Data Center CR: cómo minar criptomonedas con energía renovable en Costa Rica
Mientras los Estados se apresuran a regular estos activos digitales, su auge abre una oportunidad para una empresa hidroeléctrica en el país de Centroamérica
Era Año Nuevo y Eduardo Kopper estaba en la playa con su familia. Estaba pasando por un mal momento. Cuatro meses antes, el Estado costarricense había dejado de comprarle la energía que producen sus dos hidroeléctricas y sus deudas lo acercaban a la quiebra. “Honesta y francamente, hace nueve meses yo estaba a punto de regalarle las hidroeléctricas al banco y decirle ‘son tu problema”, asegura el empresario. Pero una conversación con sus dos yernos lo cambió todo.
“Me dijeron que mirara hacia adelante”, cuenta Kopper, refiriéndose a las criptomonedas. Kopper no sabía nada en ese momento sobre estos nuevos activos digitales ni de la tecnología que los hace posible. “Pensé que esto era de mileniales y que no tenía ningún sentido”. Pero esa misma noche se sentó frente a su ordenador y empezó un proceso de aprendizaje que lo llevó a vender energía hidroeléctrica para minar criptomonedas.
Ahora, Kopper y su hija Christine tienen más de 70 clientes, a quienes alquilan un espacio para que conecten sus poderosas computadoras a la electricidad que generan sus presas. Por un precio fijo, les ofrecen limpieza y mantenimiento, seguridad y una conexión de internet para que puedan monitorizar cuántas criptomonedas han podido minar. “Hemos dado acceso a todos aquellos que estaban minando en el país a una opción más económica, que les genere más ingresos. Y, por supuesto, nosotros hemos logrado reactivar las hidroeléctricas”, dice el empresario al teléfono desde Costa Rica. De esta manera, su empresa Data Center CR, se ha vuelto una de las primeras opciones en el continente para minar criptomonedas con energía renovable.
A diferencia del dinero fiduciario, respaldado por los bancos centrales, una criptomoneda no es emitida por una autoridad monetaria. Y, en lugar de que un banco central lleve la cuenta de cuánto se ha emitido o está en circulación, las criptomonedas funcionan a través de un registro contable único que se distribuye a través de una red de computadoras y se hace bloque por bloque, lo que se llama blockchain.
Estas operaciones consumen enormes cantidades de energía, lo que ha generado críticas a mineros y creyentes férreos de las criptomonedas. Y ese es el argumento comercial de Data Center CR: ofrecer un lugar en medio de un cañón, a 40 minutos de la capital de San José, en uno de los países con menor huella de carbono en el mundo, donde poder conectar máquinas para minar criptomonedas sin huella de carbono.
Kopper no se lanzó a la aventura sin hacer primero un pequeño experimento. En enero de este año, después de leer e investigar todo lo que pudo sobre el tema, puso un par de computadoras a minar bitcoins. “Compré dos maquinitas, las puse en el garaje de mi casa, comencé a minar, las dejé dos semanas, de ahí cogí lo que había minado, lo trasladé a un banco en Estados Unidos y de ese banco a mi banco de aquí, fui al cajero automático y saqué dos dólares”, cuenta. Eso fue suficiente para convencerlo de que este era el futuro para sus hidroeléctricas.
El 7 de septiembre, El Salvador se convirtió en el primero en el mundo en hacer el bitcoin moneda nacional. Bitcoin fue la primera criptomoneda creada en el mundo y su valor se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. En América Latina, los países que han acogido las criptomonedas incluyen también a Venezuela y Cuba. Son Gobiernos que tienen una tensa relación con EE UU y que optan por una alternativa al dólar para hacer negocios internacionales.
En Brasil, la desconfianza por las instituciones ha impulsado el uso de criptomonedas hasta el punto de que hoy se encuentra entre los 20 países con mayor tasa de adopción, según la firma especializada Chainalysis. La expectativa es que poco a poco, los países empiecen a definir sus posturas y reglas en torno a estos activos digitales.
“Además de encontrarle una solución a nuestra energía, nos tocó romper paradigmas”, cuenta Kopper, quien se reunió con el Banco Central de Costa Rica y los reguladores bancarios hace un par de meses para discutir el asunto, ya que el país no tiene una regulación de criptomonedas. “¿Costa Rica es crypto-friendly o no? Esa interrogación está en el ambiente político nacional porque resulta que tenemos al vecino El Salvador que tiene una criptomoneda oficial, a Panamá que viene con algunas leyes, a Bolivia que está en contra. Y surge la pregunta: ¿Y Costa Rica va a favor de esta nueva tendencia tecnológica? La pregunta está en el aire”, agrega Kopper.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.