Manifestación masiva en Praga para pedir la dimisión del primer ministro checo
Andrej Babis está investigado por la Comisión Europea por un supuesto cobro indebido de fondos comunitarios
Decenas de miles de checos han recorrido este martes el centro de Praga para pedir la dimisión del primer ministro, Andrej Babis, investigado por la Comisión Europea por un supuesto cobro indebido de fondos europeos destinados a una de sus empresas. Según los organizadores de la marcha, una grupo civil que promueve la democracia en el país excomunista, el número de manifestantes ascendió a los 120.000 manifestantes, una cifra histórica que, según la analista Zuzana Stuchlíková, no se repetía desde la Revolución de Terciopelo en 1989.
La Comisión Europea concluye en una investigación que Babis incurrió en conflicto de intereses por las ramificaciones de su imperio empresarial mientras ejercía como ministro de Finanzas y posteriormente, primer ministro del país, según un informe publicado por el periódico checo Hospodarske Noviny. Babis, investigado también por fraude fiscal, insistió este martes en que no ha cometido ningún delito. Pero el fiscal general del país, Pavel Zeman, está analizando si hay base legal para abrir una investigación formal contra el primer ministro.
En la manifestación ondeaban banderas de la República Checa y de la UE y en una pancarta se podía leer: “Ya hemos tenido suficiente”. Por quinta semana consecutiva, los checos, cansados de los escándalos de corrupción de Babis, piden no solo su dimisión, sino también la recién elegida nueva ministra de Justicia, Marie Benesova, porque consideran que está íntimamente vinculada con los círculos del poder y que su elección por parte de Babis no garantiza la independencia judicial. El enfado ha ido en aumento sobre todo después de que el viernes pasado un periódico checo publicara el borrador de la auditoría realizada por la Comisión.
El conglomerado agroindustrial Agrofert, que el propio Babis fundó hace décadas, recibe anualmente decenas de millones de euros de subvenciones europeas. El líder del partido Alianza de Ciudadanos Descontentos, que gobierna el país desde octubre de 2017, insiste en que ese mismo año, cuando era ministro de Finanzas en el Gobierno anterior, entregó este grupo de compañías a fondos fiduciarios, pero la Comisión ve indicios de que las decisiones de Babis mientras ha estado ocupando cargos de poder sí han podido beneficiar a este holding.
Aunque Bruselas no se ha pronunciado todavía al respecto, si se confirma esta información podría derivar en la pérdida de fondos europeos para la República Checa. En este caso, Babis, conocido como el Berlusconi checo, debería reembolsar el dinero de las subvenciones procedentes de los fondos estructurales de la UE desde febrero de 2017, lo que supondría, según la agencia AFP, un pago de 17,4 millones de euros.
Moción de confianza
Petr Fiala, del partido conservador ODS, ha pedido a Babis que se someta a una moción de confianza, pero el primer ministro, que gobierna en una frágil coalición con los socialdemócratas, lo ha rechazado. La fragmentación del Parlamento checo, con el auge de partidos antisistema como Piratas, la caída en picado de los socialistas y la subida de la extrema derecha, ponen fácil las cosas a Babis por la incapacidad para ponerse de acuerdo.
“A pesar de las manifestaciones de hoy [este martes] y de la presión de la UE, la posición de Babis sigue siendo fuerte. Tiene el respaldo del jefe de Estado, Milos Zeman”, asegura Zuzana Stuchlíková, analista checa del think tank Europeum Institute. Zeman comparte con Babis su visión antieuropeísta y antinmigración. A pesar de que cada vez son más los checos que se manifiestan contra el Gobierno, su partido fue el más votado en las pasadas elecciones europeas.
Un dirigente cuestionado y multimillonario
A sus 65 años, Andrej Babis, sigue capeando sus problemas con la justicia mientras se mantiene en las más altas esferas del poder. Elegido en 2017 como primer ministro checo, este multimillonario basó su campaña en la lucha contra la corrupción y en su retórica antieuropeísta.
Además de haber fundado el mayor grupo agroindustrial del país, también es dueño de varios medios de comunicación. A finales del año pasado, el líder populista se vio envuelto en un escándalo familiar cuando uno de sus hijos lo acusó de haberle secuestrado para impedir que testificara contra él en el proceso relacionado con el uso indebido de fondos de la Unión Europea. Él rechazó esta acusación y alegó que su hijo sufre brotes de esquizofrenia.
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