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Rusia lanza un ataque por tierra, mar y aire contra Ucrania y se acerca a la capital

Putin advierte de que cualquier interferencia tendrá consecuencias como nunca se han visto. Zelenski declara la ley marcial ante la ofensiva que llega por distintos puntos del país. Al menos diez ciudades ucranias, bajo agresión militar con un balance de decenas de muertos

Un hombre llora junto al cadáver de un fallecido en el ataque ruso en Kharkiv (Ucrania), este jueves. Foto: WOLFGANG SCHWAN (GETTY) | EPV | Vídeo: EPV
María R. Sahuquillo

El peor de los escenarios se ha confirmado. Vladímir Putin ha lanzado este jueves un ataque a gran escala contra Ucrania. Poco antes del amanecer en Moscú, en un discurso belicista y furibundo, el presidente ruso ha anunciado una “operación militar especial” en el Donbás, en el este de Ucrania. Minutos después del encendido mensaje del jefe del Kremlin, en el que dijo que buscaba “defender” a los ciudadanos de las regiones separatistas del Donbás de un supuesto genocidio, se registraron grandes explosiones en varios puntos de Ucrania. Desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa; incluso en Kiev, la capital. Al atardecer, tras intensos combates, el Ejército ucranio perdió el control del área de exclusión de Chernóbil, donde permanece bajo un sarcófago la central nuclear que en 1986 causó la histórica catástrofe, y que está en una de las rutas más cortas para llegar a la capital desde Bielorrusia.

Con bombardeos de artillería, equipo pesado y armas pequeñas. Por tierra, mar y aire. Por el este, el sur y el norte, las tropas rusas lanzaron veloces e insistentes ataques en distintos puntos del país en lo que podría ser el conflicto más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Las tropas ucranias contabilizan decenas de muertos y heridos; algunos de ellos, civiles. Moscú no habla de bajas.

Tropas rusas aterrizaron en la ciudad portuaria de Odesa, cruzaron la frontera en varios puntos del país e iniciaron otra ofensiva desde la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó ilegalmente en 2014. En Kiev, donde se escucharon potentes explosiones, fuerzas rusas lograron hacerse con el control de un aeropuerto de carga a las afueras de la ciudad, de 2,8 millones de habitantes, donde algunas personas se apresuraron a protegerse en alguno de los refugios antiaéreos habilitados o en el metro. Otros muchos se lanzaron a una huida hacia el oeste, por temor a que las tropas enviadas por Putin capturasen la ciudad. El Ejecutivo ucranio y los servicios secretos de Estados Unidos creen que las fuerzas rusas pueden tratar de hacerse con los edificios oficiales, apresar a la cúpula del Gobierno y eliminarla.

La “operación militar” de Putin que, según el líder ruso, busca desmilitarizar pero “no ocupar” Ucrania, es ya un ataque a gran escala. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se ha apresurado a declarar la ley marcial y a cerrar el espacio aéreo del país. “El Ejército está trabajando. Sin pánico. Somos fuertes. Estamos listos para todo. Derrotaremos a todos”, dijo. Por la tarde, cuando cada vez más puntos rojos sembraban el mapa de Ucrania con los ataques rusos, Zelenski lanzó una petición de dura condena y de auxilio. Los sonidos de la guerra en Ucrania deben escucharse en todo el mundo, dijo, porque no solo Ucrania sentirá el impacto. “Es el sonido de un nuevo telón de acero que se cierra entre Rusia y el mundo civilizado”, advirtió el líder ucranio.

Militares ucranios, en un vehículo blindado el día 24 en una carretera en la región de Donetsk.

El presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió a Putin de que ha comenzado una “guerra premeditada con consecuencias catastróficas” y dijo que aprobaría “sanciones severas” contra Moscú. El líder estadounidense aseguró que se coordinaría con los aliados de la OTAN para garantizar “una respuesta fuerte y unida” que disuada cualquier agresión contra la Alianza, a la que no pertenece Ucrania. Pese a que el país fue invitado a entrar en el organismo en 2008, su adhesión permanece congelada. Esta invitación enfurece a Putin, que quiere mantener a toda costa a Kiev bajo su esfera de influencia. La UE también preparaba este jueves sanciones para hundir la economía rusa.

Las medidas disuasorias y las amenazas de sanciones no han desalentado a Putin tampoco esta vez. El líder ruso ha emprendido una huida hacia adelante, que se pudo sentir en todo Ucrania, donde se han registrado duros combates en varios puntos de la línea del frente de 400 kilómetros de largo en el este del país. En la zona del Donbás, donde desde hace ocho años se han enfrentado los secesionistas prorrusos apoyados por el Kremlin y el Ejército ucranio, había el jueves luchas de trincheras y francotiradores.

El alarmante mensaje de Zelenski sobre Chernóbil se cumplió. El líder ucranio afirmó que fuerzas rusas trataban de capturar la zona radiactiva donde el Gobierno había reforzado hace unas semanas las patrullas. “Nuestros defensores están dando la vida para que no se repita la tragedia de 1986″, dijo Zelenski en las redes sociales. “Esta es una declaración de guerra contra toda Europa”, recalcó.

Por la mañana, una serie rápida y furiosa de ataques ya apuntaban que la operación iba a ser intensa. El servicio de emergencia estatal de Ucrania asegura que, en solo una hora, se lanzaron ataques contra 10 localidades del país, principalmente en el este y sur. Además, el Gobierno confirmó que las tropas rusas han tratando de penetrar también por las fronteras del noreste, por la región de Chernihiv, en la linde con Bielorrusia, cuyo líder autoritario, Aleksandr Lukashenko, ya se ha plegado a Moscú.

Kiev asegura que ha conseguido repeler el ataque y mantener el control de Chernihiv —una de las rutas más cortas para alcanzar la capital— y otras ciudades clave. Putin desplegó en Bielorrusia 30.000 soldados a principio de mes para hacer unas maniobras conjuntas que, unidas a la concentración de decenas de miles de soldados en las fronteras del este de Ucrania, elevaron la alarma internacional y agitaron el fantasma de una posible invasión. Ese fantasma ya es real.

Hay decenas de soldados muertos y heridos, según Kiev. Además, el comando militar ucranio aseguró que un ataque ruso alcanzó el hospital de Vuhledar, en la región de Donetsk, en la parte controlada por el Gobierno. No se ha podido verificar el número de heridos o fallecidos. La agencia rusa Interfax también reportó explosiones en las zonas de Donetsk y Lugansk, bajo control de los separatistas prorrusos alimentados por el Kremlin. El Ministerio de Defensa ruso ha afirmado, por su parte, que está utilizando “armas de alta precisión” para inutilizar la infraestructura militar, las instalaciones de defensa aérea, los aeródromos militares y los aviones del Ejército ucranio, según la agencia estatal rusa RIA.

Putin, que ha agitado durante meses el argumento de que Ucrania es un “régimen nazi” que discrimina a los rusoparlantes y que los ciudadanos de las regiones de Donetsk y Lugansk están sufriendo un “genocidio”, ha afirmado que la agresión militar se produce para “defender y proteger” a la ciudadanía. “Nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Y también por llevar ante la justicia a aquellos que cometieron numerosos crímenes sangrientos contra civiles, incluidos ciudadanos de Rusia”, dijo el mandatario con gesto serio en un mensaje de vídeo en el que se le veía flanqueado por dos banderas de su país.

El lunes, después de un feroz discurso en el que cuestionó la soberanía de Ucrania, que considera un país ficticio, fruto de costurones históricos y diplomáticos, Putin firmó el reconocimiento de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. Acto seguido, como recogía el decreto, ordenó el envío de tropas a los dos territorios secesionistas, que controlan solo un tercio del territorio del Donbás, que reclaman con el aval de Putin.

El presidente ruso, Vladímir Putin.Foto: EFE/EPA/SERGEI ILNITSKY | Vídeo: EPV

El líder ruso, que ya había plantado durante semanas los ingredientes clave para tratar de justificar una intervención militar, aseguró en la madrugada de este jueves que tomó la decisión del envío de tropas tras recibir una petición de ayuda de los líderes de los territorios separatistas en el este de Ucrania. Y al anunciar la operación militar advirtió: “Cualquiera que intente interferir con nosotros, o más aún, crear amenazas para nuestro país y nuestro pueblo, debe saber que la respuesta de Rusia será inmediata y lo llevará a consecuencias como nunca antes ha experimentado en su historia”. “Estamos listos para cualquier giro de los acontecimientos”, añadió.

Horas antes, en un emotivo discurso a la nación, con gesto contenido pero dramático, Zelenski parecía presagiar que se iba a producir otra agresión militar de Rusia. Kiev está dispuesto a negociar con Moscú en cualquier canal y en cualquier momento, dijo en un discurso en ucranio y en ruso, divulgado en su canal de Telegram.

“Hoy hice una llamada telefónica al presidente ruso. El resultado fue el silencio, aunque el silencio debería estar en el Donbás”, aseguró Zelenski, antes de dirigirse de manera directa a los rusos: “Estamos separados por más de 2.000 kilómetros de fronteras mutuas, a lo largo de las cuales se encuentran 200.000 de sus soldados y 1.000 vehículos blindados. Su presidente ha aprobado su paso hacia el territorio de otro país. Este paso podría convertirse en el comienzo de una gran guerra”, recalcó. “No necesitamos la guerra, ni caliente ni fría ni híbrida. Pero si las tropas nos atacan y alguien trata de arrebatarnos nuestro país, nuestra libertad, nuestras vidas, las vidas de nuestros hijos, entonces nos defenderemos. Y cuando nos ataquen verán nuestras caras, no nuestras espaldas”.

Los muy perniciosos efectos económicos de la invasión se percibieron de inmediato. Los principales índices de la Bolsa de Moscú cayeron el jueves más del 30%, mientras el rublo registraba descensos récord frente a las principales monedas. Las Bolsas europeas también cerraron con importantes pérdidas, de entre el 3% y el 4%, mientras el precio del gas y el petróleo se disparaba.

Colas en cajeros automáticos y gasolineras

La noche ha sido inquietante y tensa en el Donbás y en toda Ucrania. El Gobierno, que pese a las alarmas de Estados Unidos y de la OTAN, ha sido escéptico durante semanas sobre una posible invasión, cambió el paso el miércoles. Cerró los aeropuertos de Járkov, Zaporiya y Dnipro, en el este del territorio. Antes, declaró el estado de emergencia y decretó la convocatoria de hasta 36.000 reservistas. En la ciudad de Sloviansk y en Kramatorsk, cuando los primeros ataques de la mañana dieron un respiro, un buen número de ciudadanos acudieron a las gasolineras para repostar, a los supermercados y a los cajeros automáticos, que limitaron el efectivo a retirar en 3.000 grivnas (unos 90 euros). “No es pánico, es previsión”, comentaba Olga Kubikova, de 53 años. Como ella, los ciudadanos de la región del Donbás ya vivieron una guerra abierta en 2014. “Desgraciadamente, sabemos lo que hay que hacer”, comentaba Alexéi Udovenko, en la larga cola de una estación de servicio de Kramatorsk.


Desde finales de noviembre, Moscú ha concentrado decenas de miles de soldados en torno a las fronteras de Ucrania: hasta 190.000, según las últimas informaciones de Estados Unidos. En su discurso emitido en los canales de televisión estatales mientras se desarrollaba el Consejo de Seguridad de la ONU con motivo de la amenaza rusa, Putin aseguró que los enfrentamientos entre las fuerzas ucranianas y rusas son “inevitables” y “solo una cuestión de tiempo”. En tono belicoso, el jefe del Kremlin afirmó que una mayor expansión de la OTAN y su uso del territorio de Ucrania son “inaceptables”.

Además, el presidente ruso llamó a los militares ucranios a deponer las armas y amenazó con una respuesta contundente a aquellos países que decidan intervenir en la situación desde el exterior. “Les insto a que depongan las armas de inmediato y se vayan a casa. Todos los militares del Ejército ucranio que cumplan con este requisito podrán abandonar libremente la zona de combate y regresar con sus familias”, afirmó.

“La política del imperio de las mentiras se basa, en primer lugar, en la fuerza bruta directa. En tales casos, decimos: hay poder, no se necesita mente. Y todos sabemos que el verdadero poder está en la justicia y la verdad, que están de nuestro lado”, dijo Putin. “Y si esto es así, entonces es difícil no estar de acuerdo en que la fuerza y la disposición para luchar son la base de la independencia y la soberanía, son la base necesaria sobre la que solo uno puede construir su futuro”, aseveró.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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