El centro derecha aparca su crisis en Portugal y arropa a Rui Rio como alternativa a Costa
El candidato del conservador PSD se acerca al socialista en intención de voto en algunos sondeos y promete reformas sin revoluciones
Rui Rio, el candidato del centro derecha que aspira a sustituir al socialista António Costa como primer ministro de Portugal, no se parece en nada a Donald Trump. Pero, en el cierre del congreso del Partido Social Demócrata (PSD) celebrado durante tres días en Santa María da Feira, se apropió de su eficaz eslogan de campaña: “Tenemos que creer que el Portugal del siglo XXI puede volver a ser grande. Tan grande como es la dimensión de su historia”. Sin concretar medidas que figurarán en el programa electoral, Rio dejó claro que defiende cambios sin tener que hacer borrón y cuenta nueva: “Somos un partido reformista, por eso no vamos a hacer ninguna revolución ni a destruir todo lo que los demás han hecho. Solo queremos de forma sensata, valiente y realista devolver la esperanza a los portugueses”.
Hace tan solo un mes, el futuro de Rio estaba en el aire. En política a menudo lo peor está en casa: el presidente del PSD recibía casi a diario dardos domésticos. Se discutía su liderazgo en la formación y se reprobaba su oposición contra el Gobierno socialista por blanda. En las primarias celebradas a finales de noviembre, casi todo el aparato apoyó al hombre que le disputaba el cargo, el eurodiputado Paulo Rangel. Los pesos pesados, abiertamente o en la sombra, se inclinaron también por Rangel. Así que Rio lo tenía todo para perder, excepto la convicción de que podría movilizar a la militancia de su partido para ganar. Y lo logró. Recibió el apoyo del 52,43% de los votantes frente al 47,57% de su rival. Puede que entonces ya tuviera en la cabeza la frase de Churchill que hoy ha citado en el discurso que ha pronunciado para clausurar el congreso: “Un hombre con convicción puede superar a un centenar de hombres con opinión”.
A esa misma fe apeló para defender que el próximo 30 de enero, cuando se celebren las elecciones legislativas en Portugal, puede imponerse al actual primer ministro, el socialista António Costa, al que todos los sondeos dan de momento como ganador. Pero el voto se mueve, al menos en las encuestas. En la publicada este sábado en Diário de Notícias y Jornal de Notícias, la remontada del PSD le dejaría tan solo a 2,2 puntos del Partido Socialista. Un acercamiento impensable hace un mes, cuando las noticias relacionadas con el partido mostraban la cruda división interna. Paulo Rangel, el hombre al que el aparato habría querido ver hoy haciendo el discurso de clausura, mostró en este congreso un tono contenido y dio su apoyo a su rival. También Carlos Moedas, el alcalde de Lisboa y hombre de moda en el PSD por su inesperada victoria electoral sobre el socialista Fernando Medina, hizo llamamientos a la unidad. Moedas, que fue uno de los que no explicitó su apoyo a Rangel con palabras, pero sí con gestos ―ambos se fotografiaron comiendo en un restaurante pocos días antes de las primarias―, suscitó las mayores ovaciones de los asistentes. “A partir de este congreso no hay ni partidarios de Rui Rio ni partidarios de Paulo Rangel”, señaló Moedas.
En su discurso, Rio defendió reformas en la sanidad y la educación públicas, así como en materia económica. En su opinión, los seis años de Gobierno socialista han llevado al estancamiento del país. “Necesitamos un nuevo Gobierno con coraje para llevar a cabo reformas en diferentes sectores de nuestra sociedad. Un nuevo Gobierno que se distinga del socialista que, en sus últimos seis años, ha postergado al país por subordinación a las fuerzas de izquierda más extremistas”, afirmó en alusión a la alianza parlamentaria que mantuvieron en la anterior legislatura el PS, el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista Portugués. Precisamente, la falta de apoyo de estas dos formaciones a los Presupuestos del Estado para 2022 presentados por el Gobierno fue la espoleta que activó la disolución de la Asamblea de la República y la convocatoria de elecciones anticipadas a mitad de legislatura.
El clima de unidad en la oratoria entre los dirigentes del PSD no impidió que se enfrentasen varias listas para diferentes órganos de dirección del partido, lo que denota que las divisiones siguen coleando. Entre los críticos de Rio se ha encajado mal la selección de candidatos electorales para el 30 de enero, donde los partidarios de Rangel han encontrado escaso acomodo.
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