_
_
_
_
_

Las presidenciales polacas examinan el dominio ultraconservador y la tensa relación con la UE

El mandatario Andrzej Duda se enfrenta al centroderechista Rafal Trzaskowski, cuya victoria podría frenar la agenda de reformas del PiS

Paula Chouza
Carteles de campaña en Varsovia, en la jornada de reflexión.
Carteles de campaña en Varsovia, en la jornada de reflexión.Czarek Sokolowski (AP)

Polonia vota este domingo a su presidente en los comicios más reñidos de los últimos años. La elección entre el mandatario ultraconservador Andrzej Duda, quien ha servido como aliado al gobernante Ley y Justicia (PiS) desde 2015, y el centroderechista Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia y candidato de Coalición Cívica (KO), puede tener consecuencias sobre la agenda reformista del Ejecutivo, criticada por socavar el Estado de derecho. La victoria del aspirante opositor, con capacidad para vetar leyes en el Parlamento, cambiaría también el rumbo en la tensa relación con la UE.

Las elecciones se celebran en un contexto excepcional. La pandemia de la covid-19 (que deja 37.000 contagiados y 1.562 muertos) obligó a la cancelación de los comicios en mayo y llevó a la sustitución del candidato de KO. La irrupción tardía de Trzaskowski (48 años), un europeísta autoproclamado el aspirante del cambio, alteró el curso de las encuestas, que hace tres meses daban como ganador indiscutible a Duda (de la misma edad). El liberal logró el 30,5% de los apoyos en los comicios del 28 de junio, frente al 43,5% del mandatario. Aunque el último sondeo de IBRIS concede la victoria al primero (47,4% frente al 45,7%), el porcentaje de indecisos y el margen de error del estudio hacen imprevisibles los resultados.

Las dificultades económicas a las que se enfrenta el país tras la epidemia han servido de argumento a ambos durante la campaña. Mientras Andrzej Duda insiste en la necesaria colaboración entre el Gobierno y la jefatura del Estado, Trzaskowski defiende que el PiS no está preparado para dirigir Polonia en circunstancias adversas. No obstante, aunque la Comisión Europea, en sus previsiones de verano, vaticina una contracción económica del 4,6% para este año, el dato supone el menor descenso dentro de la UE, abocada a una caída sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

La movilización del electorado es clave. “En el caso de Duda, serán las personas mayores. El Gobierno ha minimizado los riesgos relacionados con la pandemia para alentar a los votantes de más de 60 años a acudir a las urnas. Además, en un esfuerzo por consolidar y dinamizar su base de votantes conservadores, el presidente se ha embarcado en una cruzada anti-LGTB, llegando a anunciar un cambio constitucional para prohibir expresamente la adopción a las parejas del mismo sexo”, señala Adam Traczyk, analista político del think tank Global.Lab. “Trzaskowski, por su parte, necesita el apoyo del electorado más joven y de quienes votaron por otros candidatos en la primera vuelta, desde la extrema derecha hasta la izquierda. En un intento por desmovilizar a los votantes de PiS busca reducir la polarización que ha envenenado a Polonia durante los últimos 15 años, desde que Lech Kaczynski [exmandatario fallecido en 2010, hermano gemelo del líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski] y [el ex primer ministro] Donald Tusk compitieron por la presidencia en 2005”, añade.

“En términos de política exterior, una victoria de Trzaskowski cambiaría la imagen de Polonia”, señala Malgorzata Kaczorowska, doctora en Ciencia Política de la Universidad de Varsovia. “Es un candidato que aporta comunicación, apertura, que quiere fortalecer la posición del país dentro de la UE y reforzar la cooperación con los socios comunitarios, al contrario de lo ocurrido en los últimos cinco años”, afirma la académica. “En este periodo Polonia se ha convertido en un enfant terrible de la política europea, un país que niega el Estado de derecho y que no es merecedor de la confianza del resto”, señala en referencia a las reformas judiciales, denunciadas en Bruselas por poner en peligro la separación de poderes, o a la visión enfrentada en materia medioambiental, política migratoria y de derechos humanos. Con la llegada del PiS al Gobierno, Polonia ha experimentado una crisis institucional que ha puesto en peligro los cambios introducidos en 30 años de democracia, una transición que llevó a la entrada del país en la OTAN (1999) y culminó con su ingreso en la Unión Europea (2004), hasta convertirlo en la sexta economía de la Unión.

Pero el ciudadano de a pie no siempre comparte este análisis. “Polonia tiene que ser Polonia, no un país sirviente de alemanes o franceses”, exclama Joanna, de 60 años, en la localidad de Kobylka, a menos de 30 kilómetros de Varsovia. Esta instructora de fitness, defensora de Duda, considera que el PiS ha sabido defender los intereses del país y aplaude las ayudas económicas a las familias otorgadas por el Gobierno. Es en plazas pequeñas como esta donde el mandatario goza de mayor popularidad, frente a la fortaleza de Trzaskowski en las grandes ciudades.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

La victoria el candidato de KO, además, pondría en aprietos la agenda de reformas de Ley y Justicia, que carece de los tres quintos necesarios para revocar el veto presidencial en el Parlamento. “A diferencia de Hungría, donde el partido de Viktor Orbán, Fidesz, tiene una mayoría constitucional, la alianza gobernante en Polonia [el PiS y otras formaciones menores] no es monolítica. Con Trzaskowski desafiando el modelo de gobierno de Kaczynski, no se puede descartar que el Ejecutivo caiga y Polonia deba celebrar unas elecciones generales anticipadas”, concluye Traczyk.

Pulso por la alianza con Estados Unidos

La alianza con Estado Unidos, percibida de manera positiva por la opinión pública polaca, ha desempeñado un papel destacado en la campaña. A cuatro días de la primera vuelta, el presidente Andrzej Duda abandonó el país para reunirse en la Casa Blanca con su homólogo Donald Trump, con quien mantiene una estrecha relación. Aunque el encuentro proyectó la imagen de Duda, el mandatario no logró un compromiso concreto sobre el traslado a Polonia de una parte de los “hasta 25.000 soldados” que EE UU planea retirar de Alemania, al considerar que el Gobierno de Angela Merkel no invierte tanto como debería en defensa (menos del 2% del PIB). Trump afirmó que “probablemente” una parte de las tropas acabaría en suelo polaco, pero no fue más allá. Pocos días después de las votaciones, la campaña de Rafal Trzaskowski contraatacaba informando en su cuenta de Twitter de una llamada entre este y el expresidente Barack Obama. El alcalde de Varsovia explicó que en la conversación habían abordado cuestiones de seguridad tales como el futuro de la OTAN o, de nuevo, el traslado de soldados estadounidenses al país.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_