“Salvini es un gran charlatán”
La alcaldesa carga contra el líder de la Liga, a quien propone hacer frente desde las ciudades, y señala que algunas reformas que está llevando a cabo necesitarán más tiempo
Roma es desde hace más de una década un cortocircuito político que suele abrasar a quien trata de gobernarla. Virginia Raggi (Roma, 41 años), una abogada elegida por los afiliados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) que aterrizó en el Ayuntamiento en junio de 2016, ha aprendido a convivir con las descargas eléctricas. Símbolo del ascenso al poder de los grillinos, encontró una ciudad sumida en el caos por un enorme caso de corrupción y un comisario que la gestionaba. Intentó cambiar algunas cosas, la imputaron, la absolvieron y sufrió durísimos ataques personales. La ciudad sigue atravesando algunos problemas con el transporte y la basura y ella, convertida ahora en uno de los frentes antisalvini en Italia, pide algo más de tiempo para completar las reformas. "Un transatlántico no cambia de ruta en dos días", defiende. En su oficina del Campidoglio, ante una impresionante vista de los Foros romanos critica la falta de sustancia de Matteo Salvini -a quien define como un "oportunista" y propone un frente de alcaldes contra el líder de la Liga.
Pregunta. ¿Pensó en dejarlo en algún momento?
Respuesta. Nunca. Pensé que había que resistir. Nos pidieron un cambio y nosotros fuimos contra el viejo sistema. Intentamos cambiar la ruta y quizá eso hizo saltar los esquemas.
P. Como oponerse a los Juegos Olímpicos cuando todas las ciudades los buscan. ¿Lo volvería a hacer?
R. Los Juegos pueden ser una manifestación deportiva preciosa, pero tienen un sistema de costes insostenibles para una ciudad con una deuda de 13.000 millones de euros. Hay muchos ejemplos, como Montreal o Río, y parece que el COI está cambiando el modelo de gestión. Por eso traemos eventos que no la exprimen, como la Ryder Cup, y dejan un legado. Hay gente a la que se le expropiaron terrenos para los Juegos de 1960 y todavía no se le han pagado: les debemos 1.000 millones.
P. ¿Cree que las críticas que recibe tienen que ver con ser mujer?
Italia es un país machista. El dato positivo es que en el mundo han sido elegidas muchas mujeres
R. Italia es en parte un país machista. El dato positivo es que en el mundo han sido elegidas muchas mujeres.
P. Usted lo fue casi al mismo tiempo que Ada Colau, Manuela Carmena o Anne Hidalgo en París. Ellas fueron una pequeña revolución progresista. Pero nunca se ha sabido ideológicamente dónde está usted.
R. El M5S es una fuerza alternativa al viejo esquema de derecha e izquierda. La ideología se ha perdido en esos partidos y se trabaja para intereses personales. Por eso se alían tan a menudo.
P. Pero no es lo mismo. ¿Usted dónde se siente más cómoda?
R. Le pongo un ejemplo. Fui al barrio de Casal Bruciato a defender a una familia de gitanos que tenía derecho a una casa de protección oficial y estaba siendo acosada. Les di mi apoyo, pese a ser atacada por la derecha, porque sentí que debía defender sus derechos. Eso es lo importante.
P. Falta un año y medio para las elecciones en Roma, pero Salvini ha empezado su campaña.
Salvini estuvo haciéndose selfis con sudaderas distintas, comiendo comida típica y opinando sobre cualquier cosa 14 meses. Pero en la seguridad y el orden público no hizo nada
R. Salvini es un gran oportunista político. Todo lo hace pensando en la imagen, y la prueba la tuvimos cuando se le dio algo de poder como ministro del Interior: trabajó menos de 36 días. El resto del tiempo, 14 meses, estuvo dando vueltas por Italia haciéndose fotos con sudaderas distintas, comiendo comida típica y opinando sobre cualquier cosa. Pero en la seguridad y el orden público no hizo nada. Cuando los alcaldes le pedimos que se aplicara, nos dio la espalda: prometió la llegada a Roma de muchos efectivos y nunca lo cumplió. Salvini es un gran charlatán y se le responde con hechos. Los alcaldes, que nos ocupamos de las cuestiones de trinchera, no tenemos tiempo para selfis con chaquetas de policía.
P. Pero fue su partido el que le dio poder convirtiéndolo en vice primer ministro y ministro del Interior. ¿Usted se sintió cómoda con ello?
R. No podíamos gobernar solos sin la mayoría absoluta e hicimos un programa de gobierno. La izquierda se retiró y Salvini aceptó los puntos de gobierno. Luego se vio la inconsistencia de la Liga.
P. Visto con perspectiva, ¿no piensa que crearon un monstruo?
R. Lo que me parece es que el programa se está llevando a cabo ahora con otra fuerza política. Los ciudadanos quieren resultados, están cansados de oír hablar de cargos y alianzas.
P. Roma está objetivamente sucia. Tiene un grave problema con la recogida de basura. ¿Qué sucede?
R. Durante años tuvimos el vertedero más grande de Europa. En 1997 una ley dijo que debía cerrarse y sucedió en 2013. Durante ese tiempo no se dieron soluciones alternativas. Falta un plan regional de residuos y la Comisión Europea ha dicho que la región de Lacio tendría que haberlo hecho. Resolveremos un problema que empezó hace muchos años, pero necesitamos algo de tiempo.
P. Ustedes apostaron por la recogida selectiva de residuos y rechazaron crear incineradores como en otras grandes ciudades. ¿Se arrepiente?
R. La recogida selectiva sirve, pero será la región la que nos diga qué infraestructuras se necesitan. Nosotros lo haremos en un plano legal, sin derogar normas ambientales. Se construirá lo necesario.
P. Y ¿mientras tanto?
R. Hasta 2018 llevamos la recogida selectiva a más de 330.000 ciudadanos. Operaciones que requieren años en otras ciudades aquí se hicieron en 10 meses. Pero las mafias incendiaron dos de las plantas de recogida. Resultado: el 30% de los residuos no pueden ser tratados ahora.
P. El transporte público es el otro gran problema. A veces uno sabe cuándo sube al autobús, pero no cuando baja. ¿Tiene sentido que una empresa así de ingobernable siga siendo pública?
R. Nosotros sostenemos que los servicios esenciales deben ser públicos: transporte, residuos, escuelas, sanidad… El problema es que esas empresas como la de transporte, que es la más grande de Europa, siempre se han considerado un caladero inmenso de votos, son 10.000 trabajadores. Pero también lugares de donde drenar dinero público: no había concursos, sobornos, compras al doble de precio… Era una empresa quebrada con 1.300 millones de deuda. Hemos salvado puestos de trabajo y están llegando nuevos autobuses mejorando el servicio como si no estuviera quebrada. La privatización no es la solución, excluiríamos a muchos ciudadanos.
P. ¿Tiene una dimensión gobernable?
R. Tiene que crecer, contratar a más conductores y comprar más medios. Cuando llegamos había autobuses con 19 años de antigüedad. También estamos haciendo obras de mantenimiento en el metro.
P. Las paradas de plaza Barberini y Repubblica han estado meses cerradas.
R. Las cerró la fiscalía porque detectó que empresas que hacían obras ahí estafaron a los ciudadanos. Cambiar la ruta de un transatlántico es muy difícil, especialmente durante el viraje. Ahora empezamos a avanzar.
P. Usted hablaba antes de plantar cara a la ultraderecha desde las ciudades, ¿qué le parece el movimiento ciudadano de las sardinas surgido en Bolonia?
R. Los ciudadanos se están reapropiando de la calle, en Europa y en todo el mundo. Los alcaldes debemos dar voz a esos fenómenos. A Salvini lo derrotaremos los alcaldes.
P. Las sardinas se manifiestan el próximo día 14 en Roma. ¿Piensa ir?
R. Sí, creo que harán confluir aquí a todas las sardinas italianas e imagino que la plaza estará llena. Es importante escuchar a todos los ciudadanos y ellos están lanzando un mensaje. Pero me da miedo que los partidos pongan el sombrero político a esa manifestación. Le restaría potencia.
P. ¿Usted cantaría el Bella ciao?
R. Lo he cantado ya en el Pleno sin problema. Roma es una ciudad orgullosamente antifascista y lo subrayo siempre. La resistencia empezó aquí.
P. ¿Salvini es de ultraderecha?
R. Es un gran oportunista político. Cambia de chaqueta según el interlocutor que tiene delante. Lleva en política 25 años, empezó con la Liga insultando al Sur y gritando "Roma ladrona", y ahora quiere ganar en Roma. Nació como comunista y ahora es de derechas. Es solo un transformista. Pero después de 26 años hablando, ¿qué hizo cuando tuvo la posibilidad de gobernar? Nada. Hay que estar atentos a estos charlatanes con tan poca sustancia.
P. ¿Está más cómoda con el Partido Democrático (PD) ahora?
R. Digamos que con los charlatanes no me encuentro en mi ambiente. Y creo que esta coalición está yendo adelante bien y está haciendo cosas buenas.
P. ¿Qué es el M5S hoy?
R. Le puedo decir lo que es en Roma, donde intentamos devolver la legalidad a muchos ambientes. Mire, aquí derruimos la villas de los Casamonica, una familia criminal que se había instalado desde hacía décadas en una colina del Quadraro donde no entraba nadie. Gestionaban el tráfico de drogas, los robos, la extorsión. Y nunca fueron perseguidos. La noche antes la pasé en el Ayuntamiento con el saco de dormir en el sofá de mi oficina, a las cuatro estaba con mis hombres de la policía local con el último briefing. Fuimos con 400 policías, se tiraron al suelo las casas… Ningún alcalde había tenido coraje de hacerlo y yo decidí que la palabra legalidad cristalizase también ahí dando confianza a todos los ciudadanos que desde hacía años veían a esa gente campar a sus anchas sin que nadie hiciera nada. Yo estoy bajo escolta desde ese momento.
P. ¿Le decepcionó que el Supremo dijese que en Roma no existía mafia, tal y como sí había dictaminado la Fiscalía?
R. La Fiscalía fue muy valiente… las sentencias hay que respetarlas. Pero que en Roma hay mafia se afirmó en otras sentencias posteriores.
P. ¿Se volverá a presentar?
R. Falta todavía un año y medio de trabajo. En este momento solo pienso en eso.
P. ¿Pero no tendría inconveniente en hacerlo?
R. Si me pregunta si me arrepiento de haberme presentado, le diré que no. Es el trabajo más bonito del mundo.
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