Salvini se impone con rotundidad en las elecciones europeas
El líder de la Liga dobla en un año su resultado de las elecciones legislativas. La izquierda resurge al lograr la segunda posición y desbancar a 5 Estrellas, que se sufre una gran caída
Italia asistió ayer a la materialización del poder absoluto de Matteo Salvini. Las elecciones europeas convirtieron a la Liga, por primera vez en la historia, como el partido más votado del país. El 34,3% obtenido es el doble del resultado de hace solo un año. Pero sobre todo, duplica también los votos de su socio de Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas (17,1%), que sufre un batacazo tremendo y pierde la segunda plaza ante el el Partido Democrático (PD), que obtiene el 22,7%. La abultadísima victoria de Salvini sobre sus aliados obligará a cambiar el equilibrio de fuerzas del Ejecutivo para evitar que salte por los aires.
Italia afrontó las elecciones europeas como una segunda vuelta de las legislativas de hace un año. El Gobierno de coalición formado por la Liga y el M5S, marcado por una profunda inestabilidad y el desafío permanente a la Unión Europea (UE), se citó en las urnas ayer para medir sus fuerzas reales ante la volatilidad de un electorado italiano que votó hasta las 23.00, la franja más prolongada de Europa. La Liga reclama desde hace tiempo más influencia en el Consejo de Ministros y llevar a cabo con mayor celeridad sus principales propuestas, como la bajada de impuestos o el aumento de autonomía de las regiones. A partir de hoy será difícil negárselo. La cristalización del enorme poder adquirido en las urnas el último año y la estrepitosa caída al tercer puesto del M5S, otorgan ahora a Salvini la legitimidad moral suficiente para ver recompensadas sus exigencias. Nadie duda de que si eso no sucede, el Ejecutivo tiene los días contados.
La victoria del ministrio del Interior, el mismo día que en Italia también se votaba en 3.800 municipios y en la región de Piamonte (las primeras proyecciones daban la victoria al centroderecha), se daba por descontada. El batacazo del M5S, que sufre el temido sorpasso del PD y obtiene la mitad de votos que su socio de Gobierno, no estaba tan claro. El líder de la Liga, capaz de devorar todo lo que se le ha puesto enfrente en los últimos tiempos, confirma su creciente presencia también en Europa, donde el proyecto que ha encabezado ha logrado mejorar sus resultados, aunque no llegue al 33% ansiado para influir en las decisiones. La Liga, un partido de corte antieuropeo, podría ser el segundo partido con mayor representación tras la CDU de Angela Merkel. Pero la interpretación en clave comunitaria va más allá, e Italia se consolida como paraíso de los partidos euroescépticos. La suma de votos de la Liga, el M5S y Hermanos de Italia (con un 6,5% entra por primera vez en el Parlamento Europeo) superaría el 50%.
La participación (55%) fue tres puntos inferior a la de 2014. Pero el crecimiento del partido de Salvini desde las últimas elecciones europeas en 2014 ha sido descomunal. Entonces, la formación todavía se llamaba Liga Norte y el actual ministro del Interior había apenas cogido las riendas de un grupo político en descomposición y al borde de la quiebra por las triquiñuelas de su fundador, Umberto Bossi. Las urnas le dieron en aquellos comicios un 6,2% de votos. Una subida que quintuplica sus resultados de hace solo 5 años y que comenzaría a multiplicarse exponencialmente a medida que Salvini fue acaparando más poder y que la crisis migratoria italiana aumentó.
En las elecciones legislativas del 4 de marzo de 2018, la Liga alcanzó ya un sorprendente 17%. Salvini se presentó entonces como comparsa de Silvio Berlusconi en una coalición de centroderecha que aspiraba a gobernar unida. Pero los números no alcanzaron el mínimo necesario y el líder ultraderechista, que sorprendió a todos con su extraordinario resultado, prefirió aliarse con el M5S para formar una Ejecutivo populista y euroescéptico.
El progresivo debilitamiento de Forza Italia (FI) ha confirmado en estas elecciones un problema grave de decrepitud electoral: del partido y de su obstinado candidato. Silvio Berlusconi no logra pasar del 10%, una caída de cuatro puntos respecto al ya dramático 14% obtenido en las legislativas. Se quedó en el 8,8%, muy cerca del umbral de relevancia que marca el 10%, pero que, probablemente, planteará dudas a Salvini sobre la conveniencia de recuperar un proyecto de centroderecha y abandonar a los grillinos, muy debilitados.
El M5S confirma también su decadencia y perdería casi 17 puntos respecto al 33% que obtuvo en las elecciones legislativas. Los grillinos han acusado la baja participación en el sur de Italia, su principal motor electoral. Han pagado caro el desgaste al que los ha sometido su socio de Gobierno, que ha utilizado su posición privilegiada como aliado para carcomer la imagen pública de los grillinos. Pero, sobre todo, son víctimas de una situación económica que no arranca pese a las medidas puestas en marcha y el desafío a la Unión Europea que Italia lanzó para poder hacerlo. Los empresarios, los sindicatos y gran parte de los trabajadores se han manifestado en los últimos meses en su contra por la parálisis impuesta en las grandes obras. Demasiado ruido para tan pocos resultados. La situación para su líder, Luigi Di Maio, es profundamente crítica. Y el partido difícilmente podrá contener las exigencias de Salvini. Los grillinos deberán ceder o dejar paso al nuevo líder más votado.
Avance inesperado
Las malas noticias no terminan ahí para el M5S. La izquierda celebra un sorpasso importantísimo sobre partido fundado por el cómico Beppe Grillo. El PD queda muy lejos de aquel estratosférico 40,8% de consenso que obtuvo un entonces imparable Matteo Renzi, pero el nuevo secretario general, Nicola Zingaretti, frena la hemorragia de los últimos años y sienta las bases para un cambio de tendencia con un segundo puesto que nadie esperaba hace apenas unas semanas. Especialmente si se tiene en cuenta que parte de los votos que han vuelto podrían proceder de votantes del M5S desencantados. Los mismos que abandonaron a los socialdemócratas hace solo un año y que ahora los han propulsado hasta la segunda fuerza de Italia.
Esta mañana, como señalaban fuentes de ambos partidos antes de las elecciones, la coalición que gobierna Italia deberá barajar las cartas y volver a repartirlas. Matteo Salvini ha asegurado que no piensa en romper la alianza. Pero con el resultado obtenido, ya no se conformará con la mano que le había tocado hace solo un año.
Berlusconi y el PD, alternativas para los actuales socios de Gobierno
Nadie duda en Italia de que el Gobierno formado entre el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga no durará demasiado. El horizonte fijado por los partidos que lo integran eran las elecciones europeas, que permitirían comprobar la fuerza de cada uno en este momento de la partida. Y, según los primeros datos del recuento, la Liga estará en condiciones de plantearse una aventura distinta con sus socios tradicionales.
El resultado de Forza Italia, según las primeras proyecciones, quedó fijado en el 8% de los votos. Un dato pésimo teniendo en cuenta la caída progresiva que el partido sufre en cada elección en los últimos años. Sin embargo, acaricia el umbral del 10% que otorga a Silvio Berlusconi (82 años) un botín suficiente para tratar de seducir a Salvini para que rompa el Gobierno, se convoquen de nuevo elecciones y trate de formar un Ejecutivo de centroderecha. Una fórmula que ya han llevado a cabo con éxito en todo el norte de Italia (desde ayer, también en la región de Piamonte, que perdió la izquierda) y que obligaría a contar con los votos de Hermanos de Italia, el partido posfascista que lidera Giorgia Meloni y que ayer obtuvo el 5,7% de los votos. Una cifra que le permitirá entrar por primera vez en el Parlamento Europeo.
El M5S, en cambio, deberá pensar en nuevos aliados si pretende mantenerse en el Gobierno en caso de una probable ruptura con la Liga. Y el único partido ahora mismo capaz de sostener al Ejecutivo sería el PD, que haría valer su buen resultado en las elecciones europeas (22,7%) para formar una coalición en igualdad de condiciones.
El proyecto de un Gobierno progresista, el preferido del presidente de la República, Sergio Mattarella, tras las elecciones del 4 de marzo de 2018, tiene grandes detractores dentro del PD. Especialmente dentro de todo el círculo de dirigente afines al anterior secretario general del partido, Matteo Renzi. Pero su nuevo líder, Nicola Zingaretti, nunca se ha negado frontalmente a plantearlo llegado el caso. En el PD consideran, sin embargo, que la dirección del actual M5S debería dejar paso al ala más progresista de los grillinos.
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