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La creciente llegada de migrantes a Lampedusa genera un choque entre las autoridades locales y el Gobierno

El alcalde de la localidad italiana pospone la huelga convocada a la espera de celebrar una reunión con el Ejecutivo para coordinar una gestión estable y duradera de los desembarcos

Residentes de Lampedusa ponen pancartas en señal de protesta contra el Gobierno central ante la falta de gestión de la inmigración en la isla, este lunes.
Residentes de Lampedusa ponen pancartas en señal de protesta contra el Gobierno central ante la falta de gestión de la inmigración en la isla, este lunes.ELIO DESIDERIO

La falta de gestión en la llegada de inmigrantes a Lampedusa ante el aumento de los desembarcos ha desencadenado un choque frontal entre las autoridades locales y el Gobierno central. En la pequeña isla italiana, de apenas 6.000 habitantes, desde donde acceden hacia Europa los migrantes que zarpan de las costas de Libia y Túnez, el centro de primera acogida lleva días colapsado con más de 1.100 huéspedes en un espacio con capacidad para 200. Ante este panorama, el alcalde de la localidad, Salvatore Martello, convocó el domingo una huelga general de todos los servicios de la isla para este miércoles que posteriormente ha pospuesto tras recibir este lunes una llamada del Ejecutivo para tratar la cuestión. “El paro ha quedado temporalmente suspendido a la espera de conocer qué nos propone el Estado”, ha señalado el edil.

El colapso en la isla se repite cada semana desde el mes de julio. Hasta ahora, cada vez que Martello ha protestado por la situación, el Gobierno ha ido enviando varios barcos de pasajeros a la isla para trasladar a los migrantes desde el centro de acogida hasta buques en los que alojarlos para que guarden allí la cuarentena obligatoria de dos semanas prevista por la pandemia de coronavirus. Pero todas las embarcaciones que Roma ha fletado hasta el momento ya están completas, y no son suficientes para abastecer la demanda de alojamiento que queda en la isla. Entre el domingo y el lunes, las autoridades han trasladado a Sicilia a cerca de 300 inmigrantes y si las condiciones meteorológicas lo permiten, los próximos días llegarán refuerzos para vaciar el centro de acogida. De momento, el Gobierno italiano ha dispuesto cinco embarcaciones para acoger a los cerca de 1.500 llegados en los últimos días.

Pero en Lampedusa consideran que no se puede continuar encadenando remedios puntuales y reclaman una solución estable y duradera para gestionar las llegadas. Este fin de semana se agravó la situación después de que un pesquero en peligro con 450 personas a bordo fuera rescatado y escoltado hacia la isla, lo que provocó que Martello convocara la huelga este domingo y declarara que el Gobierno nacional guardaba “un silencio aterrador”. “¿Alguien puede recordarle a Giuseppe Conte (primer ministro) que Lampedusa es italiana?”, lanzó el domingo. “Esta situación no tiene precedentes. Hay que ayudar a las personas en peligro, pero la recepción humanitaria necesita reglas, porque aquí ahora los que estamos en peligro somos nosotros”, agregó.

El regidor ha explicado este lunes que reiterarán al Gobierno las peticiones que llevan meses proyectando, como que se ocupen de las embarcaciones vacías que se acumulan en las costas de la isla o que el número de huéspedes sea “razonable” y que “no esté siempre sobrecargado” como en este periodo. “Queríamos que el asunto se convirtiera en un problema de todo el Gobierno, no solo del Ministerio de Interior y ahora se ha conseguido”, ha añadido. Además, se han registrado también pequeñas protestas de los ciudadanos en la isla, algunas encabezadas por la exsenadora de la ultraderechista Liga Ángela Maraventano.

Desembarcos autónomos

El número de los llamados desembarcos autónomos, embarcaciones con inmigrantes que llegan directamente a las costas italianas sin la intervención de barcos de rescate, ha experimentado un repunte los últimos meses. Sobre todo, con el repentino aumento de las salidas de Túnez desde julio, debido, entre otras cosas, a la crisis económica que atraviesa el país y a la destrucción de miles de empleos. Martello apuntó este fin de semana en un mensaje de vídeo emitido por el Ayuntamiento que podía entender que no se vean llegar las pateras pequeñas, “pero si llega aquí un pesquero de este tamaño con cientos de personas y nadie se da cuenta, significa que no hay control en el Mediterráneo. ¿Pero qué hacen los barcos? No estamos en guerra, ¿por qué no los utilizan para intervenciones de seguridad en el mar y para trasladar a migrantes?”, se preguntó. A su vez, desde hace 10 días, el barco humanitario Sea Watch 4, con 350 migrantes a bordo, espera con los suministros bajo mínimos a que le concedan un puerto para atracar.

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La gestión de la migración se ha convertido también en un pulso político y en particular en combustible para la ultraderecha, ante las próximas elecciones locales y regionales que se celebrarán los próximos 20 y 21 de septiembre en algunas localidades. La semana pasada, el gobernador de Sicilia, Nello Musumeci, ordenó la salida de todos los inmigrantes irregulares alojados en los centros de acogida de la región en el plazo de 24 horas y prohibió todos los desembarcos en la isla. La decisión consiguió inmediatamente el aplauso de Matteo Salvini, líder de la Liga, que está tratando de devolver su incendiaria retórica antiinmigración al centro del debate político. Ante la protesta del Ministerio de Interior, la Justicia recordó que esta cuestión no es competencia de las regiones sino del Gobierno central.

Desde hace 10 días, otros 350 migrantes esperan un puertro en el barco humanitario “Sea Watch 4”, operado por la homónima ONG alemana y Médicos sin Fronteras.Hasta este lunes han desembarcado en Italia 19.194 migrantes, de los cuales 7.067 en julio y 5.177 en lo que va de mes, según los datos del Ministerio de Interior. La ministra italiana del Interior, Luciana Lamorgerse, ha explicado en una entrevista en el diario La Repubblica que aunque hay una tendencia creciente en los desembarcos en comparación con 2019, las cifras actuales no representan una emergencia. “Basta con hacer una comparación con 2011, el año de las primaveras árabes, en el que unos 30.000 tunecinos llegaron a Italia mientras ahora han llegado 8.000 [procedentes de Túnez] desde principios de año”, señaló.

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