“Parece el banco de una economía petrolera del Golfo”: un exdirector denuncia lujos en el Banco Centroamericano
Ottón Solís rompe la confidencialidad para denunciar privilegios en la cúpula de la entidad que también integran España, México y Argentina. La lista incluye salarios de casi 20.000 dólares mensuales para directores, regalos de oro y tres aumentos en plena pandemia
En diciembre de 2018, el economista Ottón Solís, representante de Costa Rica en el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), propuso a los países miembro rebajar su salario y el de sus colegas del directorio y recortar los privilegios que hacían a la institución multilateral parecerse más a una entidad financiera de países petroleros que a una organización destinada a atender las carencias de las naciones centroamericanas.
Solís cuenta que él sabía que iba a ser difícil que lo aprobaran, pero no previó que sus colegas del directorio viajarían a Panamá para reunirse sin él y acordar una estrategia que anulara sus pretensiones incómodas de cambiar las condiciones que ha gozado por años la cúpula del BCIE. Después, de acuerdo con su testimonio, Solís se enteró de que el plan de ellos había funcionado y que los gobernadores de los países miembros no tenían la voluntad de moderar el régimen de privilegios en la entidad multilateral que más recursos destina a los ocho países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Las cláusulas de confidencialidad impedían a Solís ventilar sus denuncias en la prensa de su país, como lo ha hecho por años en su carrera de político en Costa Rica, incluidos sus tres intentos como candidato presidencial. En julio, sin embargo, el economista renunció a su cargo como director por Costa Rica ante el BCIE y tres meses después dice que está comprometido con la responsabilidad de ventilar lo que ahí ocurre, a pesar de que aún debería guardar confidencialidad por el cargo que ejerció por tres años. La lista de sus acusaciones es larga.
Según los documentos que Ottón Solís mostró a EL PAÍS para esta publicación, él denunció internamente que los directores, nombrados a dedo por cada gobierno, recibían salarios totales que promedian 20.000 dólares exentos de impuestos, más que los Jefes de Estado. También señaló que tenían bonos vacacionales, que en 2020 recibieron pines de oro de 14 kilates, como los casi 400 funcionarios del banco, y que además disfrutaron tres aumentos salariales en plena pandemia. Las autoridades, señaló Solis, gozan el doble de vacaciones de cualquier trabajador centroamericano. Y hospedaje en hoteles de lujo, viáticos de todo tipo, vehículos de uso discrecional y vuelos ilimitados dentro de la región. Se trata de una suma de beneficios exclusivos que goza y perpetúa la capa superior del BCIE, acusa el exdirectivo, con el aval de los representantes de los países socios extrarregionales como España, Argentina, Colombia y México,
El presidente ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, no descartó ni confirmó la existencia de esas condiciones. En una entrevista concedida a este diario el viernes, en medio de una visita oficial en Alemania, el hondureño contestó que desconoce los salarios de los directores del banco, que la institución tiene mecanismos objetivos para fijar remuneraciones según condiciones del mercado y que esa información ha sido declarada confidencial por la Asamblea de Gobernadores integrada por los ministros de Finanzas de los países socios. “Yo conozco mi remuneración, no la de los directores”, dijo, segundos antes de advertir que no puede revelar el monto.
Solís, de 67 años, fue fundador del gobernante Partido Acción Ciudadana (PAC) en el año 2000 aferrado a un fuerte discurso anticorrupción. Fue su diputado y candidato presidencial en tres ocasiones, incluidas las elecciones de 2022, que perdió por un estrecho margen ante Óscar Arias. Ahora, después de salir del BCIE para una frustrada designación como embajador en París ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), sigue señalando lo que considera son abusos y prácticas antiéticas que califica como corrupción.
“A pesar de ser un ente propiedad de las poblaciones de los países socios, vivimos en una burbuja que nos aísla de sus dueños; tanto desde el punto de vista de la información de que disponen, como de nuestras privilegiadas condiciones laborales”, escribió Solís en su primer oficio ante los gobernadores de los 15 gobiernos socios, entre los cuales están también Taiwán, Corea y Cuba. Los países centroamericanos poseen el 53% del capital accionario y comparten la propiedad del organismo con las naciones extrarregionales, que también tienen representación en el Directorio donde se toman las decisiones de financiamiento con una cartera que iguala para el Istmo la del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sumada.
El gasto del Directorio del BCIE relativo a sus activos triplica al del BM y del BID, según los cálculos que Solís entregó a los gobernadores, aunque después los directores rechazaron esas comparaciones. “Parece el banco de una economía petrolera del Golfo Pérsico. Esos excesos son incompatibles con los fines desarrollistas del BCIE y con los niveles de ingreso de la mayoría de los habitantes de la región, sus dueños”, dice el exfuncionario, quien asegura que redujo a la mitad el gasto de la oficina en Costa Rica y que sus gestiones por la austeridad solo tuvieron el apoyo de su gobierno, el del presidente Carlos Alvarado.
Consultado sobre la coherencia entre las condiciones de Centroamérica y los beneficios del Banco Centroamericano, Dante Mossi sostuvo que sí hay un vínculo porque las decisiones se toman con parámetros revisados por compañías de recursos humanos que analizan las remuneraciones de posiciones equivalentes en el Istmo. “Entonces sí es algo que está vinculado con la región y ese informe es una base para que los gobernadores tomen las decisiones”, dijo sin precisar más detalles. Y aseguró que el Banco Mundial y el BID “hacen exactamente lo mismo”.
Pese a la insistencia de Solís, el 30 de enero de 2019 los directores rechazaron por la forma y el fondo la propuesta de austeridad y el 8 de mayo de ese mismo año volvieron a discutirlo, pero el rechazo fue total, tal como se lee en el acta 46 del Comité de Directores de Presupuesto y Asuntos Organizativos, de acuerdo con la copia aportada por el costarricense. El representante de España, Enrique Manzanares, defendió el consumo de vinos por ser un producto que su país exporta; y el mexicano, Jorge Saggiante, más bien aprovechó para pedir mejorar la calidad de las comidas y mantener el vino para evitar los efectos perjudiciales de la Coca-Cola.
“Siempre quise hacerlo público, porque si eso hicieran los gobiernos la población lo castigaría, pero ahí se defiende a ultranza el marco de confidencialidad. Por eso estoy hablándolo ahora. Se supone que por ocho años tengo que quedarme callado, pero me arriesgo para que tenga valor haber ejercido ese cargo. No se puede botar plata que pertenece a gente pobre. No se puede aceptar tres incrementos salariales en tiempos de pandemia para personal que gana bien, uno de ellos del 10%”, dijo Ottón Solís.
El exfuncionario, sin embargo, nunca tuvo éxito y más bien recibió respuestas hostiles. En su informe de labores, del 21 de julio de 2021, menciona que una moción del gobierno de Costa Rica en 2020 para bajar un 34% las remuneraciones de los directores solo tuvo el apoyo de España, Panamá y República Dominicana en una primera instancia. “En una región con tanta necesidad y en tiempos de pandemia, debemos de dar un mensaje de austeridad en el uso de los recursos de las personas centroamericanas”, dijo entonces el mandatario Alvarado sobre el momento de crisis que llevó a Centroamérica a su peor momento desde las guerras a finales de la Guerra Fría, en los años 80, de acuerdo con el informe Estado de la Región, publicado en julio.
El compendio de investigaciones sobre la situación actual de Centroamérica señaló el papel protagónico que tiene el BCIE en el financiamiento del sector público de los gobiernos del Istmo, pues allí tenía colocado en 2019 el 81% de la cartera por $7.703 millones de dólares. En 2021, ante el endurecimiento de la comunidad internacional contra el gobierno autoritario de Daniel Ortega en Nicaragua, el BCIE ha resultado clave como fuente de recursos y, por tanto, blanco de las críticas de grupos opositores nicaragüenses. Mossi explica que el formato “cooperativo” de la institución permite que los países socios otorguen los financiamientos sin mirar condicionamientos políticos.
Mossi, presidente ejecutivo del BCIE, también fue señalado por Ottón Solís como uno de los actores que apoyan y disfrutan la perpetuidad de los privilegios, pues su salario supera al de los directores. Mossi, hondureño que preside la institución desde 2018, se benefició de él en diciembre de 2020, cuando enfermó de covid en República Dominicana y el Directorio aprobó un presupuesto extraordinario de 140.000 dólares para atender al funcionario, el traslado de familiares y una ambulancia aérea, de los cuales utilizó 30.000, publicó el diario La Nación en septiembre.
El presidente ejecutivo explicó que en esa ocasión él fue hospitalizado en servicios hospitalarios críticos en Santo Domingo y que la previsión presupuestaria incluyó hasta la posibilidad de la repatriación de su cuerpo en caso de muerte. Además, hubo sospechas de que los otros diez miembros de la delegación estuvieran contagiados y de que también necesitarían retornar en un servicio de ambulancia aérea, lo cual no resultó necesario. Tras ese incidente el Directorio del BCIE aprobó comprar un nuevo seguro médico para sus representantes en los viajes oficiales.
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