España y la UE organizarán una conferencia de donantes para los países de acogida del éxodo venezolano
La recogida de fondos para ayudar a los más de cinco millones de refugiados y emigrados será el próximo día 26
La Unión Europea ha hecho de la llamada pública a donar dinero una alternativa a los métodos más tradicionales de recabar fondos. Si a comienzos de mes reunió 7.400 millones de euros para financiar la búsqueda de una vacuna contra el coronavirus, ahora vuelve la vista a la delicada situación de los países vecinos de Venezuela. España y la UE organizarán conjuntamente el próximo día 26 una recogida de fondos para los receptores de los 5,5 millones de refugiados y emigrantes venezolanos.
Los problemas previos a la pandemia no han desaparecido de la noche a la mañana. Muy al contrario, la elevada factura social y económica que algunos de los países vecinos de Venezuela soportan por la magnitud del éxodo de ciudadanos que han recibido —el mayor del planeta que no tiene como origen una guerra o un desastre natural—, no ha hecho más que acrecentarse con la crisis sanitaria. Las cifras cambian cada día, pero en todo caso, marean: Colombia (1,4 millones), Perú (860.000), Chile (371.000), Ecuador (330.000) y Brasil (212.000) se han convertido en territorios de acogida a una escala incluso mayor que la mayoría de países de la UE por la guerra en Siria.
“La crisis se ha agravado aún más por el coronavirus, por lo que esta cita llega muy a tiempo”, ha señalado este viernes en rueda de prensa el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell. La institución ha asumido junto a España la organización de una conferencia de donantes en la que se esperan contribuciones de una cuarentena de Estados, agencias de Naciones Unidas, instituciones financieras internacionales y representantes de la sociedad civil.
Como sucedió con la recaudación obtenida para la emergencia sanitaria, la cita será telemática. El objetivo, “aliviar su situación humanitaria", según aseguró la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya.
Los países de acogida llevan en el punto de mira de Bruselas desde hace meses. En octubre del año pasado, cuando todavía no se había producido el relevo en las instituciones comunitarias, se celebró la denominada Conferencia Internacional de Solidaridad con Venezuela, auspiciada por la UE, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones. Pese a que no se trataba de una conferencia de donantes al uso, recaudó para ellos 120 millones de euros. La partida económica fue recibida con recelos desde el Ejecutivo de Nicolás Maduro, que acusó de estar detrás de la misma a "Gobiernos que bloquean la economía venezolana, generan sufrimiento y migración, roban recursos y amenazan con aislar y atacar a Venezuela”, en referencia a Estados Unidos.
Ahora, con Josep Borrell al frente de la diplomacia europea y el respaldo de España, casi siempre atenta para ejercer de puente entre los Veintisiete y Latinoamérica, las expectativas, aunque no han sido cuantificadas, son mayores. No solo porque la región está más necesitada de recursos que hace unos meses, sino porque la UE teme que la combinación explosiva de los flujos migratorios y la pandemia puedan desestabilizar una zona donde algunos países europeos, entre ellos España, cuentan con importantes intereses económicos.
Los datos de Google indican que el uso del término “unprecedented” ha escalado en las últimas semanas empujado por la pandemia. Borrell también lo utilizó para describir la pesada carga que afrontan los países de acogida: “Están recibiendo niveles sin precedentes de refugiados”, afirmó al término de la reunión de ministros de Exteriores de la UE. “Los países vecinos han mostrado su gran solidaridad al acoger a muchos venezolanos y su esfuerzo y solidaridad deben servir de ejemplo para todos”, añadió.
Con Maduro abriendo la puerta a la celebración de elecciones parlamentarias en el país este mismo año “si la pandemia lo permite”, Bruselas busca también elevar su perfil político en la zona. Borrell sugirió que vuelva a convocarse al denominado Grupo de Contacto Internacional, conformado por una docena de países de ambos lados del Atlántico para buscar soluciones al conflicto venezolano a través del diálogo, una vía que hasta ahora no ha dado resultados tangibles.
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