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Elly Schlein, la nueva estrella de la izquierda italiana

La exeurodiputada de 34 años, líder de una pequeña lista progresista, plantó cara a Salvini en la calle y ha sido la persona más votada en las elecciones de Emilia Romaña

Elly Schlein, durante una protesta antirracista en Milán el pasado septiembre de 2018. En vídeo, Schlein planta cara a Salvini.Vídeo: GETTY | EPV
Daniel Verdú
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El vídeo es demoledor. Dos minutos y 11 segundos que desnudan al populismo con sus propias armas. Sucede así: una joven se acerca al líder de la Liga, Matteo Salvini, a la salida de una rueda de prensa celebrada el pasado 21 de enero en el pueblo de San Giovanni in Persiceto, en la región italiana de Emilia Romaña. Con toda la calma del mundo, le hace una pregunta:

—"Matteo, ¿te acuerdas de mí? Soy una vieja colega del Europarlamento. Quería hacerte una pregunta, porque hace algún tiempo que te lo pregunto y no me respondes nunca".

—"Elly... dime", responde temiéndose ya lo peor.

—"¿Por qué no habéis venido nunca a las 22 reuniones sobre la reforma del reglamento de Dublín? ¿Sabes que es la reforma más importante para Italia sobre inmigración?"

—"Espera un segundo amiga mía…", responde Salvini mientras saca el móvil y se pone a consultarlo como si algo urgente le reclamase, esperando en realidad a que pase algo entretanto que le aleje de la incómoda pregunta. Un fan, un autógrafo, un selfi, alguien de seguridad… Siempre sucede. Nadie acude al rescate esta vez.

Un minuto y 21 segundos después, visto que la mujer sigue ahí, le pide que le repita la pregunta para terminar alejándose y respondiendo de perfil que la Liga solo va a las reuniones que sirven. “Estuvo un buen rato mirando el móvil, sí… Quizá estaba buscando la respuesta en Google, quién sabe”, bromea al teléfono Elly Schlein, exeurodiputada, cabeza de lista liderada por Stefano Bonaccini y la mujer de 34 años que rompió el espinazo comunicativo a Salvini con una sola pregunta. El domingo fue la más votada de la región con 22.098 apoyos.

El vídeo ayudó. Cuatro millones de veces compartido, dos millones y medio de visualizaciones, decenas de miles de likes (me gusta) en las plataformas de Internet y una generosa ración de su propia medicina a Salvini. "Ha permitido dar a conocer la hipocresía de quien hace tuits contra una Europa que realmente no hace nada por la acogida, pero luego falta clamorosamente en la sede europea donde hay que cambiar las leyes injustas como el reglamento de Dublín. Es absurdo", señala Schlein. "Sirve también fuera de nuestras fronteras. La internacional nacionalista se refuerza con la misma retórica de odio y muros. Ellos se mueven como un frente compacto escondiendo la contradicción que les enfrenta: no son capaces de pedir a sus amigos de ultraderecha que sean solidarios con Italia en la acogida”, añade. Detrás el vídeo hay mucho trabajo. Frescura, pero también un conocimiento amplio del aparato de partido.

La nueva estrella de la política italiana nació en Lugano (Suiza) en 1985. Hija de profesores universitarios, madre italiana y padre estadounidense, se mudó a los 18 años a estudiar derecho a Bolonia y pasó a ser “hija adoptiva” de la región. Lleva la política en las venas. Hizo de voluntaria en las dos campañas electorales de Obama y cuando volvió en 2012 participó en la campaña electoral de Italia bene comune, la alianza progresista que puso en pie Pier Lugi Bersani del Partido Democrata (PD) en 2013 y que no logró los votos suficientes para gobernar. Montó un buen lío.

“Guié un movimiento de protesta espontáneo llamado Occupy PD para protestar contra el Gobierno que querían hacer con Berlusconi y contra la oposición a que Romano Prodi fuera presidente de la República”. Fue antes de ser elegida europarlamentaria —con 54.000 votos—, abandonar el PD y cofundar luego Possibile, un partido con exdirigentes del PD que buscaba ser una suerte de Podemos a la italiana del que también terminó marchándose.

Schlein, que tenía este lunes todavía 450 notificaciones sin leer en el móvil, empezó a trabajar en la Unión Europea con 29 años como relatora de la negociación sobre la reforma del reglamento de Dublín. También sobre la lucha de la evasión fiscal de grandes multinacionales, participando en la comisión de investigación de los Papeles de Panamá. En las últimas elecciones, decidió no volverse a presentar y aceptar el reto de trabajar directamente para un territorio que podría ahora tomarse como receta para combatir al populismo. Cercana al movimiento de las sardinas, muchos de los votos que esta corriente logró arrastrar han ido a parar a ella.

“Hay mucha sed de una izquierda nueva, ecologista, feminista, europeísta, pero consciente de que los grandes desafíos son la emergencia climática y social. Ha sido una operación nueva culturalmente. Cada contexto territorial es distinto y Emilia Romaña es una región que funciona y está bien gobernada. Pero muchas cosas señalan lo que debería hacer la izquierda en el ámbito nacional para renovarse”.

El resultado en las regionales de Emilia Romaña y su enfrentamiento directo con Salvini la convierten en un valor en alza que los partidos intentarán aprovechar. Ya veremos, dice ella. “Todavía es pronto, pero tenemos esperanza. . Debemos entender cómo declinamos la transición ecológica necesaria y la lucha por las desigualdades en Italia”, señala.

La victoria de la izquierda en Emilia Romaña y la primera derrota electoral de Matteo Salvini desde que es secretario nacional de la Liga introducen novedades en el escenario político italiano. La izquierda tiene por primera vez en mucho tiempo una corriente de viento a favor. Si quiere aprovecharlo, tendrá que apoyarse en nuevas figuras como Schlein.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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