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Alemania detiene a un médico sirio por presuntos crímenes contra la humanidad

El acusado supuestamente torturó a un disidente, que después murió en una cárcel de Homs

Imagen de la sala donde se juzga a dos cargos del régimen sirio por crímenes contra la humanidad, en Coblenza, al oeste de Alemania.
Imagen de la sala donde se juzga a dos cargos del régimen sirio por crímenes contra la humanidad, en Coblenza, al oeste de Alemania.POOL (Reuters)

Berlín - 22 JUN 2020 - 13:30 CEST

La Fiscalía alemana ha anunciado la detención de un médico sirio acusado de presuntos crímenes contra la humanidad. La policía del Estado de Hesse, al oeste de Alemania, ha detenido a Alaa M., quien trabajó en 2011 en una prisión militar en Homs, al oeste de Siria y donde según los investigadores alemanes torturó a un detenido, que murió poco después. La detención de Alaa M. supone un paso más en la aplicación de la justicia universal en Alemania, donde en paralelo se celebra el primer juicio por torturas a antiguos agentes del régimen de Bachar el Asad. Con esta detención, son ya tres los cargos del aparato militar sirio detenidos en Alemania.

Alaa M., médico de profesión, llegó a Alemania en 2015, como cientos de miles de refugiados sirios. A diferencia de muchos de sus compatriotas, el acusado desembarcó en Europa procedente de Beirut, gracias a un visado de trabajo concedido a profesionales extranjeros. Hasta el momento de su detención, el acusado trabajaba en una clínica de rehabilitación en Hesse, según publicó el semanario alemán Der Spiegel. El abogado, Anwar al Bunni, explica a este diario que cuando empezaron a publicarse noticias en las redes sociales sobre la posible presencia del médico en Alemania, localizó a las víctimas y junto al equipo del Syrian Center for Legal Studies and Researches prepararon el caso que después presentaron a la Fiscalía.

El pasado viernes, la Fiscalía dictó una orden de detención contra el sospechoso. La descripción de los hechos, según una nota hecha pública por la Fiscalía indica que el detenido trabajó en una cárcel de los servicios secretos en Homs en 2011. Allí, un detenido que responde a la inicial A. sufrió torturas tras ser detenido por participar en una manifestación contra el régimen. Durante la detención, y tras una sesión de abusos, A. sufrió un ataque epiléptico, que provocó la visita del doctor. Alaa M. golpeó al detenido con una tubería de plástico de forma reiterada, incluso cuando el reo se encontraba en el suelo.

Al día siguiente, los compañeros de prisión de la víctima volvieron a solicitar ayuda médica ante el empeoramiento de la salud de A. Esta vez, Alaa M. apareció acompañado de otro doctor y volvieron a golpear al detenido, hasta dejarle inconsciente. Se lo llevaron envuelto en una manta y más tarde murió sin que haya quedado esclarecida al causa de la muerte.

La Fiscalía asume que “desde finales de abril de 2011 por lo menos, el régimen sirio comenzó a utilizar una fuerza brutal para suprimir las actividades de los opositores, críticos del Gobierno”. El objetivo, interpretan, era frenar el movimiento de protesta con ayuda de los servicios de espionaje de intimidar a la población. Opositores destacados fueron “detenidos, torturados y en ocasiones asesinados en todo el país”, según la Fiscalía.

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Esta detención se enmarca en un esfuerzo de la justicia alemana por depurar responsabilidades por crímenes cometidos más allá de sus fronteras. Con la vía de la Corte Penal Internacional bloqueada por Rusia y China y a falta de un tribunal ad hoc, el sistema alemán recurre a una norma que desde 2002 permite juzgar crímenes de guerra y contra la humanidad aunque no se hayan cometido en su territorio.

La llegada a Alemania a partir de 2015 de más de un millón de refugiados, muchos de ellos testigos de las atrocidades del régimen, junto con un sistema legal que permite la justicia universal y una decidida voluntad de los investigadores ha permitido que casos como el Alaa M. prosperen.

Además de víctimas y testigos de crímenes perpetrados por el régimen, recalaron en Alemania supuestos desertores del régimen, cuyo pasado no olvida sin embargo la justicia alemana. Es el caso de los dos ex cargos del espionaje militar, a los que un tribunal alemán juzga desde el pasado abril en Coblenza, por crímenes contra la humanidad y miles de casos de torturas con resultado de al menos 58 muertes. Se trata del primer juicio por las torturas del régimen sirio, que marca un importante precedente en los procesos de justicia universal y con el que abogados y activistas de derechos humanos aspiran a recabar evidencias para el día en el que se establezca un tribunal internacional para los crímenes sirios.

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