Argentina relaja todas las restricciones sanitarias un año y medio después del inicio de la pandemia
El Gobierno reabre las fronteras en forma gradual y elimina el uso obligatorio de mascarilla ante el descenso de casos de covid-19
La mascarilla dejará de ser obligatoria en las calles de Argentina. En coincidencia con la llegada de la primavera austral, el Gobierno de Alberto Fernández anunció el uso voluntario al aire libre del que ha sido uno de los símbolos de la pandemia de la covid-19. El descenso de casos de coronavirus, el avance de la campaña de vacunación y la necesidad de obtener resultados económicos visibles antes de las elecciones legislativas de noviembre han llevado al Ejecutivo a acelerar la flexibilización de las restricciones que seguían vigentes. Una vez se publique en los próximos días el decreto presidencial, locales comerciales y gastronómicos podrán volver a contar con aforo completo, las discotecas y eventos masivos —como el fútbol—, se habilitarán al 50% de su capacidad y las fronteras reabrirán de forma gradual hasta el 1 de noviembre, cuando desaparecerán los cupos de ingreso y las puertas estarán abiertas a todos los turistas extranjeros.
En la última semana, el promedio de nuevos contagios de covid-19 en el país rondó los 2.000 diarios, una cifra 15 veces inferior al pico alcanzado entre finales de mayo y principios de junio. Cada vez son más los hospitales sin internados por coronavirus y la cifra de fallecidos muestra también una tendencia a la baja, con 90 muertes registradas este lunes. “Si esto sigue en esta dirección, quiere decir que estamos transitando quizás la última etapa de esta pandemia”, dijo el nuevo jefe de Gabinete, Juan Manzur, en rueda de prensa junto a la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
Manzur, quien ocupó la cartera sanitaria durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, hoy vicepresidenta, es una de las nuevas caras del Ejecutivo relanzado tras la dura derrota en las elecciones primarias del 12 de septiembre y la posterior crisis interna desatada entre el presidente y su segunda. En su presentación en público como uno de los portavoces del Gobierno en esta nueva etapa, Manzur insinuó que, de haber contratiempos, el regreso a la normalidad es cuestión de semanas. Uno de los mayores miedos es la propagación de la variante Delta del coronavirus, que obligó a varios países europeos a ralentizar la reapertura de actividades y en algunos casos, dar marcha atrás de forma temporal, pero por ahora se mantiene bajo control.
La flexibilización de las medidas aliviará la situación de sectores muy golpeados por la cuarentena, como comercio, gastronomía y turismo. Sólo en Buenos Aires, en 2020 se cerraron unos 21.000 locales, de los que un cuarto pudo reconvertirse, según datos de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba). La posibilidad de volver a abrir las puertas con un aforo igual al de 2019 fue muy aplaudida este martes por todos aquellos empresarios que han resistido a lo largo del último año y medio.
Las empresas turísticas también festejaron. Entre el 1 de octubre y 1 de noviembre se incrementará el cupo de ingreso de extranjeros y a partir del 1 de noviembre las puertas volverán a estar abiertas para todos los turistas. Aquellos que cuenten con esquema de vacunación completo, sólo deberán prueba PCR negativa en las 72 horas previas a la llegada a Argentina y otra a los siete días de su ingreso. Los que no estén inmunizados con dos dosis deberán cumplir con los mismos requisitos, pero además realizar una semana de cuarentena.
El anuncio gubernamental busca también inyectar optimismo en una población que, en su mayoría, no siente en el bolsillo la recuperación económica de la que habló el Gobierno durante la campaña electoral. Si en las elecciones legislativas del próximo 14 de noviembre se repiten los resultados de las primarias, en las que perdió en 18 de los 24 distritos, el oficialismo perdería el control del Congreso.
Según el Gobierno, uno de los requisitos para recuperar la normalidad es que el 50% de la población tenga el esquema de vacunación completo. Para lograrlo faltan aplicar cerca de 2,5 millones de dosis más, detalló Vizzotti. Hoy, los protegidos con dos dosis son casi el 45% del total.
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