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El chavismo y la oposición alcanzan un acuerdo político para la compra de vacunas en Venezuela

Nicolás Maduro y Juan Guaidó aceptan destinar fondos congelados en el exterior y en disputa entre las partes para adquirir 12 millones de dosis contra la covid-19

Trabajadores del hospital Domingo Luciani, en Caracas
Trabajadores del hospital Domingo Luciani de Caracas reciben el 4 de marzo una vacuna contra la covid-19.Miguel Gutiérrez (EFE)

La oposición venezolana y el Gobierno de Nicolás Maduro forjaron un delicado acuerdo político para que el país pueda acceder a un programa masivo de vacunación contra la covid-19 con la asistencia de organismos internacionales. El pacto contempla que recursos de los activos retenidos en el exterior por las sanciones contra el régimen chavista sean destinados al acceso a la denominada plataforma Covax que promueve la Organización Mundial de la Salud. Los fondos liberados, en disputa entre las partes, harán posible la compra de 12 millones de vacunas para unos seis millones de personas. Se trata, en principio, de fármacos patentados por el laboratorio AstraZeneca.

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La noticia fue recibida con beneplácito por la opinión pública, incluyendo a los sectores críticos que tiene Guaidó en las filas opositoras, que llevan tiempo clamando por el establecimiento de mecanismos de diálogo que rompan las sinrazones de la polarización política que determina la vida del país. La quiebra del estado petrolero y el aislamiento del Gobierno de Maduro han hecho temer a muchas personas por la prolongación indefinida de los estragos de la pandemia en Venezuela.

La Mesa Técnica, el equipo que estableció las condiciones del acuerdo, estuvo integrada por dirigentes políticos opositores, sociedades médicas y académicas venezolanas, representantes de la Organización Panamericana de la Salud, UNICEF y el Ministerio del Poder Popular para la Salud de Maduro. La consolidación y desarrollo de este equipo de trabajo se llevó adelante entre enormes dificultades y condiciones previas. El anuncio de este acuerdo fue hecho por el propio Guaidó y por una comisión de la Asamblea Nacional electa en 2015, de mayoría opositora —únicas instancias venezolanas reconocidas por Estados Unidos—, que siguen impugnando a Maduro y la elección del Parlamento chavista, y que operan hoy en condiciones de semiclandestinidad.

El chavismo mantiene una disputa legal con la oposición y la Administración de Estados Unidos por el control de esos recursos congelados en el exterior. Si bien ha autorizado los acuerdos, se ha conducido en este episodio con total hermetismo y discreción. Parte del dinero está integrado por unos depósitos de la nación congelados en una cuenta del Banco de Inglaterra.

Guaidó deberá solicitar ante la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, OFAC, una licencia para habilitar estos recursos. En el marco del acuerdo, el Parlamento opositor solicitará al Banco Central de Venezuela, en manos de Maduro, el uso de 30 millones de dólares que se destinarán a las vacunas y el acceso a las cadenas de frío.

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“En Venezuela ya no hay margen para la improvisación y la politización, por eso es imperativo que las vacunas sean administradas y distribuidas por agencias humanitarias”, afirmó Guaidó al hacer el anuncio. “Basta de la negligencia y el manejo político que han costado vidas en nuestro país”. Por su parte, Miguel Pizarro, representante de la oposición venezolana ante Naciones Unidas, y uno de los artífices del acuerdo, afirmó: “Debemos hacer énfasis en que los fondos de la nación, cuya utilización debe ser solicitada y aprobada por la Asamblea Nacional, sean destinados de forma directa a las agencias y mecanismos multilaterales a fines de la transparencia que requiere esta operación humanitaria”.

El embajador de Estados Unidos para Venezuela, residente en Colombia, James Story, felicitó a Guaidó y a Maduro por el acuerdo, puesto que sus representantes “se han sentado en la mesa de negociación para hablar sobre cómo trabajar con la OPS y UNICEF para traer vacunas a Venezuela”. Aun cuando mantiene el control del poder con total claridad, el Gobierno de Nicolás Maduro ha tenido que hacer esta concesión reconociendo la incumbencia de sus enemigos en un delicado asunto de Estado, atado de manos como está ante las onerosas obligaciones de la pandemia y unas arcas nacionales muy erosionadas durante su administración.

Mientras gestiona por su cuenta la compra de vacunas de sus aliados de Rusia y de China, el mandatario venezolano ya ha declarado que está dispuesto a autorizar al sector privado —muy especialmente, a la patronal Fedecámaras— a gestionar la compra de cinco millones de vacunas rusas Sputnik V. Hasta el momento, al país han ingresado 700.000 vacunas que han sido aplicadas con opacidad a la jerarquía gobernante, el personal médico y los maestros de escuela. “Es una buena noticia, nos permite encarar con más claridad el panorama de la pandemia en Venezuela, no hay la menor duda”, afirma el epidemiólogo y exministro de Sanidad José Félix Oletta. “Todos los ciudadanos debemos luchar, exigir y vigilar por que se cumpla”.

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