La huelga de transporte en Francia amenaza las Navidades
El Gobierno y dirigentes piden una “tregua” sin que por el momento los sindicatos cedan
El pulso entre sindicatos y Gobierno por la reforma del sistema de pensiones en Francia se adentra en su segunda semana sin visos de solución y con la amenaza de perturbar gravemente el periodo de Navidad, una época de intensos desplazamientos y de comercio que las protestas y los paros en los transportes públicos y ferroviarios amenazan seriamente. El ejecutivo ha pedido a los directivos de los servicios de transporte que les presente un “plan” para las vacaciones de los franceses y estos a su vez han apelado a los trabajadores, sin que por el momento haya una respuesta.
Los sindicatos han convocado para este martes una nueva jornada de huelga nacional y manifestaciones, la tercera en menos de tres semanas. Los organizadores esperan sean más concurridas aún que las primeras movilizaciones del jueves 5 de diciembre, cuando entre 800.000 y 1,5 millones de personas salieron a las calles de toda Francia a decirle no al sistema de pensiones por puntos que el primer ministro, Édouard Philippe, acabó detallando el pasado miércoles.
Nadie cree ya en una solución inmediata. El conflicto promete instalarse y lo que se busca ahora es una contención, una tregua, al menos por el periodo vacacional.
Así lo solicitó el propio Philippe la noche del viernes, tras reunirse con los directivos de la compañía nacional de ferrocarriles, la SNCF, y del servicio de transporte público de París, la RATP, los dos sectores que llevan en huelga ininterrumpida desde el 5 de diciembre.
“En vísperas de las fiestas de Navidad y de fin de año, el primer ministro apela al sentido de la responsabilidad de todo el personal de nuestros servicios públicos, para que se respete la aspiración legítima de los franceses a reunirse en familia”, dijo en un comunicado. Además, Philippe le ha pedido al director de la SNCF, Jean-Pierre Farandou, que le presente como tarde el martes un “plan de transporte que le permita a cada uno saber precisamente y con certeza qué trenes estarán circulando el fin de semana” próximo, cuando se produce la gran salida de las vacaciones navideñas.
El principal problema son los trenes de alta velocidad que conectan buena parte de Francia y el extranjero y cuyo servicio ha estado fuertemente perturbado, incluso interrumpido en conexiones como las españolas, los diez últimos días de huelga consecutiva. Alrededor del 70% de los trabajadores ferroviarios secundan la huelga. En respuesta a la petición de Philippe, la responsable de Viajes de la SNCF, Rachel Picard, aseguró este sábado en el diario Le Parisien que los viajeros con billete comprado con antelación sabrán el martes si podrán partir el fin de semana que viene o no, y qué alternativas tienen. El objetivo, agregó, es conseguir que “más de la mitad de los pasajeros partan”, para lo cual, aseveró, “estamos intentando conseguir milagros”.
Mientras, el patrón del servicio ferroviario apeló a los trabajadores en un vídeo interno a considerar la posibilidad de hacer “una pausa” en la protesta durante las fiestas.
“Me dirijo a todos los ferroviarios y a las organizaciones sindicales para que nos pongamos al servicio de los franceses durante este periodo. Le pido a aquellos que participan en el movimiento (de huelga) que reflexionen sobre la posibilidad de hacer una pausa durante las fiestas”, dijo Farandou.
Las primeras respuestas de los sindicatos no han sido muy conciliadoras. “Si el Gobierno quiere que el conflicto cese antes de las fiestas, tiene toda la semana que viene para tomar la decisión necesaria: la retirada de la reforma”, dijo a la Agencia France Presse el secretario general de la CGT-ferroviarios, Laurent Brun. "Las organizaciones sindicales no pueden pedir a trabajadores que llevan ya 10 días de huelga que paren el movimiento social. Si se suprime, se acabó. Supondría una cesión", dijo por su parte el responsable de sindicato Unsa, Thierry Marty, en la cadena BFMTV.
El Gobierno, aunque ya ha hecho concesiones a sectores como el policial, tampoco está dispuesto a ceder. Philippe ha reiterado que no tiene “absolutamente ningún miedo de implementar la reforma” y ha vuelto a invitar a los sindicatos al diálogo esta semana, sin que haya por el momento una cita cerrada.
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