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Una milicia opuesta al golpe en Myanmar mata al menos a 13 miembros de las fuerzas de seguridad

El grupo rebelde asaltó una comisaría situada a 100 kilómetros de la capital del país

Myanmar
Varias personas observan columnas de humo en Hkamti, en la región birmana de Sagaing, en una imagen difundida este sábado en las redes sociales.NEWS AMBASSADOR (Reuters)

El movimiento de resistencia al poder militar se intensifica y radicaliza sus tácticas de ataque y defensa frente al Ejército en Myanmar (antigua Birmania). Al menos 13 miembros de las fuerzas de seguridad murieron y cuatro fueron capturados después de que un grupo rebelde asaltara este domingo una comisaría de policía en Mobye, una ciudad del este del país. El suceso ocurre cuando aumentan los enfrentamientos entre las llamadas fuerzas de defensa popular partidarias del Gobierno civil clandestino —que reclama ser el poder legítimo de Myanmar y se opone al régimen castrense surgido tras el golpe de Estado del pasado 1 de febrero—, y el Tatmadaw (el Ejército birmano), así como entre este y las guerrillas formadas por minorías étnicas en varias partes del país.

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Según un integrante de dicha fuerza de defensa popular citado por el medio local The Irrawaddy, los rebeldes prendieron fuego a la comisaría, y dos civiles resultaron heridos durante el ataque. Algunos vídeos que circulan por las redes sociales, no verificados hasta el momento, muestran los cuerpos sin vida de los soldados y policías, vestidos de uniforme. En otras grabaciones aparecen agentes con los ojos vendados y las manos atadas en la espalda, como si hubieran sido hechos prisioneros.

El incidente en Mobye, localidad situada a unos 100 kilómetros al este de la capital, Naypyidó, se produce cuando se estima que cientos o miles de birmanos, en función de las fuentes, han pasado a la acción y se entrenan con las guerrillas de minorías étnicas para hacer frente al Tatmadaw, que ha matado al menos a 815 personas desde la asonada, según la Asociación para la Protección de Presos Políticos de Myanmar. A su vez, el Gobierno de Unidad Nacional —formado en la clandestinidad inicialmente por miembros del depuesto Ejecutivo civil de Aung San Suu Kyi— anunció este mes la creación de una “fuerza de defensa popular” que sirva de paraguas de este movimiento rebelde y se convierta en precursora de un futuro Ejército federal, con el objetivo de que en su día reemplace al Tatmadaw.

Se trata de un proyecto aún muy en ciernes, que se enfrenta a numerosas dificultades para salir adelante, entre ellas los obstáculos para coordinar movimientos de resistencia que en ocasiones surgen sin gran planificación, así como el reto de lograr el apoyo de la veintena de guerrillas de minorías étnicas que operan en el país desde hace décadas. No obstante, muchos jóvenes, los grandes protagonistas de las protestas callejeras que inundan Myanmar desde el golpe —en su mayoría pacíficas—, han manifestado su respaldo a esta “militarización” de la resistencia tras meses de represión por parte del Tatmadaw.

Suu Kyi, con “buena salud”

Mientras, las guerrillas que desde hace décadas luchan por defender su autonomía en zonas fronterizas del país aumentan sus combates con el Ejército. Varios de estos grupos armados formados por minorías étnicas se enfrentaron a las fuerzas de seguridad este domingo en Muse (en el estado norteño de Shan), junto a la frontera con China. Al otro lado del país, en una localidad minera lindante con India, otro grupo armado perpetró un ataque contra las fuerzas de seguridad birmanas el sábado.

La junta militar que se instaló en el poder tras el golpe rechaza dar marcha atrás pese a la manifiesta oposición a su mandato, empujando a Myanmar hacia una guerra civil. Con el objetivo de mantenerse en el poder, el régimen castrense anunció el viernes la disolución de la Liga Nacional para la Democracia (NLD, por sus siglas en inglés), el partido de Suu Kyi, la líder de facto del Gobierno civil hasta la asonada. La NLD obtuvo una contundente victoria en los comicios de noviembre, que los militares denunciaron como fraudulentos, su excusa para dar el golpe.

Se espera que Suu Kyi, arrestada desde entonces y acusada de varios delitos, entre ellos violar la ley de Secretos Oficiales, castigado con hasta 14 años de cárcel, comparezca en público por primera vez el lunes en un juzgado de Naypyidó. El líder de la junta militar, Min Aung Hlaing, ha anticipado que la Nobel de la Paz, de 75 años, se encuentra “bien de salud”, si bien no ha sido vista desde la asonada.

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