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El líder opositor gana en Malaui tras un histórico vuelco electoral en la repetición de los comicios

La reedición de los comicios ordenada por la justicia provoca un terremoto político y desaloja del poder a Peter Mutharika, que ha denunciado irregularidades

José Naranjo
Lazarus Chakwera se dirige a sus seguidores durante un acto político en Lilongwe, el pasado 4 de febrero.
Lazarus Chakwera se dirige a sus seguidores durante un acto político en Lilongwe, el pasado 4 de febrero.Eldson Chagara (Reuters)

El líder opositor Lazarus Chakwera juró su cargo de presidente de Malaui este domingo tras ser proclamado ganador de los comicios celebrados el martes, un proceso histórico que ha provocado un auténtico terremoto político en este país africano de 17 millones de habitantes. Las elecciones, que se celebraron en primera instancia en 2019 y dieron la victoria al presidente saliente Peter Mutharika, se tuvieron que repetir por orden del Tribunal Constitucional tras constatar la existencia de un fraude generalizado.

En un acto celebrado en la plaza de la Libertad de Lilongwe y entre cánticos y expresiones de alegría por parte de la multitud, Chakwera se dirigió a los ciudadanos asegurando que jurar el cargo era “un honor forjado en el crisol de su deseo y su aspiración de cambio”. Asimismo, se comprometió a devolver la “confianza en la posibilidad de tener un gobierno al servicio” de la población, pero también a ser el presidente de todos los malauíes.

Chakwera, un pastor evangélico de 65 años de profundas convicciones religiosas que se convirtió en líder del histórico Partido del Congreso de Malaui (MCP) en 2013, obtuvo el 58,57% de los votos, según anunció este sábado el presidente de la comisión electoral, Chifundo Kachale. Su rival, el presidente saliente Peter Mutharika (79 años), obtuvo un 39% de las papeletas. “Estoy tan contento, podría bailar toda la noche”, aseguró Chakwera a la prensa instantes después de su proclamación. “Esta es una victoria de todos los malauíes, una victoria para la democracia, una victoria para la justicia”, añadió.

Colectivos de la sociedad civil y observadores internacionales destacaron la limpieza y ausencia de incidentes de la jornada electoral celebrada el martes. Pese a ello, el Partido Democrático Progresista (DPP) de Mutharika ha pedido su anulación debido a la supuesta existencia de irregularidades. El propio presidente saliente, horas antes de que se proclamaran los resultados, los calificaba como “los peores comicios de la historia de Malaui” y aseguró que los seguidores de su partido habían sido “golpeados, secuestrados e intimidados para impedirles participar en el control de la votación”.

Las elecciones celebradas en mayo de 2019 dieron la victoria a Mutharika con un 38,57% de los votos frente al 35,41% de Chakwera. Sin embargo, este presentó recurso en medio de un clima de alta tensión política: decenas de miles de malauíes protagonizaron manifestaciones y actos de protesta duramente reprimidos por las fuerzas del orden. En febrero, el Tribunal Constitucional resolvió que se había producido un “fraude sistemático y generalizado” con llenado de urnas y corrección de decenas de actas electorales con típex y que, por tanto, había que repetir las elecciones.

Los jueces del alto tribunal, encabezados por su presidente Andrew Nyirenda, resistieron todas las presiones y fallaron a favor de Chakwera. En una imagen difundida por las redes sociales se ve a los cinco magistrados vestidos con chalecos antibalas que les facilitó el Ejército para su protección, una imagen que ya se ha convertido en un símbolo. La batalla judicial continuó hasta mayo, cuando el Tribunal Supremo ratificó la decisión del Constitucional. Era la segunda vez en la historia reciente de África en que unas elecciones se repetían debido a la existencia de fraude, tal y como ocurriera en Kenia en 2017. Sin embargo, en aquella ocasión el opositor Raila Odinga acabó por retirarse de la carrera presidencial, lo que permitió a Uhuru Kenyatta alzarse con una sencilla victoria.

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El vuelco político en Malaui se explica, en buena medida, por la independencia de sus jueces y la tenacidad de una oposición movilizada en la calle. Pero también por el agotamiento del proyecto político de Mutharika, presidente desde 2014, que no ha sido capaz de generar el desarrollo que sueñan los malauíes. Un 65% de la población está por debajo del umbral de la pobreza y el país es muy dependiente de la ayuda exterior. Asimismo, Chakwera contó con dos aliados de peso para la repetición electoral: el vicepresidente Saulos Chilima, quien obtuvo un 20,2% de los votos en mayo de 2019 y decidió no presentarse esta vez, y la expresidenta Joyce Banda.

En los últimos años, Lazarus Chakwera, de origen humilde y padre de cuatro hijos, llevó a cabo una profunda renovación de su partido, que había dominado la escena política malauí entre 1964 y 1994 durante la dictadura de Hastings Banda. Tras dirigir durante un cuarto de siglo la congregación de las Asambleas de Dios de Malaui, este pastor evangelista dio el salto a la política. “Dios me ha hablado. No me ha dicho que deje mi ministerio. Me ha dicho, prolongo tu ministerio para que puedas conducir a toda una nación”, manifestó Chakwera en un reciente vídeo. Diplomado en filosofía y teología, es conocida su afición a cantar gospel y suele acabar sus mítines con una oración.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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