“Fuimos enemigos mortales y hoy nos reconocemos como civiles”
El exlíder de las FARC Rodrigo Londoño y el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso aparecen por primera vez juntos ante la Comisión de la Verdad, que el 21 de abril escuchará sus versiones sobre el conflicto colombiano
Los máximos líderes de los dos movimientos armados que fueron enemigos mortales en la guerra de Colombia serán formalmente escuchados por la Comisión de la Verdad, surgida del acuerdo de paz que selló hace cuatro años el Estado con las FARC. El sacerdote jesuita Francisco de Roux, presidente de la Comisión, ha dado a conocer este jueves la ruta de la contribución a la verdad y el reconocimiento de responsabilidades de Rodrigo Londoño, más conocido como Timochenko cuando era el máximo jefe de las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y Salvatore Mancuso, el comandante paramilitar que lideró las Autodefensas Unidas de Colombia. En un escenario inimaginable hasta hace poco, ambos se han unido para pedir que les permitan aportar su versión para esclarecer un conflicto armado de más de medio siglo que dejó nueve millones de víctimas.
“La Comisión los recibe con respeto y con esperanza. Ustedes tienen legítimas razones para llegar a este escenario. Quieren que el país conozca la verdad del conflicto armado desde la voz de los propios participantes”, manifestó De Roux durante un acto que contó con la presencia virtual de Londoño, desde lo que parecía el estudio de su hogar, y Mancuso desde la prisión donde se encuentra recluido en Georgia, Estados Unidos. El próximo 21 de abril será el primer encuentro amplio con excombatientes y víctimas sobre la realidad del conflicto y los sufrimientos que causó, con los medios de comunicación y la comunidad internacional como testigos, anunció sin entrar en detalles.
Sin embargo, “la verdad que busca la Comisión está más allá, y nosotros someteremos al contraste estos aportes que Colombia necesita oír”, advirtió el padre. “La Comisión pone en primer plano la dignidad de las víctimas, y por eso este escenario no es ni puede ser para glorificarse como actores de guerra, sino para mostrar la inmensa deuda que ustedes y todos los demás actores del conflicto, el Estado y los colombianos, tenemos con las víctimas y con todos aquellos que fueron asesinados, mutilados, secuestrados, arrebatados de sus tierras, desplazados y humillados”.
En su intervención, Londoño, presidente del rebautizado partido político Comunes, se dedicó a recordar las discusiones que durante los diálogos de La Habana permitieron crear el Sistema Integral de Justicia, Verdad, Reparación y No repetición, del que hacen parte tanto la Comisión como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), encargada de juzgar a los máximos responsables de los peores crímenes perpetrados en el marco del conflicto. “Se cometieron crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra, donde nosotros hemos reconocido la responsabilidad que nos corresponde”, destacó Timochenko sobre un pacto concebido en torno a la reparación de las víctimas y su derecho a la verdad. La JEP imputó en enero varios delitos relacionados con el secuestro a la cúpula de las FARC en el más avanzado de los siete grandes procesos abiertos hasta el momento.
“Con Rodrigo Londoño fuimos enemigos mortales en el pasado y hoy nos reconocemos como civiles, podemos hablar hoy sin necesidad de matarnos, de manera civilizada, para responder ante el país por las atrocidades y barbaridades que cometimos”, dijo a su turno Mancuso, que se presentó rapado y con el uniforme naranja que distingue a los reclusos en muchas cárceles de Estados Unidos. Luego de someterse al proceso de Justicia y Paz durante el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010), Mancuso fue extraditado por narcotráfico en 2008. En su momento dijo que con su salida también se iba la verdad. Con esa pena cumplida, está a la espera de ser enviado de regreso a Colombia, donde se le señala de coordinar más de un centenar de masacres. El excomandante paramilitar, que asegura querer revelar sus vinculos con el poder económico, ha pedido pista para ingresar a la JEP, pero hasta ahora esa solicitud ha sido negada. “Mientras esas verdades no se develen, no vamos a tener paz en el país”, señaló.
Después de haber sufrido un degradado conflicto que involucró a guerrillas, paramilitares y fuerzas estatales, Colombia se asoma a la dolorosa –y ojalá reparadora– verdad sobre la guerra. La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición, su nombre formal, ha tenido que operar en medio de la polarización y sortear los obstáculos que le impuso la pandemia. La entidad, que ha contado con un sólido respaldo de la comunidad internacional, concluye a finales de este 2021 su mandato de tres años con un informe final que busca dignificar a las víctimas y arrojar luces sobre la barbarie de los actores armados. “Estaremos al lado de las víctimas para que lleguen a este escenario con su dolor, sus reclamos y sus preguntas”, concluyó de Roux en su intervención sobre la cita del 21 de abril.
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