrez no es propiamente el candidato de la gente, sino del establishment. Se presenta como independiente, pero en realidad es el candidato de los grandes empresarios y de poderosos clanes familiares como el de los Char. Es también el candidato de la coalición del Gobierno Duque, con todo lo que eso significa. Sus nexos con el expresidente Álvaro Uribe son tan estrechos que se ha llegado a decir que Fico fue siempre el gallo tapao de Uribe en esta campaña.

Sus primeros pasos en la política los inició en la U, el primer partido que fundó el expresidente Álvaro Uribe. En el 2015, en su segundo intento por llegar a la alcaldía de Medellín, lo hizo por un movimiento independiente y ganó. Sin embargo, en su discurso de posesión le dedicó el triunfo al expresidente Uribe y anunció que lo iba a nombrar como asesor de seguridad. Como alcalde, ejerció el poder siguiendo el modelo de Álvaro Uribe, quien ejercía la presidencia como si fuera el ministro de la guerra. Fico solía salir en moto a buscar a los bandidos por las calles de Medellín y despachaba desde los barrios populares, como si fuera un sheriff. Él asegura que en su administración redujo la tasa de homicidios, pero sus críticos muestran un estudio de seguridad en el que se ve que las muertes se incrementaron.

“Fico”, así le gusta que lo llamen, también es un político sui generis: no tiene ninguna investigación en la fiscalía ni en los demás órganos de control, cosa muy rara en Colombia, donde a nadie se le niega una investigación. En diciembre pasado se presentó como candidato independiente a la consulta de la derecha y aunque no despegó en las encuestas, ganó con una votación importante de cerca de dos millones ciento sesenta mil votos.

Como candidato de la derecha, Fico tiene la misión de derrotar en las urnas a Gustavo Petro, quien salió electo como candidato de la coalición de izquierda con una votación de cerca de cuatro millones quinientos mil votos, más del doble de la que obtuvo Fico. No la tiene fácil. Sucede que la derecha colombiana que lo puso en hombros está en crisis. No sabe cómo vestirse ni cómo hablarle a Colombia porque se quedó sin narrativa. Su fuente de inspiración, que era el expresidente Uribe, resultó derrotado en las pasadas elecciones del 13 de marzo y su desinfle lo tiene en la orfandad. Tampoco tiene interés en ese país que hoy quiere el cambio, una palabra que la derecha colombiana todavía asocia con el castrochavismo, esa mentira que ellos mismos se inventaron para mantener el status quo.

De cierta manera, Federico Gutiérrez representa a esa derecha en trance de reinventarse que todavía evoca a Uribe porque no ha podido destetarse de su sombra. No es una coincidencia el hecho de que Fico sea “paisa” –así se les dice a los oriundos del departamento de Antioquia– como el expresidente Uribe, ni que el exalcalde tenga su mismo acento. Tampoco causa sorpresa que su coalición conocida como equipo Colombia sea una selección de la Colombia patriarcal, integrada por hombres blancos y católicos que se oponen al reciente fallo de la Corte Constitucional que despenalizó en Colombia el aborto hasta la semana 24.

Fico ha criticado a otros alcaldes de Medellín por haber desarrollado una política de acercamientos con la mafia como vía para reducir la violencia en los barrios, pero se le olvida que su secretario de seguridad, Gustavo Villegas, fue capturado por haber hecho una reunión con los capos de la oficina de Envigado, la poderosa organización mafiosa que controla varias partes de Medellín, que tenía el propósito de ver si se podían hacer acuerdos para reducir los homicidios. Fico niega hasta hoy que su exsecretario de seguridad estuviera en esas, pero las evidencias de sus nexos con el bajo mundo en Medellín siguen saliendo en los medios. Lo malo no es hacer reuniones con la mafia con el propósito de salvar vidas. Lo malo es negarlo y acusar a otros exalcaldes de lo mismo que él pudo haber hecho.

Fico no tiene muchos seguidores en Twitter ni en TikTok, pero sabe de bodegas. Eso quedó claro cuando varios periodistas denunciaron que desde su alcaldía se crearon perfiles y cuentas falsas en redes sociales para defender al expresidente Uribe y atacar a los detractores de Fico, entre los que estaba el propio Gustavo Petro. El estratega detrás de esta bodega de Fico se llamaba Mateo Gómez Vahos, el mismo que hoy maneja la estrategia digital de su campaña.

La derecha colombiana no pasa por su mejor momento, pero está lejos de estar derrotada. De hecho, en las elecciones del 13 de marzo retuvo las mayorías en el Congreso, un desempeño nada malo para una derecha que tiene que cargar con la mala imagen del expresidente Uribe y de su mayor decepción, Iván Duque.

Sin embargo, el escenario al que hoy se enfrenta Fico, es muy distinto al de hace cuatro años, cuando el miedo a Petro eligió a Iván Duque. El miedo a Petro ya no intimida a los votantes y la derecha de Fico está apoltronada en el poder. Tiene en el bolsillo a los órganos de control, entre los cuales está la registraduría, la entidad encargada de realizar las elecciones y no necesita de narrativas que exacerben el odio y el miedo, sino de candidatos como Fico que evoquen a Uribe sin tener que cargar el lastre de su desprestigio.

En ese sentido, Fico, que va liviano de equipaje, es el mejor candidato que puede tener una derecha ligera de ideas, pero poderosa, que va a hacer todo por no dejarse sacar del poder. Esto apenas comienza.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_