El presidente de Israel encarga formar Gobierno a Netanyahu pese al bloqueo político
El primer ministro ofrece a Gantz un acuerdo de gran coalición, pero el líder centrista lo rechaza
En un intento de impulsar un Gobierno de gran coalición, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, volvió a reunir el miércoles a Benjamín Netanyahu con el centrista Benny Gantz. La iniciativa del jefe de Estado fracasó y, ante el bloqueo político derivado de los resultados de las elecciones del día 17, optó por encargar la formación de Gobierno al primer ministro saliente. Netanyahu ofreció de inmediato un pacto de unidad a Gantz, para garantizar la defensa y negociar el plan de paz de EE UU, a pesar de los primeros contactos fallidos. Ni el bloque de derechas ni el de centroizquierda han logrado sumar mayoría suficiente en la Kneset (Parlamento) en las legislativas, celebradas en repetición de unos comicios celebrados hace solo cinco meses.
En la residencia oficial del presidente en Jerusalén pesó finalmente el escaño de ventaja de Netanyahu sobre su rival en el cómputo de alianzas, aunque los dos principales candidatos no alcanzan los 61 votos que garantizan la investidura por mayoría absoluta en la Kneset. Rivlin reconoció que los números no facilitaban la tarea, pero prefirió “dar una oportunidad” a Netanyahu durante los próximos 28 días.
El primer ministro aprovechó la comparecencia junto a Rivlin para defender un Gobierno fuerte en Israel frente a la amenaza de “la osadía de Irán”, así como ante el “acuerdo del siglo” que propugna Donald Trump para poner fin al conflicto entre israelíes y palestinos. “Un Gobierno de unidad”, aseguró, “es la mejor opción para fijar las fronteras que demanda del presidente de EE UU”.
Rivlin ha constatado, según informa el diario Haaretz, que ninguno de los dos líderes está interesado en la creación de un Gabinete de unidad nacional. Por esta razón ha adelantado el encargo de la formación del nuevo Ejecutivo. El acortamiento de los plazos se interpreta como una estrategia para que los dos grandes partidos aceleren el proceso negociador. La cuenta atrás para la convocatoria de nuevas elecciones —las terceras en el plazo de un año, si fracasa el diálogo político— ya ha comenzado en Israel.
Unos de los principales escollos para alcanzar un acuerdo de unidad entre el Likud y Azul y Blanco ha sido determinar cuál de los dos líderes —Netanyahu o Gantz— debería ocupar la jefatura de Gobierno de forma rotativa. Netanyahu tiene prevista la semana que viene una comparecencia ante el fiscal general de Israel previa a una eventual inculpación por tres casos de fraude y soborno investigados por la policía. El exgeneral Gantz y sus socios de Azul y Blanco advirtieron mediante un comunicado de que no aceptarán una coalición con “un primer ministro que afronta una imputación.
Un Parlamento fragmentado
Los 55 diputados que suma el Likud (32 escaños en el recuento definitivo) del primer ministro junto con sus dos socios ultraortodoxos (16) y el de la extrema derecha (7) superan a los 54 que acumula Azul y Blanco, alianza de nuevo cuño de centro (33 parlamentarios), más los apoyos de los laboristas (6), de la izquierda pacifista (5) y de 10 de los 13 miembros de la Lista Conjunta árabe. El inesperado giro del partido islamista Balad, que se retractó del respaldo expresado el domingo por la coalición árabe al exgeneral Gantz, otorgó la ventaja a ea Netanyahu en el cómputo de alianzas.
La gobernabilidad depende de los ocho diputados de Israel Nuestra Casa, movimiento laico conservador, liderado por el exministro de Defensa Avigdor Lieberman. Defiende un “Gobierno de unidad nacional liberal”, pero no se ha inclinado por ninguno de los dos bloques ya que se niega a pactar tanto con los ultraortodoxos como los árabes.
Netanyahu, el primer ministro que durante más tiempo ha gobernado en Israel —13 años, los 10 últimos de forma consecutiva— no logró revalidar la semana pasada en las urnas la mayoría parlamentaria con la que dirigió la pasada legislatura el Gobierno más conservador en la historia del Estado judío. La coalición de la gran derecha se rompió a finales de 2018 se rompió tras la salida de Lieberman, opuesto a la estrategia de contención del primer ministro en la franja de Gaza y enfrentado a los ultrarreligiosos por sus privilegios sobre la mayoría laica de Israel.
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