La UE golpeará a Londres con duras represalias comerciales si incumple el acuerdo del Brexit sobre Irlanda del Norte
Bruselas prepara medidas de castigo por si el Gobierno de Johnson cumple su amenaza de suspender unilateralmente el protocolo norirlandés pactado en 2019
La UE espera encontrar una salida negociada con Londres sobre la aplicación de los acuerdos del Brexit en Irlanda, pero teme que el Gobierno de Boris Johnson sorprenda al club comunitario con una ruptura unilateral y repentina de lo pactado en 2019. Por si acaso, según fuentes diplomáticas, Bruselas prepara todo un arsenal de represalias políticas y comerciales que podrían golpear duramente al Reino Unido si opta por saltarse unos acuerdos que fueron laboriosamente negociados durante tres años y medio y ratificados tanto por el Parlamento Europeo como por el británico. Varios socios europeos, con Francia y Alemania al frente, abogan por una respuesta muy contundente a cualquier desafío de Londres. España secunda el plan a pesar de los daños recíprocos que provocaría.
La primera toma de contacto entre Bruselas y Londres para neutralizar el conflicto ha tenido lugar este viernes durante un almuerzo de trabajo en la capital comunitaria entre Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea, y el representante del Gobierno británico para el Brexit, David Frost. Pero la negociación entre ambos ni siquiera ha comenzado oficialmente y ambas partes ya se apuntan mutuamente con una escalada de agresiones que pueden desencadenar una peligrosa espiral.
El Ejecutivo de Johnson ya ha esgrimido la amenaza de suspender unilateralmente el protocolo del acuerdo del Brexit sobre Irlanda del Norte si la UE no acepta renegociar la mayor parte de su contenido. Y ahora la UE se pertrecha para adoptar duras represalias en caso de que Londres lleve a cabo una brusca ruptura con unos acuerdos que apenas llevan 10 meses en vigor.
Las represalias, según las fuentes consultadas, apuntarían a intereses comerciales y a áreas de cooperación en las que el Reino Unido tenga especial interés, como el área judicial, de seguridad o de investigación. “El paquete de medidas tiene que ser duro y creíble”, apunta una fuente diplomática. Fuentes de la Comisión Europea añaden que a Londres no debe quedarle ninguna duda de que la UE reaccionará de manera contundente y unida y que cualquier provocación merecerá un castigo proporcional.
Paralelismo trágico
El escenario recuerda a algunos de los momentos más duros de la negociación del Brexit (2016-2021), cuando ambas partes contemplaron y se prepararon para los graves problemas económicos que habría provocado una salida del Reino Unido de la UE sin acuerdo. El paralelismo es tan trágicamente similar que la primera reunión de Sefcovic y Frost ha coincidido con el asesinato en el Reino Unido de un diputado británico, un drama que ha evocado la figura de Jo Cox, la diputada británica que también fue asesinada durante un mitin de la campaña del referéndum del Brexit de 2016.
En señal de respeto por el diputado asesinado, la delegación europea y la británica se han abstenido de emitir comunicados para hacer balance sobre el almuerzo de trabajo celebrado en Bruselas. Pero el luto no oculta que la tensión entre Bruselas y Londres sube por momentos. Ambas partes se preparan para un posible otoño muy caliente.
Fuentes diplomáticas europeas insisten en que la UE desea buscar una solución negociada para paliar los problemas de distribución surgidos en Irlanda del Norte desde la consumación del Brexit el pasado 31 de diciembre. Pero los principales socios de la UE consideran imprescindible tener preparadas las represalias que se adoptarían en caso de que Londres decida saltarse los acuerdos.
La necesidad de preparar un ataque inmediato y vigoroso, según fuentes comunitarias, responde tanto a un objetivo disuasorio, para evitar que Londres dé pasos irreversibles, como a la necesidad de superar el punto débil de la posición europea. “El Gobierno británico sabe que la UE nunca impondrá una frontera entre las dos Irlandas porque se pondrían en peligro los acuerdos de paz en la isla”, reconoce una fuente comunitaria. “Esa debilidad permite a Londres lanzar órdagos como la suspensión unilateral del acuerdo y la única forma que tenemos es advertirles de que esa violación del acuerdo no quedará impune y golpearemos con mucha dureza”, añaden desde la Comisión.
Sefcovic mantuvo a principios de esta semana un primer encuentro informal con los embajadores ante la UE de Alemania, Francia, Italia, España y Holanda. La cita, revelada en primer lugar por el diario Financial Times, fue improvisada, según fuentes diplomáticas, porque el vicepresidente de la Comisión solo quería tantear la disposición de las cinco grandes economías de la zona euro ante un choque frontal con Londres.
Los cinco países mostraron su “respaldo al 100%” a la estrategia planteada por la Comisión, que se basa en ofrecer la máxima flexibilidad en la aplicación del Protocolo irlandés, pero descartando su renegociación. Alemania, Francia y Holanda, según las fuentes consultadas, fueron especialmente tajantes sobre la necesidad de demostrar a Johnson que la UE no está inerme. España también se sumó a esa ofensiva, aunque fuentes españolas reconocen que los profundos lazos económicos con el Reino Unido hacen recomendable buscar a toda costa una salida negociada para evitar daños colaterales. El respaldo de Italia a la Comisión también fue absoluto, pero ese país es el que mantiene una mayor confianza en que Londres no provocará la ruptura.
Bruselas también confía en que Londres acepte negociar sobre la base de la propuesta presentada por la Comisión Europea, en la que se ofrece la posibilidad de suprimir hasta el 80% de los controles en productos alimentarios y una rebaja del 50% en el papeleo aduanero de las transacciones comerciales entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. La oferta también incluye, entre otras cosas, facilidades para garantizar el suministro británico de medicamentos genéricos a su provincia irlandesa.
Fuentes europeas describen la oferta como “muy generosa y positiva”. Y subrayan que las propuestas se han hecho a pesar de que la UE está convencida de que los problemas en la provincia británica de Irlanda no se deben al protocolo, sino al modelo de Brexit elegido por Johnson, que sacó a su país no solo de la UE sino también del mercado interior y de la unión aduanera. Bruselas esgrime como prueba el hecho de que los problemas de distribución, las estanterías vacías de supermercados o la falta de personal —desde camioneros a matarifes para los mataderos de carne— no son un fenómeno norirlandés, sino un problema general del Reino Unido en la era pos-Brexit.
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