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El temor al envenenamiento sobrevuela la reunión de Estambul para lograr un alto el fuego en Ucrania

Erdogan no estrechó la mano de sus invitados y a la delegación ucrania se le pidió no beber ni comer nada tras la denuncia de un supuesto envenenamiento con agentes químicos

Guerra Ucrania
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania celebradas este martes en el palacio presidencial de Estambul.DPA vía Europa Press (Europa Press)
Andrés Mourenza

Un temor incómodo sobrevoló la reunión de este martes entre las delegaciones rusa y ucrania en Estambul: el fantasma del envenenamiento. La víspera de las negociaciones, el diario estadounidense The Wall Streeet Journal publicaba que el oligarca ruso Roman Abramóvich y al menos dos miembros del equipo negociador ucranio, de los que únicamente citó al diputado ucranio de etnia tártara Rustem Umerov, habrían sufrido síntomas compatibles con un envenenamiento a inicios de mes, del que posteriormente se recuperaron. También el colectivo Bellingcat, que ha investigado varios casos de envenenamientos de disidentes rusos, afirmó que había sido contactado por los miembros de la delegación ucrania para buscar expertos que certificasen lo ocurrido, que el grupo investigador atribuye a un agente químico.

La reunión en Turquía se celebró en la oficina que posee el presidente Recep Tayyip Erdogan en el barrio estambulí de Besiktas. Ahí, el mandatario turco ejerció de anfitrión y dio la bienvenida a sus invitados, a los que conminó a hallar una salida al conflicto. Sin embargo, y aunque se retiró la mascarilla para recibirlos, no estrechó la mano de ninguno. En una entrevista con la televisión ucrania 24, el jefe de la diplomacia de ese país, Dmitro Kuleba, había dicho: “Recomiendo a cualquiera que negocie con la Federación Rusa que no coma o beba nada, y que evite tocar cualquier superficie”. En las pocas imágenes que han trascendido de la mesa de negociaciones al inicio del encuentro se ven tan solo botellas de agua de una marca turca, cerradas, frente a los participantes.

Tras la publicación del presunto envenenamiento, las partes se han apresurado a desmentirlo, incluida una fuente de la inteligencia de EE UU que, en declaraciones a Reuters, lo atribuyó a “factores ambientales”. Christo Grozev, uno de los investigadores de Bellingcat, lo atribuye a que todo ocurre durante “un periodo de negociaciones” y ninguna de las partes quiere que descarrilen, menos aún después de que este martes se registrasen los primeros avances significativos.

Las fuentes citadas por The Wall Street Journal, cercanas a las víctimas del incidente, atribuyen el supuesto envenenamiento a un intento de facciones radicales dentro del Estado ruso que pretendían asustar a los negociadores y obstaculizar el proceso. No en vano, Abramóvich y Umerov habían abierto una vía de negociación, paralela a la de los equipos negociadores oficiales, con contactos en Kiev, Lviv, Varsovia y Estambul, en los que también ha jugado un papel importante Ibrahim Kalin, portavoz presidencial y asesor del presidente Erdogan en temas de seguridad nacional y política exterior.

Chocolatinas y agua

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El supuesto envenenamiento se produjo la noche del 3 al 4 de marzo, durante unas negociaciones que tuvieron lugar en territorio de Ucrania. En ellas, según la investigación de Bellingcat, participaron Abramóvich, Umerov, otro empresario ruso y varios representantes ucranios. Solamente consumieron chocolatinas y agua, pero al retirarse a un apartamento de Kiev al término del encuentro comenzaron a sufrir de inflamación ocular y cutánea, síntomas “compatibles con envenenamiento por armas químicas”. Según The Wall Street Journal, Abramóvich perdió la visión durante varias horas y tuvo problemas para comer posteriormente. Al día siguiente, los negociadores partieron hacia la localidad ucrania de Lviv, luego a Polonia y de ahí a Estambul, donde Abramóvich fue tratado.

“Según dos expertos en armas químicas y un doctor consultados, los síntomas son compatibles con variantes de porfirina, organofosfatos o sustancias bicíclicas. No se pudo determinar de forma definitiva por la falta de equipamiento de laboratorio especializado cerca de las víctimas”, explicó Bellingcat en Twitter, en un hilo de tuits en el que también añadió que “la cantidad y el tipo de toxinas” utilizadas “no sería suficientes para causar un daño mortal”, por lo que concluye que el objetivo era “asustar” a los negociadores.

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