Cuba reducirá la entrada de viajeros de EE UU y México ante la subida de casos de covid-19
El país limitará el turismo a partir del 1 de enero, a pesar de tener cifras de contagios muy inferiores al resto de la región
El Gobierno de Cuba acaba de tomar nuevas medidas para enfrentar la propagación de la epidemia luego de la apertura de sus fronteras, hace dos meses. El Ministerio de Salud Pública comunicó este lunes que, debido al incremento de los casos importados, el país limitará a partir del 1 de enero la entrada de viajeros procedentes de Estados Unidos, México, Panamá, República Dominicana, Bahamas y Haití.
La medida se tomó después de que Cuba registrara el domingo una cifra récord de 229 casos, de los cuales 136 tuvieron fuente de contagio en el extranjero. La decisión de limitar el turismo llega a pesar de que Cuba sigue exhibiendo cifras de la covid-19 envidiadas por los países de la región. Con 11,2 millones de habitantes, la isla reportó hasta este fin de semana 11.434 casos y 143 fallecidos, muy por debajo de la realidad de República Dominicana con 167.400 casos y 2.400 muertos; Panamá, que tiene 233.700 casos y 3.890 muertos, o México, que se acerca a los 1,4 millones de contagios y acumula más de 123.000 muertos.
Además, desde el 10 de enero, todos los viajeros que arriben a Cuba desde cualquier destino deberán aportar a su entrada una prueba PCR negativa realizada 72 horas antes del viaje, y someterse a otras dos pruebas en la isla: una en el aeropuerto y otra realizada cuatro días después. Hasta recibir la confirmación de que no son positivos, los pasajeros, sean turistas o residentes en Cuba, deberán guardar cuarentena en el lugar donde se alojen.
Según las autoridades sanitarias, la propagación de la epidemia se ha incrementado con la apertura de los aeropuertos y la llegada de vuelos internacionales, representando ya los casos importados el 71,5% de los detectados en las últimas semanas. La mayoría de estos, asegura el Gobierno, se asocia a ciudadanos cubanos que regresan a la isla o viajan a visitar a sus familiares procedentes de los países mencionados, sobre todo Estados Unidos.
Sólo en Florida, que registra 1.280.000 casos positivos de covid-19 y 21.600 muertos, viven más de un millón de cubanoamericanos, y en estas fechas son miles los que viajan a pasar las fiestas con sus parientes y amigos. Cada día llegan al aeropuerto de La Habana decenas de vuelos procedentes de Estados Unidos, algo que se intentará controlar ahora, aunque todavía no se ha explicado cómo.
“Las autoridades de la Aeronáutica Civil de Cuba reajustan con las aerolíneas los detalles necesarios. Tan pronto la situación epidemiológica lo permita, se restablecerá gradualmente la frecuencia de los vuelos”, informó el Ministerio de Salud, sin precisar si la reducción de viajeros será en términos de la cantidad de pasajeros o de vuelos.
A comienzos de la pandemia, Cuba cerró sus fronteras y solo permitió la llegada de vuelos humanitarios y de carga, adoptando diversas medidas para evitar la propagación de la enfermedad. Así mantuvo durante meses controlada la situación, con apenas decenas de casos diarios durante mucho tiempo, pero tras la apertura de los aeropuertos en noviembre y la llegada de miles de turistas y cubanoamericanos, la curva de contagios se incrementó de forma notable en los últimos días (217 el jueves pasado, 229 el domingo).
Las autoridades ya han dicho que en la “nueva normalidad” no se puede cerrar el país ni asfixiar la economía, pues los ingresos del turismo son más necesarios que nunca debido a la gravísima crisis que atraviesa la isla, agravada por el recrudecimiento del embargo durante los cuatro años de la Administración de Donald Trump. En estos momentos, el desabastecimiento en las tiendas y las colas en la calle para comprar artículos de primera necesidad son de espanto y, encima, el nuevo año llega con el reto de una reforma monetaria largamente esperada, que encarecerá los precios de muchos productos y servicios y supondrá el fin de la política igualitarista y de subsidios que durante décadas fue bandera de la revolución.
Una de las cosas que más ha preocupado a la gente de la llamada Tarea Ordenamiento, anunciada por el presidente Miguel Díaz-Canel a mediados de diciembre, fue el gran incremento de la tarifa del servicio de electricidad, hasta ahora subsidiada, a partir del 1 de enero. En el caso de los mayores consumidores, la factura de la luz llegaba a multiplicarse por cinco, o incluso más. Ante las quejas generalizadas, ayer el principal responsable económico del Gobierno, Marino Murillo, anunció una modificación a la baja de todas las tarifas que iban a aplicarse desde el próximo mes. De cualquier modo, los precios siguen siendo elevados y mucha gente se pregunta cómo llegará a fin de mes después de pagar la luz y el gas, que también sube considerablemente.
En el actual contexto cubano, el equilibrio entre la crisis sanitaria y la económica es similar al del resto del mundo: abres la mano y crecen los contagios, si la cierras, puedes perecer por inanición. En Cuba, que depende grandemente del turismo y del dinero que traen los emigrados, ese dilema entre abrir y cerrar es medido con pesa de joyero. Más en estos momentos de crisis y desabastecimiento draconiano.
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