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La captura en Venezuela de una exsenadora colombiana prófuga se vuelve un enredo diplomático

Iván Duque pedirá a Juan Guaidó la extradición de Aida Merlano, protagonista de una rocambolesca fuga en Bogotá y detenida en Maracaibo por fuerzas especiales del Gobierno de Venezuela

La excongresista Aida Merlano y su acompañante, capturados en Venezuela

El caso de Aida Merlano, famosa por una fuga de película durante una consulta médica después de haber sido condenada por delitos electorales, se convirtió el año pasado en un culebrón político en Colombia. Su inesperada reaparición en Venezuela se ha convertido ahora en un enredo judicial y diplomático que promete convertirse en un insólito punto de fricción entre los Gobiernos de Bogotá y Caracas. La exsenadora fue recapturada este lunes en Maracaibo, la capital del fronterizo Estado Zulia, por las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional (FAES), creadas por el Gobierno de Nicolás Maduro. Colombia, no obstante, ha asegurado que pedirá la extradición al equipo de Juan Guaidó, a quien considera el presidente legítimo de Venezuela.

Contra la excongresista conservadora de 43 años, apadrinada por importantes barones electorales de la costa Caribe, pesa una condena de 15 años de prisión por un caso emblemático de compra de votos durante los comicios de 2018. La política de provincia saltó a la fama nacional cuando se convirtió en prófuga de la justica el pasado primero de octubre. A pesar de la vigilancia de las autoridades carcelarias, aprovechó una cita odontológica en Bogotá, donde estaba recluida, para descolgarse desde la ventana de un tercer piso por una cuerda. Al caer de manera aparatosa, los sorprendidos transeúntes intentan ayudarla sin reconocerla, pero ella se incorpora rápidamente para subirse a una moto que la estaba esperando, según quedó registrado en las imágenes de una cámara de seguridad que no tardaron en hacerse virales y convertirse en una fuente inagotable de chistes locales. Más allá de las bromas, esa espectacular fuga le costó el puesto tanto al director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), William Ruiz, como a las autoridades de la prisión de mujeres El Buen Pastor.

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Durante cuatro meses no hubo noticias de Merlano, hasta este lunes. Su recaptura del otro lado de la frontera descolocó a las autoridades colombianas, pues el Gobierno de Iván Duque no mantiene relaciones diplomáticas con el de Maduro, al que califica como un “régimen dictatorial”, y es uno de los mayores apoyos del líder opositor Juan Guaidó, al que reconoce como presidente encargado. Ese respaldo irrestricto ha instalado una tensión permanente entre dos vecinos que comparten más de 2.200 kilómetros de una porosa línea limítrofe. La ministra de Justicia, Margarita Cabello Blanco, se apresuró a explicar este martes a la prensa que Interpol Colombia aún no recibe la confirmación oficial de Interpol Venezuela de la captura de Aida Merlano, pero cuando un juez competente pida su extradición Colombia hará esa solicitud ante “el Gobierno legítimo” en cabeza de Guaidó.

Ese procedimiento se antoja impracticable. Aunque Guaidó es reconocido por medio centenar de países, y está en una gira internacional que lo ha llevado a reunirse con el primer ministro británico Boris Johnson, el presidente francés Emmanuel Macron o el primer ministro canadiense Justin Trudeau, el gesto de pedirle a él la extradición de Merlano tiene efectos más simbólicos que prácticos. Por otra parte, la exsenadora puede convertirse en un arma arrojadiza para el Gobierno chavista, enfrentado permanentemente a las autoridades colombianas, pues su caso tiene profundas ramificaciones. La investigación de la Corte Suprema de Justicia involucra a poderosos políticos, y lo que pueda llegar a confesar sobre las redes de compra de votos mantiene en vilo particularmente a la clase dirigente de Barranquilla, la principal ciudad del Caribe.

La captura se dio el lunes en la mañana en El Milagro, un barrio de clase alta de Maracaibo, cuando funcionarios de las FAES llegaron hasta el edificio Costa del Sol y la detuvieron en el apartamento 11C. Según fuentes de la zona, fue la excongresista quien abrió la puerta a los oficiales. Según el periódico El Heraldo de Barranquilla, Merlano intentó sobornar a los funcionarios para que no se le llevaran, pero estos tenían instrucciones precisas. En cualquier caso, en Maracaibo llamó la atención que la captura no la hiciera el Cuerpo de Investigaciones Penales y Criminalísticas (CIPC) y sí las FAES, más cercanas al gobierno de Maduro, y que solo se informara en la tarde. En principio, el comandante del CIPC negó la detención que luego fue confirmada por Miguel Domínguez, director de las FAES.

Merlano “ingresó en territorio venezolano de forma ilegal en compañía de un ciudadano colombiano indocumentado”, según el mensaje en que Domínguez dio la noticia. La publicación de Instagram estaba acompañada de una foto de ambos, de espaldas, junto a una mesa en la que se observan documentos, varios dispositivos electrónicos y pelucas. Poco después los organismos de inteligencia de Colombia circularon una imagen de frente, en la que se podía identificar el rostro de Merlano.

Según vecinos del barrio El Milagro, la excongresista colombiana llevaba dos meses viviendo en ese edificio y ayer, cuando llegaron las fuerzas especiales, pensaron que se trataba de un operativo por drogas o por robo de vehículos, algo común en esta zona después de los apagones que ha vivido Maracaibo. Luego vieron bajar a Merlano, a otra mujer que sería la empleada del servicio doméstico, y a un hombre que las acompañaba. Sheyla Urdaneta, una periodista del portal El Pitazo que llegó hasta el lugar, cuenta que el edificio está ubicado justo en diagonal a un comando de la Guardia Nacional que suele estar custodiado por funcionarios militares. La novela de Aida Merlano, ahora con un alcance internacional, está lejos de llegar a su final.

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