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EE UU saca de Líbano a un antiguo acusado de crímenes de guerra que tenía prohibido salir del país

Amer al Fakhoury, de nacionalidad libanesa y estadounidense, abandonó Beirut en helicóptero desde la Embajada tras ser liberado en una polémica decisión judicial

Natalia Sancha
Un seguidor del partido chií libanés Amal sostiene una pancarta durante una manifestación el pasado 15 de setiembre en Beirut en protesta por la liberación del criminal de guerra Amer Fakhoury
Un seguidor del partido chií libanés Amal sostiene una pancarta durante una manifestación el pasado 15 de setiembre en Beirut en protesta por la liberación del criminal de guerra Amer FakhouryJOSEPH EID (AFP)

En plena crisis del coronavirus y a las puertas de un colapso financiero, otra rocambolesca historia de fugitivos sacude Líbano. El año empezó con la sorprendente huida a Beirut del magnate del automovilismo Carlos Ghosn, lo que enfrió las relaciones entre Líbano y la justicia de Japón. Esta semana, la insólita salida del país de Amer al Fakhoury, un ciudadano con doble nacionalidad libanesa y estadounidense que en su momento fue juzgado en ausencia en Líbano por crímenes de guerra 20 años atrás, ha tensado las relaciones entre Beirut y Washington. Al Fakhoury abandonó la capital libanesa este pasado jueves en un helicóptero militar desde la embajada de EE UU. Lo hizo a la luz del día, en medio del bloqueo aéreo impuesto por el Gobierno libanés como medida para frenar la propagación de la Covid-19 y a pesar de la prohibición de viajar de la justicia del país.

Al Fakhoury regresó tras 20 años de exilio a Líbano en septiembre pasado porque, según sus hijas, había garantías de que no se le perseguiría al haber prescrito supuestamente los delitos por los que fue sentenciado. Sin embargo, fue encarcelado, lo que provocó que varios senadores estadounidenses reclamaran su liberación bajo advertencia de que, en caso contrario, pedirían sanciones económicas a aquellos jueces y oficiales libaneses que se opusieran. Al final, la justicia libanesa puso en libertad a Al Fakhoury este pasado lunes tras dictaminar que su condena por crímenes de guerra había quedado prescrita, y dando por nulo el juicio previsto para el próximo 16 de abril.

Pero el embrollo no acaba ahí, porque 24 horas después, el comisionado de Estado para el Tribunal Militar, Ghassan Khoury, apeló la decisión con el argumento de que los delitos de los que se le acusa entran en la categoría de crímenes contra la humanidad sin prescripción temporal. Además, tras las quejas interpuestas por antiguos presos de la cárcel de Jiam, donde se acusa a Al Fakhoury de haber cometido torturas, otro juez emitió una prohibición de viaje que quedó anulada por la vía de los hechos al sacarlo del país Estados Unidos.

Conocido como El carnicero del Jiam, a Al Fakhoury, de 57 años y padre de cuatro hijas, se le imputa el secuestro y tortura de miles de libaneses, así como de la muerte de al menos 10 de ellos, en los años en que sirvió en la cárcel del Jiam -en el sur- durante la ocupación israelí (1982-2000)-. Célebre centro de torturas, se estima que hasta 5.000 personas pasaron por las celdas de Jiam, muchos de ellos milicianos de Hezbolá y guerrilleros palestinos.

Con la retirada unilateral del Ejército israelí en 2000, y tras 18 años de ocupación, los últimos 144 presos del Jiam fueron liberados por vecinos que asaltaron el recinto. En el repliegue de los soldados israelíes huyeron docenas de oficiales del Ejército Libanés del Sur, la milicia colaboracionista de la que Al Fakhoury formó parte cuando servía en la prisión.

Una vez en Israel, el entonces prófugo viajó a EE UU, donde abrió un restaurante en el Estado de New Hampshire. En 1996, y un año antes de que Washington catalogara a Hezbolá como grupo terrorista, Al Fakhoury fue condenado en Beirut e in absentia a 15 años de prisión “por colaboración con el enemigo israelí”. Entonces, el país estaba partido en dos. Hoy, el Partido de Dios es parte integrante del frágil Gobierno de Líbano, recién formado a principios de año.

La defensa de Al Fakhoury ha negado las acusaciones y arguye que su cliente trabajó en la citada prisión “entre 1989 y 1996 y se hizo cargo del papeleo, la limpieza y alimento de los reos", según declaraciones de la abogada Celia Atallah a la cadena norteamericana Fox.

“Los americanos intentaron sacar a Al Fakhoury desde el aeropuerto de Beirut, pero las fuerzas de seguridad relevantes lo impidieron”, ha asegurado el líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, quien acusa a EE UU de socavar la justicia y violar la soberanía de Líbano al llevarse al fugitivo del país.

“La absolución de Amer al Fakhoury supone una burla del sistema judicial de Líbano y subraya la necesidad de reformar la ley sobre la tortura de 2017. Hay evidencias creíbles que apuntan a la participación de Al Fakhoury en la tortura de miles de personas”, ha escrito, por su parte, en su cuenta de Twitter Aya Majzoub, investigadora de Human Rights Watch.

El presidente estadounidense, Donald Trump, también se ha pronunciado al respecto. “No hay mayor prioridad para Estados Unidos que la seguridad y el bienestar de nuestros ciudadanos”, dijo este jueves tras asegurar que Al Fakhoury se encontraba "por fin a salvo con su familia”.

“Estoy muy agradecido al Gobierno libanés que ha colaborado con nosotros”, según el mandatario. Sus declaraciones han desatado tanto la indignación popular en las redes sociales como turbulencias políticas en Líbano. “El crimen de colaboración con el enemigo israelí no puede ser olvidado”, ha dado por respuesta en su cuenta oficial de Twitter el primer ministro libanés, Hasan Diab. Acto seguido, el responsable de Exteriores, Nasif Hitti, llamó a consultas a la jefa de la delegación diplomática estadounidense, Dorothy Shea, para pedir explicaciones sobre tan inusitada operación. A la controversia se ha sumado el jefe del Tribunal Militar libanés, el general Husein Abdalá, quien ha presentado su dimisión en protesta por la apresurada liberación de Al Fakhoury.

Presiones

“EE UU ha ejercido presiones sobre los jueces para liberar al agente de Israel, y algunos de ellos han cedido”, ha lamentado este viernes y durante un discurso televisado Hasan Nasralá, líder de Hezbolá. Por presiones hace referencia a las amenazas vertidas por varios senadores estadounidenses y, en particular, a las de la demócrata Jeanne Shaheen, de New Hampshire y amiga personal de la familia Al Fakhoury.

Shaheen amenazó con respaldar en el Senado una propuesta de reducción de la ayuda de EE UU a Líbano -que suma 2.790 millones de euros desde 2006 con más de la mitad destinada al Ejército libanés-, e imponer sanciones económicas por la detención en septiembre de Al Fakhoury.

Hezbolá ha desmentido, por su parte, que la liberación responda a un acuerdo bajo la mesa con EE UU ante la amenaza de sanciones.

Líbano e Israel siguen técnicamente en estado de guerra y todo ciudadano libanés tiene vetado viajar al Estado hebreo o comunicarse con ciudadanos israelíes bajo pena de cárcel. La milicia de Hezbolá y el Ejército israelí libraron su última guerra en julio de 2006; se saldó con un balance de 1.200 libaneses muertos, la gran mayoría civiles, y 156 bajas israelíes, mayoritariamente militares.

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