Asesinado un sacerdote católico en un pueblo de la región francesa de Vendée
El presunto autor, un ruandés de 40 años acusado de provocar hace un año un incendio en la catedral de Nantes y con problemas psiquiátricos, se ha entregado. Aunque aún se desconoce el móvil del crimen, se ha descartado un motivo terrorista. La fiscalía ha abierto una investigación por “homicidio involuntario”.
Un cura católico ha sido asesinado este lunes en el oeste de Francia a manos, presuntamente, de un refugiado ruandés que estaba a espera de juicio por haber prendido fuego hace justo un año a la catedral de Nantes y que se ha entregado a las autoridades. La fiscalía regional ha anunciado la apertura de una investigación por “homicidio involuntario” y ha descartado que el móvil sea terrorista. Pese a todo, y a menos de un año de las elecciones presidenciales, la situación irregular del sospechoso -cuya expulsión del territorio nacional había sido decretada a comienzos de 2020- ha sido rápidamente utilizada por la líder de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, y otros políticos conservadores para criticar la “fracasada” política migratoria del Gobierno de Emmanuel Macron.
Según ha explicado el fiscal adjunto de La Roche-sur-Yon, Yannick Le Goater, el sospechoso, Emmanuel Abayisenga, entró en horas de la mañana en la gendarmería de Mortagne-sur-Sèvre, al sur de Nantes, y “entregó una llave, diciendo que había que meterle en prisión”. Los gendarmes que se desplazaron rápidamente al centro religioso donde residía el sospechoso desde hacía unos meses se toparon, en una habitación cerrada con la llave que les había entregado el autor confeso, el cadáver de un religioso. Se trata de Olivier Maire, superior provincial de los misioneros de Montfortains, de 60 años, tal como había confirmado previamente la diócesis local. El fiscal no confirmó las versiones de algunos medios según las cuales el sacerdote presentaba varios golpes.
El religioso había acogido a su presunto homicida desde que este fue puesto en libertad vigilada, el pasado 31 de mayo, mientras esperaba su proceso por el incendio de la catedral. El 20 de junio sin embargo, fue ingresado en un hospital psiquiátrico, donde permaneció hasta el 29 de julio, momento en que volvió a residir en la comunidad religiosa donde ahora se ha producido el drama, cuyos motivos se desconocen por el momento. El sospechoso, que está nuevamente en detención preventiva desde la mañana, estaba siendo sometido a una nueva evaluación psiquiátrica, agregó el fiscal adjunto.
Abayisenga, de 40 años, estaba a la espera de juicio por el incendio provocado de la catedral de Nantes que el 18 de julio de 2020 provocó fuertes daños, especialmente en el órgano del templo. Se trata de un refugiado ruandés que, según se dijo el año pasado, llevaba en Francia desde 2012 y trabajaba como monaguillo de la catedral. Estaba bajo orden de expulsión desde marzo de 2020, pero su imputación en el incendio detuvo el procedimiento, ya que estaba pendiente de ser procesado. “Su presencia en territorio nacional fue declarada necesaria por la investigación”, subrayó el fiscal Le Goater en declaraciones a la prensa.
El estatus del presunto asesino ha sido rápidamente utilizado por la líder ultraderechista Marine Le Pen, a quien las encuestas sitúan en la segunda vuelta de las presidenciales, para criticar la política de quien a día de hoy se sitúa como su principal rival para ocupar el Elíseo, su actual inquilino, Emmanuel Macron.
“En Francia se puede ser clandestino, incendiar la catedral de Nantes, no ser expulsado jamás y reincidir asesinando a un cura. Lo que pasa en nuestro país es de una gravedad sin precedentes”, ha criticado la líder del RN en un tuit. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, visitó en la tarde el lugar “dramático asesinato”, no ha tardado en clamar contra la “indignidad” del mensaje de Le Pen, a quien ha acusado de “crear polémica sin conocer los hechos”. Según ha indicado en otro tuit, con el que indirectamente confirmaba la autoría del crimen, es que “este extranjero no era expulsable pese a su orden de expulsión, puesto que no se había levantado su control judicial”.
Un argumento que no ha impedido que otros posibles presidenciables, como el conservador Laurent Wauquiez, de Los Republicanos, también hayan aprovechado el suceso para criticar la política oficial. “Este hombre no debería haber podido entrar jamás en Francia y menos aún permanecer tras el incendio de la catedral de Nantes”, ha escrito en la misma red social. “Tenemos a la vista las consecuencias de nuestra cobardía y ceguera”, ha agregado. “Ese criminal ruandés que ya había incendiado la catedral de Nantes nos muestra hasta qué punto nuestro humanismo y nuestro legalismo se han convertido en la marca de una debilidad que nos está matando”, ha declarado también el periodista y polemista Éric Zemmour, cuya posible candidatura presidencial ha agitado la escena de la extrema derecha.
Tras manifestar su “compasión por la comunidad cristiana cuyo cura ha sido asesinado”, el líder del izquierdista Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, se ha preguntado por su parte: “¿Por qué el criminal, un incendiario de la catedral, no estaba siendo seguido de cerca visto su evidente estado de perturbación mental?”. El primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, ha manifestado mientras tanto su “condena total al criminal que levantó la mano contra el hombre que le ofreció hospitalidad”. Al mismo tiempo, ha subrayado su homenaje a un religioso “que sin duda habría detestado que su asesinato alimente la polémica”.
Sin entrar en la escalada de declaraciones políticas, Macron ha rendido también homenaje “en nombre de la nación” al religioso “cuyo rostro reflejaba la generosidad y amor por los otros”. Además de enviar condolencias a la comunidad religiosa del fallecido y a “todos los católicos” del país, Macron ha afirmado, también a través de las redes sociales, que “proteger a los que creen es una prioridad”.
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