República Checa celebra elecciones con su primer ministro bajo la sombra de los ‘Papeles de Pandora’
Andrej Babis opta a un segundo mandato con su popularidad en descenso por la creciente inflación y la gestión de la pandemia
La situación se complica para el primer ministro de República Checa, Andrej Babis. A las acusaciones de corrupción y conflicto de intereses que arrastra desde el principio de su mandato, este empresario, tecnócrata de corte populista, ha visto ahora aparecer su nombre en los Papeles de Pandora. República Checa celebra este viernes y sábado unas elecciones generales en las que el magnate opta a un segundo mandato. Sus seguidores son fieles, pero el descenso de su popularidad en las encuestas y factores como la alta inflación y la gestión de la pandemia le pueden hacer perder fuerza; aun si gana, es probable que tenga más difícil gobernar.
En la recta final de la campaña, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) reveló el pasado fin de semana que Babis compró en secreto en 2009 lujosas propiedades en la Riviera francesa por 16 millones de euros a través de empresas con sede en paraísos fiscales. Los documentos han sacudido de nuevo la imagen de la élite política internacional, pero la polémica en torno a esta adquisición no tendrá un impacto especial en la imagen de Babis, afirma el politólogo Lubomír Kopecek: “Tenemos un primer ministro con otros problemas antes que los Papeles de Pandora”, asegura.
Esta no es la primera vez que el empresario, de 67 años, uno de los hombres más ricos e influyentes del país gracias al conglomerado alimenticio Agrofert y que posee, además, varios medios de comunicación, se enfrenta a acusaciones polémicas. La Comisión Europea investiga a Babis por un supuesto cobro indebido de fondos comunitarios destinados a una de sus empresas. El primer ministro se defiende de las acusaciones argumentando supuestos intereses partidistas y una campaña de difamación.
“Los Papeles de Pandora han sido el tema más importante de la última semana, pero no es el único asunto. La discusión en las semanas anteriores ha girado en torno al alza de los precios de los bienes básicos, de la electricidad y de la gasolina. La inflación está alcanzando niveles que no se habían visto desde hace 20 años”, explica Kopecek, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Masaryk de Brno. A esto se suma el aumento del déficit público tras la reciente subida de las pensiones y de los salarios de los funcionarios, así como la gestión de la pandemia. República Checa ha sido uno de los países del mundo con mayor número de fallecidos per cápita por la covid-19 (casi 35.000 en total). “Este es un referéndum sobre Andrej Babis”, apunta.
La Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO, por sus siglas en checo), que fundó Babis en 2011 como un movimiento para combatir la corrupción política y que un año más tarde se convirtió en partido político, parte como favorito, pero con una ventaja mucho menor de la que logró en las elecciones generales de 2017, en las que obtuvo el 29% de los votos. Babis está al frente de un Gobierno de coalición con el Partido Socialdemócrata (CSSD), que según las últimas encuestas no supera el umbral mínimo del 5% para entrar en el Parlamento, lo que complicaría la formación de una nueva coalición.
Dos grandes coaliciones
Mientras, la oposición, que se agrupa en dos grandes bloques de ideología opuesta, se frota las manos. Por un lado, está Spolu (Juntos), que aglutina a varias formaciones de centroderecha como el Partido Democrático Cívico (derecha), el TOP09 (centroderecha) y la Unión Cristiana Demócrata. En el otro, un bloque de izquierdas liderado por el Partido Pirata y el centrista Alcaldes e Independientes, favorables a estrechar lazos con la Unión Europea. La suma de ambas agrupaciones, que han dejado claro que no tienen intención de negociar con Babis, podrían lograr una mayoría parlamentaria.
Ambos bloques lograron fuertes apoyos en los peores momentos de la pandemia, pero poco a poco Babis se fue recuperando con un discurso “flexible”, apunta Kopecek, centrado en la seguridad y en la inmigración irregular. “Un problema que no es real aquí porque hay muy poco inmigrantes, pero que llega a sus seguidores, que suelen ser personas mayores de 60 años, a quienes les preocupa la seguridad”. La UE mira con suspicacia su acercamiento a líderes como el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, pero forma parte del juego de tira y afloja. El politólogo apunta a que hay sintonía entre ambos políticos, pero asegura que Babis es “pragmático” y sabe que “necesita a la UE, necesita sus mercados y sus subsidios”.
Encuestas
Los últimos sondeos, realizados antes de las revelaciones de los Papeles de Pandora, daban a ANO (un juego de palabras que significa sí en checo) un 27,3% de los apoyos, seguido de la coalición Spolu, con un 21,4%. La coalición liberal progresista, formada por Piratas y Alcaldes, que lideraba las encuestas entre marzo y junio con el 27%, aparece relegada al tercer lugar, con un 17,4%. En la cuarta posición, con algo más del 12%, se encuentra el ultranacionalista y xenófobo partido SPD, encabezado por Tomio Okamura, un empresario de origen japonés, dispuesto a apoyar a Babis. A cambio, Okamura exige la aprobación de consultas populares vinculantes en el país, incluida una sobre la eventual salida de República Checa de la UE y de la OTAN.
El resto de los partidos, que podrían resultar clave a la hora de apoyar directamente o indirectamente a cualquier coalición de Gobierno, se mueven cerca o muy poco por encima del umbral mínimo del 5% necesario para entrar en el Parlamento. Los socialdemócratas y socios de gobierno obtendrían un 4,4%, los comunistas del KSCM, que apoyaron de forma táctica al Ejecutivo en el Parlamento durante los últimos cuatro años, un 6,5%, y el nuevo movimiento Prisaha, fundado por un expolicía, un 5,7 %.
“Los resultados de los pequeños partidos pueden complicar las cosas: cuantos más partidos entren en la Asamblea, más difícil será formar coaliciones”, opina, en declaraciones a la agencia Efe, el analista Jiri Pehe, de la sede en Praga de la New York University.
Ocho millones de checos están llamados a votar para elegir a los 200 representantes de la Cámara de Diputados, desde el mediodía de este viernes hasta el sábado a las 14.00, un sistema de votación que comenzó en 1990 con la intención de facilitar el sufragio a los ciudadanos con un día laborable, para quien quiera pueda votar de camino o a la salida del trabajo, y otro no laborable. No habrá sondeos a pie de urna y los resultados se esperan el sábado por la noche. Debido a la covid, y como excepción, este miércoles se permitió votar en 82 centros habilitados a las personas que están en cuarentena, que lo hicieron sin bajarse del coche.
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