El padre del tirador de Míchigan compró el arma que el menor usó en la matanza
El atacante, de 15 años, será juzgado como adulto y se enfrenta a cadena perpetua por el asesinato de cuatro alumnos de su instituto. La escuela requirió la presencia de los progenitores por el “comportamiento preocupante” de su hijo
Primero se supo que los asesinados el martes en un tiroteo en un instituto de Oxford, a 50 kilómetros de Míchigan, no eran tres, sino cuatro. A Tate Myre, de 16 años, Hana St. Juliana, de 14, y Madisyn Baldwin, 17, se sumó el miércoles Justin Shilling, de 17, según confirmó la oficina del sheriff del condado de Oakland, donde se halla la localidad de la tragedia. El muchacho sucumbió por la mañana a las heridas provocadas durante un ataque con una nueve milímetros que Ethan Crumbley, de 15 años, introdujo subrepticiamente en el centro educativo. Dejó además siete heridos, seis alumnos y un profesor. Crumbley fue acusado poco después de conocerse la cuarta muerte de un delito de terrorismo y de cuatro delitos de asesinato en primer grado (además de otros de asalto y tenencia ilícita de armas). Eso implica que su condición de menor de edad no le eximirá de encarar la pena máxima: cadena perpetua. También se supo que el padre compró el arma empleada en la matanza y que los progenitores acudieron a la escuela esa mañana, requeridos por los profesores, que estaban preocupados por el comportamiento del adolescente.
“Hay hechos inequívocos sobre el tiroteo que indican que no se trató de un acto impulsivo”, ha explicado la fiscal de Oakland Karen McDonald, que ha considerado necesario equiparar los actos de Crumbley con los de un adulto “para impartir justicia y proteger a los ciudadanos”. ”Cualquier otra opción nos pondría a todos en riesgo y podría suponer que, cuando quedara libre, seguiría siendo una amenaza para la sociedad”.
Según el relato que han podido reconstruir las autoridades, el tirador coló en su mochila el arma, una Sig Sauer de 9 milímetros. Una vez dentro, se dirigió al baño, de donde salió empuñando la pistola y empezó a disparar a los alumnos que se iba encontrando. Los estudiantes se atrincheraron tras las puertas y los pupitres de las aulas. En cinco minutos, 11 personas recibieron disparos. El arma la había comprado el padre de Crumbley el pasado 26 de noviembre, aunque aún se desconoce cómo el hijo se hizo con ella.
Sobre lo que sí hay “una montaña de pruebas digitales” es sobre lo que sucedió durante el ataque, según la fiscal. “Tenemos metraje de vídeo, rastro en las redes sociales, todo lo que quepa imaginar. Suficiente para apuntalar la hipótesis de que [Crumbley] actuó con premeditación”.
Por el momento no está claro qué llevó al estudiante a cometer la matanza, aunque en la mañana previa los padres del chaval acudieron al instituto alertados por el “comportamiento preocupante” de su hijo en clase.
El alguacil del condado, Michael Bouchard, ha explicado a la cadena CNN que los investigadores han intervenido varios escritos del sospechoso que no dejan lugar a dudas. “Las pruebas que he visto muestran que claramente quería matar”, ha asegurado. “Disparaba a corta distancia y generalmente a la cabeza o el pecho”.
La gobernadora del Estado, la demócrata Gretchen Whitmer, definió los hechos poco después de que sucedieran el martes como “la peor pesadilla de cualquier padre”. Se refirió al problema de la violencia armada en Estados Unidos como una “crisis de salud pública”. “Nadie debería tener miedo de ir a la escuela, el trabajo, un centro religioso o a su casa. Es hora de que nos unamos y hagamos que los niños se sientan seguros en el colegio”, añadió.
En los seis primeros meses del año se registraron en Estados Unidos más de 270 tiroteos masivos, según datos de la agencia independiente Gun Violence Archive. Desde 2020 el país vive un incremento de la violencia armada, un fenómeno especialmente notable en las grandes ciudades. En los últimos años los tiroteos masivos en los centros educativos del país se han multiplicado exponencialmente. Solo en el mes de septiembre se registraron dos en el Estado de Texas. Este último es el más grave de los últimos 18 meses, un tiempo en el que los colegios e institutos públicos han permanecido en gran parte cerrados debido a la pandemia.
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