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La “alianza del té con leche”: la unión ‘online’ entre Hong Kong, Taiwán y Tailandia contra China

Críticas hacia celebridades tailandesas derivan en un movimiento político regional en Internet

Un móvil muestra un cartel de la "alianza del té con leche" entre los internautas de Taiwán, Tailandia y Hong Kong.
Un móvil muestra un cartel de la "alianza del té con leche" entre los internautas de Taiwán, Tailandia y Hong Kong.

Con medio mundo confinado en sus hogares, los debates y disputas en las redes sociales se han convertido, todavía más, en el pan de cada día en gran parte del planeta. Pero en Asia se ha alcanzado un nuevo nivel. Decenas de miles de internautas de Tailandia, Hong Kong y Taiwán han formado la primera unión transnacional digital: la “alianza del té con leche”. Un eslogan, referido a la querencia común por esta bebida, tras el que denuncian las tácticas autoritarias del régimen chino, que intenta depurar su imagen en plena pandemia.

Todo comenzó hace unas semanas como una discusión sin aparente trascendencia. Entonces, varios usuarios chinos empezaron a escudriñar los perfiles en redes sociales del actor tailandés Vachirawit Bright Chivaaree y su novia, la modelo Weeraya Sukaram —cuyo nombre online es Nevvy— al percatarse de la relación entre ambos. Bright ha adquirido fama en China por su papel en la serie de televisión 2gether: The Series, un drama romántico que ha cosechado éxitos en la segunda economía mundial desde su estreno a finales de febrero. Tal ha sido el impacto del programa, que un artículo del oficialista Global Times aseguraba que “mejoraría la comunicación cultural entre China y Tailandia”.

Nada más lejos de la realidad. El optimista presagio no previó el implacable escrutinio de las redes sociales. Bright y Nevvy no escaparon de la criba. Ella fue acusada por usuarios chinos de compartir un mensaje de Twitter que defendía que el coronavirus había surgido en un laboratorio chino, lo que Washington dice investigar y Pekín niega, y también de sugerir en una foto en Instagram de hace años que Taiwán no es parte de China. A él, por su parte, le atacaron por darle  me gusta a un comentario en el que se identificaba a Hong Kong como un país, anatema para el régimen comunista, que defiende su soberanía sobre la excolonia británica y la isla bajo el principio de “una sola China”.

Aunque Bright llegó a disculparse, mientras Nevvy dio la callada por respuesta, no hubo tregua: en Weibo, el Twitter chino, las peticiones para boicotear el show tailandés se compartieron millones de veces. Un ejército de usuarios pro-China empezó además a utilizar la etiqueta #nnevvy tanto en Twitter, censurado en la potencia asiática y solo accesible a través de una red virtual privada (VPN, por sus siglas en inglés), como en Weibo para exigir a la joven que pidiera perdón, mientras usuarios chinos y tailandeses intercambiaban reproches de lo más variopinto: desde inocuos ataques sobre los gustos y tradiciones culinarias de cada país, hasta golpes bajos recordando algunos de los episodios más trágicos del siglo pasado.

En concreto, un usuario chino publicó la fotografía de 1976 en la que un ultraderechista golpea con una silla a un universitario que previamente había sido ahorcado durante la represión de las protestas prodemocráticas de ese año en Bangkok, subraya Efe. En respuesta, los usuarios tailandeses aludieron al silencio oficial que existe en China sobre la matanza de Tiananmen de 1989, y, en lugar de indignarse sobre las críticas de algunos usuarios chinos hacia el régimen tailandés y su monarquía —protegida en Tailandia por una de las leyes de lesa majestad más punitivas del planeta—, muchos se sumaron a ellas. “¡Dilo más alto!”, exclamaba un internauta de Tailandia, un país en el que los movimientos de oposición más liberales han contado con el respaldo de la población joven, normalmente, la más asidua a las redes sociales. Muchos usuarios recurrieron a memes para mofarse de los intentos de insultarles atacando a un Gobierno con el que ellos mismos disienten. Y al que, desde que el general Prayut Chan-o-cha dio un golpe de Estado en 2014 y ganó, rodeado de controversia, las elecciones del pasado año, ven cada vez más cercano a China.

Así, la etiqueta #nnevvy pasó a ser acaparada por críticas al “bando” contrario, a las que empezaron a sumarse usuarios de Hong Kong y Taiwán, incluso de Filipinas, formando la llamada “alianza del té con leche”. Algunos ilustres, como el joven activista prodemocrático hongkonés Joshua Wong o su colega Nathan Law. “Es muy divertido ver cómo la armada online del Partido Comunista de China (PCCh) intenta atacar a Bright. Piensan que cada tailandés debe ser como ellos, quienes adoran al Emperador Xi (el presidente Xi Jinping)”, aseguró Law.

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La alcaldesa de Taoyuan, en Taiwán, Cheng Wen-Tsan, incluyó el hashtag #nnevvy para dar las gracias a los "amigos de Tailandia”, expresando su deseo de aumentar los lazos turísticos tras la epidemia de la covid-19. Bajo esta etiqueta, la “alianza” ha formado un grupo de Facebook con más de 80.000 seguidores en el que se ataca la propaganda del Gobierno chino y algunas de sus maniobras en la región, como su expansión por el mar de China Meridional, que reclama prácticamente en su totalidad, o la construcción de presas en el curso superior del Mekong, ante la acuciante sequía de un río que atraviesa China y buena parte del sureste asiático (Myanmar, Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam).

La unión sin precedentes de usuarios asiáticos contra la superpotencia regional no ha sentado bien a Pekín, inmerso en una campaña de limpieza de imagen tras el alcance mundial del coronavirus. La Embajada de China en Tailandia difundió un comunicado el 14 de abril en Facebook en el que aseguraba que el “ruido online” no representa ni la postura del Gobierno tailandés ni la opinión general de su población, además de reiterar el principio de “una sola China”.

Si las críticas externas molestan a China, especialmente en un momento como el actual, lo que más preocupa al gigante asiático es que resuenen en su territorio. Y si la “alianza del té con leche” ha puesto algo de manifiesto es que la censura que impone Pekín en su espacio digital tiene límites en la era global. Incluso en Weibo, muchos comentarios más recientes discutían ya no acerca del actor tailandés o las distintas acusaciones vertidas, sino del fracaso de la “expedición” de los “little pinks” (“pequeños rojos”) como se conoce en el espacio digital a los nacionalistas chinos.

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