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Filipinas recula y reafirma un importante pacto militar con EE UU

El Acuerdo de fuerzas visitantes, cuya suspensión se había anunciado en febrero tras tensiones con Washington, seguirá vigente

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, en Davao en 2018.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, en Davao en 2018.Lean Daval Jr (Reuters)

Las relaciones entre Filipinas y Estados Unidos entran en una fase más amistosa. El presidente filipino, Rodrigo Duterte, ha decidido mantener el Acuerdo de fuerzas visitantes (VFA, por sus siglas en inglés), que permite la presencia de tropas de EE UU en Filipinas y cuya suspensión fue anunciada en febrero. La decisión fue muy criticada entonces, incluso desde su Gobierno, por considerar que menoscababa la capacidad de defensa del archipiélago asiático. El dirigente da marcha atrás en plena exhibición de fuerza por parte de China en zonas disputadas del mar de China Meridional.

Desde que hizo el anuncio a mediados de febrero no llegaron a cumplirse los 180 días con los que contaba Duterte para dar marcha atrás antes de que entrase en vigor la derogación del VFA, uno de los pilares del Acuerdo de Defensa Mutua que Filipinas y Estados Unidos firmaron en 1951. “Esperamos continuar nuestra sólida asociación militar con Estados Unidos para construir una defensa común hacia la estabilidad, la paz y el progreso económico en esta parte del mundo”, ha señalado el ministro de Asuntos Exteriores, Teodore Locsin.

A instancias de Duterte, el ministro comunicó el 1 de junio a la Embajada de EE UU en Manila que se anulaba la suspensión del acuerdo ante “los recientes acontecimientos políticos y de otra índole en la región”, sin detallarlos. La decisión tiene una validez de seis meses a partir del 1 de junio, que pueden extenderse después otros seis meses por decisión de Filipinas, reservándose el derecho a revisar el acuerdo tras este periodo. De momento, la legación estadounidense agradeció el cambio en un comunicado en el que afirma: “nuestra larga alianza ha beneficiado a ambos países y esperamos continuar la estrecha cooperación en seguridad y defensa”, según informa Efe. “En tiempos de incertidumbre global, creemos que las naciones solo serán más fuertes si trabajan juntas en abordar desafíos que nos afectan a todos”, ha indicado en un comunicado el ministro de Defensa filipino, Delfin Loranzana, sin aportar más detalles sobre el cambio de parecer gubernamental.

La alianza militar con EE UU es desde hace décadas la columna vertebral de la seguridad filipina, y el VFA permite la celebración de unas 300 maniobras militares conjuntas al año. Unos ejercicios de entrenamiento esenciales para que Filipinas modernice las Fuerzas Armadas. A su vez, Washington los aprovecha para sacar músculo militar en la región frente a China, que los considera una provocación.

La suspensión del acuerdo habría puesto en entredicho su celebración en un momento en el que Pekín ha dado más pasos para aumentar su expansión por el mar de China Meridional, que reclama casi en su totalidad y por donde pasa el 30% del comercio global. En los pasados meses, China ha declarado el establecimiento de dos nuevos distritos administrativos, uno en las islas Spratly, que se disputa con Filipinas, Malasia, Taiwán, Vietnam y Brunéi; y otro en las Paracel, que también reclaman Vietnam y Taiwán. Manila presentó en abril un par de protestas diplomáticas ante China por dichas iniciativas y también a raíz de un incidente entre un navío chino y un buque de la Armada filipina en aguas de este país.

El anuncio de suspensión del acuerdo había sido criticado por miembros del propio Gobierno. Estados Unidos también ayuda a Filipinas a combatir grupos islamistas con 250 efectivos desplegados en la isla meridional de Mindanao.

No obstante, el giro de Duterte podría tratarse de un ejemplo más de un líder asiduo a hacer y deshacer abruptamente. Cuando el dirigente comunicó la decisión en febrero, muchos analistas coincidieron en leerla en clave interna: el presidente había advertido de que enterraría el VFA –firmado en 1998– si Washington mantenía su decisión de denegar el visado al senador Ronald dela Rosa, exjefe de la Policía Nacional y artífice de su guerra contra las drogas.

De hecho, pese al anuncio y a que Duterte ha abogado por acercarse más a China desde que llegó a la presidencia en 2016, los lazos bilaterales en materia de defensa no han cesado durante este tiempo: EE UU anunció en mayo la venta a Filipinas de armamento militar por valor de 2.000 millones de dólares y han continuado con sus maniobras conjuntas y la cooperación antiterrorista.

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