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“Turín está hoy dividida en torno a la idea de progreso”

El escritor Alessandro Baricco disecciona el estado de ánimo de una ciudad que ha visto evolucionar

Alessandro Baricco, en un programa de televisión en octubre.
Alessandro Baricco, en un programa de televisión en octubre.Pietro D'aprano (Getty Images)
Daniel Verdú

En el lugar que ocupaba una vieja fábrica de bombas en Porta Palazzo, un antiguo barrio deprimido de Turín, se alza hoy la Escuela Holden, una moderna universidad de comunicación fundada y dirigida por Alessandro Baricco (Turín, 61 años), quizá el escritor más influyente en la actual Italia. El autor de Seda, que acaba de publicar en España The Game (Anagrama), un análisis de la insurrección digital de los últimos años, posee un alma turinesa que le permite diseccionar el estado de ánimo de una ciudad que ha visto evolucionar y que hoy se encuentra atravesada por dos visiones antagónicas del mundo.

Pregunta. ¿Dónde está hoy Turín?

Respuesta. En suspenso. Tiene un pasado reciente muy claro de calma, sabiduría, que sabe escuchar más a la inteligencia y menos al instinto, más prosaica que poética, pragmática y con una cultura de equilibrio respeto y mesura. Esa contención es muy turinesa. Esageruma nen (en dialecto sería “no exageremos”) para los turineses es una casi un leitmotiv: te pueden hacer los mayores elogios, ganar premios... y al final dices “no exageremos”.

P. ¿Eso ha cambiado?
R. El hecho de que se eligiera a Chiara Appendino, del Movimiento 5 Estrellas (M5S), significa que algo está pasando. Se ve en el debate sobre la alta velocidad entre Turín y Lyon: son las dos almas de la ciudad y sus dos vocaciones. Están chocando pacíficamente, pero en este momento es una ciudad entre dos concepciones de sí misma. Durante tiempo estuvo sobriamente alineada con una visión oficial sobre lo que tenía que hacerse: de izquierda, pero muy centrada. Elegir a una chica joven que venía de un partido como M5S fue una señal clara. Y ahora es una ciudad indecisa.
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P. Aquí solía respirarse mayor europeísmo que en otros lugares de Italia.
R. También está dividida ahora sobre ese asunto. Y vuelve a explicarlo el debate sobre la alta velocidad. Si crees en una mesa de juego europea abierta, es casi natural e indispensable una obra como esa. Turín está en una posición periférica en Italia, en una vía muerta. La ciudad está en un ángulo, rodeada de montañas. Perforarlas y convertirlas en un punto de conexión con Europa sería un símbolo muy fuerte, pero la mitad de la ciudad no lo quiere. El europeísmo turinés nace de que es una ciudad muy responsable. Tiene una tradición militar y hay una tendencia a alinearse con la voz oficial.
P.  Da la sensación de que las 40.000 personas que se manifestaron en noviembre en la calle no solo no solo gritaban a favor de la alta velocidad.

Sí, había algo significativo. Una acción en muchos sentidos distintos. Que siete profesionales pudieran sacar a la calle a un número de gente que ni la Liga podría sacar hoy es sorprendente. No hay que minusvalorarlo, pero ha permitido visibilizar también que una parte de nuestra comunidad cree en una determinada idea de progreso y otra no cree más en ella. Aquella fue una protesta pacífica pero muy fuerte contra la decadencia de esta ciudad.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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