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Ofensiva militar para desalojar a Boko Haram del lago Chad

El Ejército chadiano asegura haber matado a 76 terroristas mientras el líder radical Abubakar Shekau llama a la resistencia

José Naranjo
El presidente de Chad, Idriss Déby, durante la operación militar contra Boko Haram en el Lago Chad.
El presidente de Chad, Idriss Déby, durante la operación militar contra Boko Haram en el Lago Chad.Europa Press

Los ejércitos de Nigeria, Chad y Níger han lanzado una gran ofensiva militar contra Boko Haram en el lago Chad como respuesta a los tres grandes ataques sufridos en marzo que provocaron la muerte hasta a 170 soldados de las tres nacionalidades. La operación, denominada Cólera de Boma en referencia al campamento militar en el que fue asesinado hace dos semanas un centenar de militares chadianos, se ha cobrado la vida de al menos 76 yihadistas, según el Gobierno de Yamena. El líder de la facción JAS de Boko Haram, Abubakar Shekau, llamó a sus milicianos a resistir.

El ataque, organizado desde la Fuerza Multinacional Conjunta creada por los ejércitos de los tres países más Camerún ante la amenaza yihadista, pretende mermar tanto la capacidad operativa de este grupo como la de su milicia rival, la Provincia del Estado Islámico de África Occidental (ISWAP). El ministro de Defensa chadiano, el general Mahamat Abbali Salah, anunció que su objetivo era “limpiar toda la zona insular”, en referencia a la multitud de islas existentes en el lago Chad que se han convertido en refugio de los terroristas con la complicidad de una parte de la población local.

La operación Cólera de Boma comenzó el pasado domingo y está todavía en curso. Según fuentes militares, en las primeras 48 horas se acabó con la vida de 76 yihadistas, aunque posteriormente fallecieron también siete militares. Justo después del inicio de las hostilidades, Abubakar Shekau publicó un audio de cinco minutos dirigido al presidente chadiano, Idris Déby, quien ha coordinado directamente la operación militar. “No creas que porque has luchado en varias guerras laicas y en varios frentes puedes combatir a quienes hemos elegido luchar por la religión”, le amenazaba Shekau, uno de los terroristas más buscados en la región que ha sido dado por muerto hasta en siete ocasiones.

En el mismo mensaje de audio, difundido por las redes sociales, el líder yihadista también insta a sus seguidores a luchar y no huir, lo que es interpretado como la confirmación de que Boko Haram estaría batiéndose en retirada de la zona del lago. Además de la ofensiva, el Ejército chadiano, el más preparado y mejor dotado de África central, ha vuelto a ocupar posiciones en los países vecinos con los que comparte frontera en el lago Chad en el marco de la Fuerza Multinacional Conjunta.

“Los ejércitos de los países ribereños han demostrado su capacidad para degradar a los grupos terroristas que operan en la zona mediante sus acciones, el problema es como desincentivar el reclutamiento de población autóctona. El enfoque exclusivamente militar no va a solucionarlo”, considera Fonteh Akum, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS) en África occidental y especialista en el lago Chad. El experto asegura que se han producido deserciones en los últimos meses, pero que subsisten problemas para reintegrar a los rebeldes en la sociedad. “Es una cuestión política y de justicia también, pero mientras no se resuelva no se podrá deteriorar la base de estos grupos”, concluye.

El lago Chad es el último gran bastión de Boko Haram, el lugar en el que ha encontrado refugio ante el hostigamiento que sufre en su feudo natural del noreste nigeriano desde que en 2014, en su periodo de máxima expansión, llegara a declarar la existencia de un califato con un centenar de localidades bajo su control. En el particular ecosistema del lago, que se asoma a los cuatro países y alterna islotes, zonas inundables y terrenos de cultivo, y en práctica ausencia de una autoridad estatal fuerte, ha ido tejiendo una red de complicidades, cobro de impuestos y suministro de servicios básicos que le ha hecho más fuerte y resiliente.

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Un ejemplo de la consolidación del yihadismo en el entorno del lago es la emergencia de una tercera facción de Boko Haram alimentada por población local al mando del terrorista Ibrahim Bakoura, uno de los fundadores del grupo hace casi dos décadas y que supuestamente fue asesinado por el Ejército nigerino el pasado mes de marzo. Este yihadista, que según unos investigadores se mantuvo fiel a Shekau y según otros se alió al ISWAP, ha tenido en jaque a los Gobiernos de la zona los últimos años con constantes ataques lanzados desde su feudo en la localidad de Nguigmi, muy próxima al Lago Chad en la región nigerina de Diffa.

Creado en 2002 por el predicador Mohamed Yusuf, la insurgencia de Boko Haram comenzó en 2009 cuando falleció su fundador en dependencias policiales y Abubakar Shekau asumió el relevo al frente de la organización. Durante más de cinco años, el grupo terrorista que se muestra abiertamente hostil contra la educación occidental y sus aliados, entre los que incluye al Estado nigeriano, lanzó una ofensiva de atentados y ataques con epicentro en las regiones de Borno, Yobe y Adamawa, en el noreste nigeriano. Una de sus acciones más sonadas fue el secuestro de 276 niñas en Chibok, algunas de las cuales aún no han sido encontradas. La insurgencia de Boko Haram ha provocado unos 35.000 muertos y unos dos millones de refugiados y desplazados internos.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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