Moscú asegura que el diálogo está “lejos de agotarse” pese a la escalada de tensión en Ucrania
El Kremlin ha preparado un documento de unas 10 páginas con las respuestas a Estados Unidos y la OTAN sobre sus exigencias de seguridad para Rusia
Todos los focos estaban puestos en el Parlamento ruso, que este lunes saltaba a escena con su petición al presidente para que reconozca la independencia de las regiones ucranias de Donetsk y Lugansk. Sin embargo, fueron Vladímir Putin y su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, quienes escenificaron minutos antes del debate un breve intercambio de palabras que arrebató todo el protagonismo en el drama que se escribe estos meses en el este de Europa. “¿Hay una oportunidad para llegar a un acuerdo con nuestros socios sobre los temas clave que nos preocupan o solo es un intento de arrastrarnos a un proceso de negociación interminable?”, comenzó el mandatario ruso. Lavrov admitió que las negociaciones se están demorando, pero abrió la puerta al optimismo. “Aun así, como jefe del Ministerio de Exteriores, debo decir que siempre hay una oportunidad”. Acto seguido Putin le ordenó seguir negociando.
Putin celebró este lunes dos breves reuniones televisadas con Lavrov y con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú. Pese a los ultimátums lanzados desde Moscú en los últimos meses sobre una cuenta atrás que se agotaba, el jefe de la diplomacia rusa fue rotundo al afirmar que aún hay espacio para el diálogo. “Tengo la impresión de que nuestras posibilidades están lejos de agotarse. Por supuesto, no se debe continuar indefinidamente, pero en esta etapa sugiero prolongarlas e intensificarlas”, dijo Lavrov al presidente, ambos separados por una enorme mesa, como sucedió una semana antes con el presidente francés, Emmanuel Macron.
El Kremlin ya tiene preparada su contestación a las respuestas que ofrecieron Estados Unidos y la OTAN a sus exigencias de garantías de seguridad para Rusia. Lavrov confirmó que el documento está terminado y su extensión es de “unas 10 páginas”.
Shoigú pasó revista a los ejercicios masivos que están realizando las tropas rusas junto a Ucrania, tanto en el sur del país como en su aliada Bielorrusia. El ministro de Defensa señaló que parte de las maniobras acabarán pronto, aunque no entró en más detalles sobre la vuelta a casa o no de las tropas.
Estos encuentros han tenido lugar justo antes de que la Duma Estatal (Parlamento) abordase una nueva medida de presión sobre Kiev. Estaba previsto que esa cámara debatiese este lunes un proyecto de ley presentado en enero por el Partido Comunista para solicitar al presidente el reconocimiento de las autoproclamadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk, en Ucrania. Sin embargo, la formación de Putin, Rusia Unida, ha presentado otro borrador para que la iniciativa sea escrutada antes por Lavrov. El portavoz de la Cámara baja, Vyacheslav Volodin, anunció que los dos textos serán sometidos a votación este martes.
Hasta ahora, Moscú ha abogado por que las dos provincias separatistas ucranias tuviesen un estatus especial, como figuraba en los acuerdos de paz firmados hace ya siete años. Los protocolos de Minsk fueron sellados por primera vez por Rusia, Ucrania y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en septiembre de 2014, cuando la ofensiva del Ejército ucranio puso contra las cuerdas a las milicias separatistas con apoyo ruso, y revisados de nuevo en febrero de 2015 tras una exitosa contraofensiva separatista.
Moscú exige a Kiev que dialogue con los líderes de Donetsk y Lugansk para pactar la celebración de elecciones locales, como figura en el punto 12 de los protocolos. Además, el Kremlin insta al Gobierno ucranio a reformar la Constitución y dar un estatus especial a las dos regiones ucranias, cuestión que debía haber sido resuelta en 2015, según el punto 11. Sin embargo, Kiev exige a su vez que Rusia cumpla otros compromisos también claves, los puntos 9 y 10: la devolución a Ucrania del control de la frontera con Rusia (ahora bajo control de los separatistas que reciben el apoyo político y militar del Kremlin) y la retirada de todas las formaciones armadas y equipamiento militar de las regiones.
Movimiento de tropas ucranias
Pese a las llamadas al diálogo, el portavoz de Putin denunció este lunes “un agravamiento significativo de la situación” por el movimiento de tropas “de las Fuerzas Armadas de Ucrania y unidades de diferente naturaleza” junto a la línea de contacto del Donbás y la frontera con Rusia. Dmitri Peskov subrayó que estos despliegues no son menos importantes que los que han realizado las Fuerzas Armadas rusas en su territorio y Bielorrusia.
Con la tensión al máximo en el este del continente, el Kremlin ha recibido con deleite la entrevista concedida a la BCC por el embajador ucranio en Reino Unido, Vadym Prystaiko, quien afirmó que su país podría replantearse su adhesión a la OTAN, una de las líneas rojas del Kremlin. “Podríamos. Especialmente al ser amenazados de esta manera, chantajeados por ello y empujados a hacerlo”, dijo el diplomático, que más tarde aseguró que sus palabras se habían sacado de contexto y un mal entendido, y también que su postura de que el camino de Ucrania es sumarse a la OTAN sigue intacta.
Antes de la aclaración, las palabras del diplomático en la BBC fueron refutadas también rápidamente por el portavoz del presidente de Ucrania, Serguéi Nikifórov, quien respondió públicamente que este paso atrás no se ha planteado de ningún modo porque el deseo de incorporarse a la Alianza Atlántica figura en la propia Constitución. En ese mismo sentido se manifestó el propio presidente Zelenski tras reunirse este lunes en Kiev con el canciller alemán Olaf Scholz. Sin embargo, el portavoz de Putin no desaprovechó la oportunidad para traer a primer plano una de las principales exigencias de Moscú. “Esto sería sin duda un paso que contribuiría de forma significativa a dar una respuesta más significativa a las preocupaciones rusas”, subrayó el representante del Kremlin, aunque consideró “poco probable” que esta idea tenga más recorrido por parte de Kiev.
Peskov también se pronunció sobre la visita este martes a Moscú del canciller Scholz. En su encuentro con Putin, no solo abordarán toda la crisis en torno a Ucrania y la búsqueda de un nuevo sistema de seguridad con Rusia, sino también la parálisis del gasoducto Nord Stream 2, cuyas obras concluyeron en enero, pero no ha recibido aún el visto bueno de Bruselas para operar debido a que su gestión pertenece al monopolio estatal ruso Gazprom y al riesgo de que se convierta en un instrumento de presión del Kremlin.
Washington y Londres ven aún "un espacio crucial para la diplomacia"
El presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro británico, Boris Johnson, han querido hacer hincapié en que “todavía existe un espacio crucial [a crucial window, según el comunicado oficial] para la diplomacia y para que Rusia se eche atrás en sus amenazas contra Ucrania”, según ha informado este lunes Downing Street. Ambos dignatarios han mantenido una conversación telefónica para analizar la actual crisis. Los dos han querido dejar claro que “cualquier incursión en Ucrania resultará en una extensión de la crisis para Rusia, con un daño mucho mayor tanto para ese país como para el resto del mundo”.
Washington y Londres, que insisten desde este fin de semana en que la invasión rusa podría ser inminente, han coincidido en que los aliados de Occidente deben mantener su unidad frente a las amenazas rusas, “incluso a la hora de imponer un importante paquete de saanciones a Rusia si aumenta su escala de agresión”, asegura el comunicado del Gobierno británico. Biden y Johnson han reiterado la necesidad de que los países europeos reduzcan su dependencia del gas ruso. “Un movimiento que, más que ningún otro, golpearía en el corazón de los intereses estratégicos de Rusia”. R de M.
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