Un café con Salvini a cambio de tus datos
El líder de la Liga, el político europeo con más seguidores, relanza un concurso en Facebook para conseguir más apoyo en redes y viralizar su mensaje
La guerra política, ya lo han entendido todos los partidos en Italia, se libra en las redes sociales. Pero la ventaja sobre el resto que mantiene Matteo Salvini —el político con más seguidores de Europa y el más googleado— es todavía abismal. El Ministerio del Interior se ha convertido en una fabulosa máquina de propaganda electoral pilotada por su gurú digital, Luca Morisi: el único hombre imprescindible en su reducido círculo de confianza. Hiperactivo en redes y de naturaleza vaporosa en el mundo real —no concede apenas entrevistas ni se prodiga en actos—, acaba de desempolvar un antiguo invento para potenciar todavía más la comunidad que apoya a su jefe y que se enfrenta a sus rivales. Una suerte de concurso que recompensa a quien sea capaz de poner más "me gusta" y compartir un mayor número de contenidos de la Liga lo más rápido posible. El premio es tomarse un café con Il Capitano. El precio, los datos de los usuarios.
El vídeo de presentación de Vinci Salvini (“Gana a Salvini”, en español, aunque en realidad quien gane sea él) es un arrebato publicitario kitsch de un minuto y 49 segundos que desafía todas las reglas del ridículo político. Y esa es la gracia. El líder de la Liga aparece rodeado de antiguos vencedores del concurso con un croma azul de fondo sobre el que desfilan emoticonos, corazones y símbolos de redes sociales. Él pone voz de presentador de concurso televisivo y lo explica. “Cuantos más likes pongas en mi página, cuanto más rápido seas… más puntos acumulas. Los más afortunados ganaréis una charla conmigo al teléfono. Ayúdanos a difundir nuestra idea de Italia, de Europa y de futuro”, señala asumiendo de antemano las críticas que recibirá por ello.
La velocidad de respuesta es importante. Influye en el posicionamiento en Facebook que otorga su algoritmo. La finalidad, sin embargo, no es solo el apoyo y la viralización del mensaje (el concurso va dirigido a una platea de fans incondicionales), sino la información personal de todos los inscritos: nombre, apellido, número de teléfono, cuenta de Twitter. Algo que ya sucedió en la pasada edición, antes de que entrara en vigor el nuevo reglamento europeo para la protección de datos, mucho más estricto, y que pondría en cuestión algunos de los procedimientos ahora usados. Un material utilísimo luego para movilizar votantes, pedir donaciones o llenar actos electorales.
Alex Orlowski, exhacker experto en marketing político digital, cree que el sistema pretende ser algo así como una versión de andar por casa de lo que hacía Cambridge Analytica. Y, dado que aparentemente establece perfiles y clasifica usuarios en función de una orientación política, debería controlarse. “¿El garante de la privacidad italiano y europeo no va a hacer nada para controlarlo? ¿Hay que esperar a que llegue el enésimo hacker para saber que han perfilado políticamente a los usuarios? Porque eso es algo prohibido en los términos de uso de Facebook o Twitter”, dice.
La agresiva campaña no es nueva. Forma parte de todo el conglomerado de plataformas que utiliza la Liga para difundir su mensaje, empezando por la conocida como La Bestia, un sistema de análisis de redes que disecciona la conversación dominante y el estado de ánimo en redes para colocar los posts adecuados en cada momento. Pero pone de manifiesto una larga estrategia, mezclada con una hiperactividad electoral en la calle, en la que la Liga ha invertido también grandes recursos financieros. De hecho, algunos se preguntan en Italia ahora si parte de los 49 millones de euros que le pedía la justicia tras ser condenado por estafa con las devoluciones de fondos electorales han sido destinados a esa función. Matteo Renzi le acusó esta semana de ello. “Si es mentira, que se querelle”. No pasó nada.
La manera de comunicar de Salvini —espontáneo, rápido, lenguaje nativo— despierta cierta admiración entre los expertos. Lorenzo Pregliasco, fundador de la empresa de sondeos Youtrend Quorum y autor del libro Fenómeno Salvini, no ve “nada de malo” en que la línea entre la propaganda política y la comunicación institucional sea cada vez más difusa. “En el caso de Vinci Salvini, la utilidad principal de los datos es hacer campañas de marketing. Dirigir de forma más concreta: donaciones, participación a eventos… es lo que se hace en Estados Unidos desde hace muchos años. No veo nada distinto de los que hacía Barack Obama, por ejemplo”, apunta Pregliasco, que sitúa a Salvini y, en menor medida, al Movimiento 5 Estrellas (M5S) a la vanguardia en el uso de redes en Europa.
El problema, a menudo, está en su órbita. El domingo pasado, Facebook cerró 23 páginas que violaban las normas de la plataforma difundiendo noticias falsas y fomentando el odio. Reunían unos 2,5 millones de seguidores, que multiplicaban su alcance cuando se viralizaban. La mitad estaba relacionada con la Liga y con el M5S. La más importante se llamaba “Queremos al Movimiento 5 Estrellas en el Gobierno”, que en los últimos tres meses había alcanzado 700.000 interacciones. La de mayor relevancia relacionada con la Liga alcanzó 283.000 y, entre otras cosas, mostraba un vídeo en el que se veía a unos inmigrantes golpeando un coche de los carabinieri. Las imágenes, que alcanzaron 10 millones de visionados, pertenecían a una película. Pero el estado de ánimo que generaron era real.
El ministro que no pasaba por su ministerio
Matteo Salvini, coinciden todos los analistas, es el político que mejor y mayor dominio tiene de la comunicación política digital. La realidad, sin embargo, es que las redes y los bots que se le atribuyen pueden ayudar a modificar estados de ánimo en determinados segmentos ya muy entregados, pero no bastan para ganar elecciones. Salvini es una fabulosa marca electoral que ha transformado un cargo público en una máquina de propaganda. Desde enero, según revelaba La Repubblica el pasado miércoles, ha asistido a 211 actos electorales y ha pasado solo 17 días enteros en el Ministerio. Los canales de WhatsApp de su servicio de prensa en Interior, eso sí, avasallan a los periodistas 24 horas con sus citas electorales e información constante sobre los logros del ministro en su Departamento. El Tribunal de Cuentas investiga ahora si, además, lo hizo utilizando medios del Estado. Él lo desmintió ayer.
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