La Fiscalía turca ordena la detención de otros 82 militares por vínculos con el clérigo Fetulá Gülen
La operación se deriva de las presuntas comunicaciones mantenidas de los uniformados con la organización político-religiosa acusada del intento de golpe de Estado de 2016
La Fiscalía de la provincia de Esmirna, en el oeste de Turquía, ha emitido este martes órdenes de detención contra 82 militares, la mayoría de ellos en activo, por sus supuestos lazos con la organización político-religiosa de Fetulá Gülen, considerada terrorista en Turquía y a la que se acusa de estar detrás del intento de golpe de Estado de 2016. Las operaciones policiales se iniciaron entrada la noche de ayer lunes y de forma simultánea en 39 provincias. Hasta este mediodía, 63 sospechosos habían sido aprehendidos.
Según el diario progubernamental Sabah, la operación se deriva de las presuntas comunicaciones mantenidas con teléfonos prepago entre estos 82 militares -todos ellos con grado de cabo mayor- y los “imanes” gülenistas. En la jerarquía de esta organización, los imanes son personas que, habitualmente ocultas bajo un cargo formal de poca monta, emiten órdenes a los gülenistas infiltrados en la Administración o las fuerzas de seguridad. Además, la Fiscalía de Esmirna ha enviado a la Comandancia de las Fuerzas Armadas archivos con indicios que probarían la adhesión de otros 848 militares a la estructura de FETÖ (siglas de Organización Terrorista de Fetulá, como Turquía denomina oficialmente a los gülenistas) y ha pedido que se inicie el procedimiento para su expulsión del cuerpo.
Como imán a sueldo del Estado en Esmirna, Fetulá Gülen comenzó a congregar seguidores en la década de 1970 y estableció una red de escuelas, residencias y lugares de encuentro y oración. En los ochenta y noventa fue cortejado por numerosos políticos que confiaban en sus discursos públicos como un ejemplo de moderación frente a los islamistas más radicales. Sin embargo, una serie de investigaciones judiciales y la filtración de unas cintas con sus discursos privados revelaron la cara ultraconservadora del predicador, que además instaba a sus seguidores a infiltrarse en el Estado para controlarlo. De ahí que Gülen terminase por exiliarse en Estados Unidos.
Los juicios contra Gülen fueron progresivamente sobreseídos tras la llegada de Recep Tayyip Erdogan al poder en 2002 y ambos forjaron una importante alianza para acabar con sus enemigos en el seno de las Fuerzas Armadas y la Judicatura, donde funcionarios de lealtad gülenista escalaron posiciones. Pero, a partir de 2013, Gülen y Erdogan se enzarzaron en una guerra sin cuartel por el poder que derivó en acusaciones de corrupción, purgas y, finalmente, el fallido golpe de Estado de julio de 2016 (si bien el predicador islamista ha negado tener conocimiento de la conspiración).
Desde entonces, periódicamente se producen detenciones y expulsiones de las Fuerzas Armadas. El pasado junio, por ejemplo, unos 400 militares fueron arrestados por su supuesta adscripción a la red gülenista, y el pasado septiembre se detuvo a otros 200. Desde 2016, cerca de 10.000 militares han sido detenidos y más de 15.000 purgados. En los juicios por el golpe de Estado ya han sido condenadas más de 4.500 personas, la mayoría militares, de las que unas 2.900 han recibido una condena de cadena perpetua.
Aun así, el Gobierno turco sigue manteniendo la necesidad de limpiar el Ejército de posibles “cripto-gülenistas” que se hayan mantenido como células durmientes tras el fracaso de la sublevación militar. De hecho, para tratar de descubrir a estos gülenistas encubiertos, un almirante turco desarrolló el “Fetömetro”: un algoritmo sobre la base de más de 300 criterios como la red de contactos, las formas de comunicación o el historial del militar. Según los medios turcos, con este método se han “descubierto” más de 4.000 presuntos gülenistas en las Fuerzas Armadas.
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