Lavrov, tras reunirse en Moscú con la ministra británica Truss: “Es como el diálogo de un sordo y un mudo”
El ministro de Exteriores de Rusia afirma que los soldados rusos que participan en las maniobras en Bielorrusia regresarán a su término
El Gobierno ruso no oculta su decepción con las visitas a Moscú de líderes y ministros de Exteriores europeos. El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, empleó este jueves varias metáforas para definir su encuentro con su homóloga británica, Liz Truss, y ninguna de ellas fue positiva. “Del mismo modo que dicen que Rusia espera a que se congele el suelo ucranio y sea una piedra para que los tanques pasen sin dificultades”, afirmó el ministro de Exteriores ruso, “nuestros colegas británicos estaban hoy en ese mismo terreno, donde rebotaron los numerosos hechos que citamos”. Lavrov calificó las conversaciones con la responsable de Exteriores británica “como el diálogo de un sordo y un mudo”. El ministro de Defensa británico, Ben Wallace, informó este mismo jueves de que el Gobierno tenía casi preparadas para llevar al Parlamento nuevas sanciones contra Rusia en caso de invasión de suelo ucranio.
El pasado lunes fue el presidente ruso, Vladímir Putin, quien conversó con el francés, Emmanuel Macron, durante un encuentro de más de cinco horas. El Elíseo aseguró que había arrancado un compromiso al Kremlin de no realizar más acciones militares, pero Moscú lo desmintió pocas horas después, y Francia abogó por el diálogo con Kiev sobre los acuerdos de Minsk, que contemplan la concesión de un estatus especial a la región separatista del Donbás.
Truss se mostró más tajante y exigió que antes de cumplirse ese punto debe ser Rusia la que tiene que implementar “un alto el fuego total y retirar las armas pesadas de la región”. Una de las exigencias del Gobierno ucranio para cumplir su parte es precisamente que Rusia no controle esa zona. “Esto es lo que tiene que ocurrir para hacer avances en los acuerdos de Minsk”, subrayó Truss.
Lavrov mostró su cansancio con las negociaciones de estos meses, de las que dijo que podían haber sido retransmitidas por televisión. “Sin secretos, sin confianza, solo lemas gritados desde las tribunas”, afirmó. Además, propuso que los países de la Unión Europea envíen al Kremlin por separado “y honestamente” sus compromisos sobre la indivisibilidad de la seguridad (no reforzarse si ello amenaza a un tercero) en vez de preparar la respuesta conjunta que perfila el bloque. “Estoy seguro de que la negociación fracasará en ese caso”, afirmó Lavrov.
Precisamente la división europea es una de las bazas diplomáticas del Kremlin. Antes de la visita de Macron, Moscú también recibió al líder de otro país de la OTAN, el húngaro Viktor Orbán, con quien Putin tuvo mucha más afinidad política y económica. En las últimas semanas, su nación ha rechazado la llegada de más tropas de la coalición y ha bendecido un nuevo acuerdo con la gasista rusa Gazprom.
Lavrov también destacó el enfrentamiento personal entre Londres y Moscú a raíz de las acusaciones vertidas en las últimas dos décadas. “La presencia de tropas rusas, siempre con la frase muy probable. [Alexander] Litvinenko, [Serguéi] Skripal, [Alexéi] Navalni, las mismas acusaciones. Ni una sola vez fundamentadas con hechos”, dijo el diplomático sobre los envenenamientos de exespías y activistas rusos con sustancias químicas como el Novichok y con polonio radioactivo.
Nadie gana
La ministra de Exteriores británica también exigió al Kremlin que retire las tropas de las inmediaciones de la frontera ucrania, a lo que respondió Lavrov que estas están en su territorio. “Todavía hay tiempo para que Rusia ponga fin a su agresión contra Ucrania y siga el camino de la diplomacia. La OTAN es muy clara: si no elige ese camino, habrá graves consecuencias para Rusia, Ucrania y toda Europa”, declaró Truss, que recordó que Occidente tiene en su mano las cartas de las “sanciones severas” y el bloqueo al gasoducto Nord Stream 2.
Pese a las amenazas, la escalada militar podría prolongarse en el tiempo. El jefe de la diplomacia rusa insinuó que las maniobras masivas que realiza su país en Bielorrusia podrían prolongarse en el tiempo y no concluir el 20 de febrero, como estaba previsto.
“El regreso de las tropas tras los ejercicios militares es lo habitual. En cuanto a la prolongación de los entrenamientos, esto es un derecho soberano de cada Gobierno”, advirtió Lavrov. La visión dramática de estas maniobras por parte de Europa, según el veterano político ruso, es “una comedia”. El titular de Exteriores señaló que tras el regreso de los soldados a casa, “Occidente dirá con mucho ruido que ha logrado la desescalada de Rusia, aunque habrá vendido aire”.
No obstante, desde Minsk ha llegado otra señal inquietante. El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, firmó este miércoles un decreto que prevé la movilización de reclutas y reservistas. “La adopción de esta medida permitirá a los organismos gubernamentales y locales adoptar las medidas oportunas para llamar a los ciudadanos al servicio militar”, apuntó el Ejecutivo bielorruso en un comunicado.
Los ejercicios militares de Bielorrusia prevén la presencia de más de 30.000 soldados y material bélico traídos desde todos los rincones de Rusia, incluidos los sistemas antiaéreos de largo alcance S-400. Estas maniobras han impulsado a Kiev a realizar ejercicios paralelos donde probará los drones y los misiles antitanque Javelin que ha recibido de Estados Unidos y varios países europeos.
Por otra parte, Lavrov calificó de “juego peligroso” la ampliación de la Alianza Atlántica en el este de Europa. “La OTAN determina en cada momento dónde se trazará la línea donde se defenderá. [El secretario general de la Alianza, Jens] Stoltenberg, ha declarado varias veces que la OTAN debería garantizar la seguridad en la región del Indo-Pacífico, en concreto en el mar del Sur de China. ¿También insistirá en que es un derecho de todos los países desplazarse donde quiera la OTAN?”, afirmó el ministro de Exteriores.
El jefe de la diplomacia rusa recalcó durante su intervención que no ha visto ningún avance sobre la exigencia de Moscú de que la Alianza Atlántica regrese a sus fronteras de 1997 y no se expanda más. “No puedo decir que se esté formando un punto común entre nosotros, pero espero que las negociaciones de hoy permitan a la parte británica entender la importancia que da Rusia a estos problemas”, apuntó.
Hace varios meses, el Kremlin criticó la proposición de Stoltenberg de desplegar los misiles nucleares que actualmente se encuentran en Alemania “más al este” en el caso de que Berlín no los quisiera. Garantizar que estas armas no serán desplegadas cerca de Rusia es una de las exigencias de Moscú sobre las que ha accedido negociar la OTAN y Washington en su respuesta a Putin.
En este sentido, el régimen de Lukashenko celebrará un supuesto referéndum constitucional el próximo 24 de febrero que prevé, entre otros puntos permitir que Rusia despliegue armas nucleares en su territorio. Según Macron, Putin “le tranquilizó” con que ese movimiento no tendrá lugar.
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