La Comisión Europea busca recuperar la iniciativa en la lucha contra la emergencia sanitaria y económica
Bruselas encara un nuevo curso político marcado por la pandemia, el Brexit y las tensiones en el Mediterráneo Oriental
El Ejecutivo comunitario arrancó este miércoles el nuevo curso político con el empeño de recuperar la iniciativa en la lucha contra la emergencia sanitaria y económica que le habían arrebatado las capitales. Pero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha aprendido que las luces largas no son suficientes para pilotar la nave. La disponibilidad de un presupuesto comunitario sin precedentes le da una nueva oportunidad para dar un renovado empuje a su agenda, pero antes deberá lidiar con varias crisis que amenazan la estabilidad de su gabinete.
Von der Leyen reunió a sus comisarios en el tradicional seminario de septiembre que marca el inicio del curso. Pero en esta ocasión, agosto no fue un paréntesis. Al contrario: durante ese mes estallaron nuevas crisis que complican el comienzo de un periodo cuyo mayor desafío sigue siendo la gestión de la mayor crisis sanitaria y económica que afrontan las instituciones comunitarias. La presidenta empieza, además, sin un titular en la poderosa cartera de Comercio después de que el irlandés Phil Hogan tuviera que dimitir a petición de su gobierno.
Ese no es el único brete. Puertas adentro, el húngaro Viktor Orbán ha vuelto a desafiar a Bruselas con un cierre de fronteras; puertas afuera, los conflictos vuelven a situarse al Este: en el Mediterráneo Oriental y en Bielorrusia. Y como recordó en una conferencia virtual para el Instituto de Asuntos Europeos e Internacionales el negociador europeo, Michel Barnier, al “Brexit político” del 1 de enero de 2020 le sigue el “económico y comercial” dentro de cuatro meses.
“Von der Leyen ha demostrado ser más hábil de lo que en general se esperaba. Pero no más imponente como figura en el panorama europeo”, sostiene el fundador y presidente del think tank Friends of Europe, Giles Merritt. Su liderazgo, además, se ve diezmado por una potente presidencia rotatoria, la de la alemana Angela Merkel. Fuentes comunitarias definen como una “feliz coincidencia” que Alemania esté al frente en un momento tan complejo, pero admiten que a costa de volver a dejar en segundo plano a la presidenta de la Comisión.
“Es hora de que Von der Leyen y, por lo tanto, la Comisión en su conjunto, ocupen un lugar central. Bruselas debe presentar de forma sencilla una estrategia europea acorde con su nuevo músculo financiero”, añade Merritt. A la vuelta de la esquina está el discurso del Estado de la Unión, donde los analistas esperan una actitud más asertiva. Estos son los principales retos de la Comisión en el nuevo curso político.
Endeudamiento. La Comisión Europea se convertirá en uno de los principales actores del mercado financiero europeo, con emisiones de deuda por 850.000 millones de euros para financiar los sistemas de protección de empleo temporal –como los ERTE— y el plan de recuperación. Según fuentes del Ejecutivo, la creación de esa suerte de Tesoro requerirá un gran esfuerzo logístico y de movilización de funcionarios en un tiempo récord.
Planes de recuperación. Las capitales empezarán a esbozar sus propuestas de inversiones y reformas para emplear los 750.000 millones del plan de recuperación en octubre, cuando remitan a Bruselas sus borradores presupuestarios. La Comisión deberá negociar con los Estados conciliando los temores del sur a una intervención demasiado intrusiva y los recelos del norte a una actuación demasiado laxa. Y, sobre todo, deberá hallar la fórmula para que esas inversiones masivas sean la palanca que saquen a la UE del entorno recesivo y deflacionario en el que se halla.
Crisis sanitaria. Bruselas ha tenido que advertir ya por carta a Hungría ante el cierre de fronteras y pedirle que rectifique “de inmediato”. Ante el peligro de un nuevo desbarajuste, la Comisión quiere fijar criterios comunes para que los países puedan imponer cuarentenas o exigir análisis a los ciudadanos que lleguen de otro Estado miembro. Además, quiere seguir liderando las negociaciones para que todas las capitales puedan obtener la vacuna de la covid cuando por fin esté disponible.
Estado de derecho. La UE estrenará en otoño su nuevo mecanismo para evaluar la salud del Estado de derecho de sus socios. El informe puede incrementar las tensiones con Varsovia o Budapest. Ambos gobiernos se llevaron de la cumbre de julio una gran victoria al lograr que no se vinculara el desembolso de fondos al respeto al Estado de derecho. Y esa carta bajo la manga aún está ahí, puesto que ese pacto debe ser ratificado ahora por los parlamentos nacionales.
‘Green Deal’. Von der Leyen puede retomar la iniciativa si consigue que el plan de recuperación permita impulsar una de las políticas más emblemáticas de su Comisión: el Nuevo Pacto Verde. El vicepresidente Frans Timmermans anunció en una jornada organizada por Bruegel que “en las próximas semanas” la Comisión presentará el nuevo objetivo de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero, que estará entre el 50% y el 55%.
Brexit. En medio de la mayor recesión jamás afrontada por Bruselas, la UE y el Reino Unido están a cuatro meses de la ruptura económica y comercial. Esta puede profundizar la crisis si ambas partes no hallan un acuerdo para los asuntos en los que, según Barnier, Londres sigue sin querer una aproximación, en especial la política pesquera y la de competencia. “Estamos a menos de cuatro meses para el 1 de enero de 2021”, advirtió Barnier.
Mediterráneo Oriental. Bruselas ha ido aparcando el nuevo pacto migratorio, que primero quería tener listo a principios de año y, más tarde, después de Semana Santa. Todo apunta a que este otoño la Comisión podría presentar una hoja de ruta. Sin embargo, la política migratoria está estrechamente vinculada con las tensiones con Turquía, que pasaron de ceñirse a la frontera con Grecia a convertirse en un conflicto de dimensiones europeas que será abordado en una cumbre de jefes de Estado y gobierno a finales de mes.
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