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Biden acusa a Trump de atacar la democracia tejiendo una “red de mentiras”

El el primer aniversario del asalto al Capitolio, el presidente estadounidense responsabiliza del ataque al “ego herido” de su predecesor

Joe Biden, este jueves durante su discurso en el Capitolio.Foto: POOL | Vídeo: EPV
Amanda Mars

Joe Biden se lanzó en tromba contra Donald Trump en el primer aniversario de la invasión del Capitolio. En un discurso demoledor, desde el mismo edificio y el mismo salón donde un año atrás los asaltantes camparon a sus anchas, el presidente de Estados Unidos acusó este jueves a su predecesor de haber incitado la revuelta con “una red mentiras” y puesto en jaque la paz y la democracia del país por una cuestión de “ego herido”. “No es solo un expresidente, es un expresidente derrotado”, recalcó el demócrata, golpeando donde más puede doler al republicano, el orgullo de un hombre cuyo insulto predilecto es “perdedor”.

El 6 de enero de 2021, una marabunta de seguidores del entonces presidente Trump, derrotado en las elecciones, invadió el Congreso para tratar de boicotear la confirmación de la victoria de Biden. Actuaban agitados por un bulo de fraude electoral que el republicano mantiene a día de hoy y que un 70% de sus votantes sigue creyendo, de ahí el tono de gravedad y de urgencia en el discurso del actual gobernante, quien advirtió de que la democracia estadounidense vive “un punto de inflexión”.

“El expresidente ha creado un entramado de mentiras sobre las elecciones de 2020 y lo ha hecho porque pone el poder por encima de los principios, porque cree más importante su interés que el de su país y porque su ego herido le importa más que nuestra democracia o nuestra Constitución”, dijo el demócrata este jueves. “¿Vamos a ser una nación que acepta la violencia política como norma? ¿Una donde permitimos a cargos electorales partidistas anular la voluntad legalmente expresada de los ciudadanos? ¿Una que no se guía por la luz de la verdad, sino a la sombra de mentiras?”, apeló a los ciudadanos.

No pronunció el nombre del republicano en ningún momento, pero sí utilizó la palabra expresidente hasta 16 veces, en su discurso más feroz desde que llegó al Gobierno. Ha pasado un año tratamdo de ignorar su figura, hablando lo menos posible de él, pero esta vez se lanzó a la yugular. Acusó a Trump no solo de haber arengado a las masas ese día, sino de “no hacer nada durante horas” mientras atacaban a la policía. Murieron cinco personas en la refriega, resultaron heridos 140 policías, el mundo contempló estupefacto al país más poderoso del mundo impotente, durante horas, ante hordas de seguidores de Trump que amenazaban a los políticos con gritos incluso de: “¡Hay que colgar a Mike Pence!”, el entonces vicepresidente, que se negó a bloquear la certificación de Biden.

La fractura política que sufre Estados Unidos ha supurado incluso sobre la propia conmemoración del 6 de enero. Los demócratas han querido teñir la jornada de solemnidad, de gravedad. El Congreso tenía previsto acoger discursos de los parlamentarios, oraciones y momentos de silencio durante todo el día, pero la mayor parte de republicanos se han ausentado, la mayoría ha evitado los reproches a Trump y algunos, como los senadores Mitch McConnell o Lindsey Graham, han acusado a Biden de usar la efeméride de forma partidista. En un momento, en la Cámara de Representantes, solo estaban presentes la congresista Liz Cheney y su padre, Dick Cheney, vicepresidente de Bush hijo y otrora bestia negra de los demócratas.

A Trump no se lo señala solo por su larga campaña de descrédito hacia el sistema electoral estadounidense, sino porque ese mismo día maldito tardó horas en pedir a sus seguidores que abandonasen el Capitolio y porque, hasta el último momento, justificó la violencia. “Estas son las cosas y acontecimientos que ocurren cuando una victoria sagrada y abrumadora es arrebatada de forma agresiva a grandes patriotas que han sido tratados mal e injustamente durante mucho tiempo. Id a casa en paz y amor. ¡Recordad este día para siempre!”, escribió en su cuenta de Twitter. Sería uno de sus últimos mensajes, antes de ser expulsado de la red social.

Este jueves, Biden recalcó: “Por primera vez en la nuestra historia, un presidente que perdió la elección trató de evitar la transferencia pacífica del poder mientras una turba violenta irrumpía en el Capitolio. Pero fracasaron. Fracasaron”. Advirtió de que “los que invadieron” el Congreso y quienes “los incitaron” “pusieron un puñal en la garganta de Estados Unidos y de la democracia”. “No vinieron aquí por patriotismo o principios, vinieron con furia, no en servicio de América, sino al servicio de un hombre”, añadió. “Yo no busqué esta pelea”, continuó, “pero defenderé esta nación y no dejaré que nadie ponga un puñal en la garganta de esta democracia”.

Sobre esa advertencia planea una batalla trascendental de republicanos y demócratas en cuanto al modo en el que deben celebrarse las elecciones en Estados Unidos. Tras la derrota de noviembre, varios Estados tradicionalmente conservadores como Georgia y Arizona, que fueron claves en el resultado, han impulsado leyes que endurecen los requisitos para votar y, en la práctica, entorpecen el sufragio de minorías y personas desfavorecidas, más proclives al voto progresista. Además, han reforzado el poder de las Cámaras legislativas sobre el procedimiento y, por tanto, sobre la anulación de papeletas. Por su parte, los demócratas promueven una ley de ámbito nacional que amplíe y facilite el sufragio.

“El expresidente y sus seguidores han decidido que la única manera de ganar es suprimir vuestro voto y anular las elecciones. Está mal. Es antidemocrático y, francamente, es antiamericano”, señaló Biden. La vicepresidenta, Kamala Harris, se pronunció en un discurso previo, en el que instó a los senadores y congresistas a aprobar la iniciativa legislativa en marcha. “Debemos defender nuestra democracia”, dijo.

Por la tarde estaba previsto que tomasen la palabra los historiadores Doris Kearns Goodwin y Jon Meacham para “establecer y preservar el relato del 6 de enero”, según señaló hace unos días la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. No todos tienen el mismo relato. Republicanos y demócratas contemplan la revuelta del 6 de enero y sus consecuencias con diferentes ojos. Un 92% de los adultos demócratas cree que Trump tiene culpa de lo ocurrido, frente al 27% de los republicanos, según una encuesta reciente de The Washington Post y la Universidad de Maryland. Y un 40% de los republicanos creen que la acción violenta contra el Gobierno puede estar justificada en ocasiones, frente al 34% demócrata.

Biden se dirigió a la nación desde el Statuary Hall, el noble vestíbulo por el que aquel mismo día desfilaron hombres y mujeres con banderas y gorras de Trump, algunos de ellos disfrazados, como el popular Jacob Chansley, tocado con cuernos de bisonte y apodado el Chamán de Qanon, un famoso movimiento de teorías conspirativas.

El presidente hizo un repaso de las auditorías y los recuentos a los que fue sometida la elección presidencial de noviembre de 2020 sin que se encontrase ninguna irregularidad que alterase el resultado, es decir, su victoria, y señaló alguna incongruencia del republicano, como el hecho de que discute el rigor de su escrutinio, pero no el del resto de elecciones de ese mismo día en las que se elegían gobernadores y miembros de Cámaras legislativas. “No es capaz de aceptar que ha perdido”, concluyó.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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