Assange, condenado a 50 semanas de prisión por violar la condicional
El fundador de WikiLeaks tiene pendiente este jueves otra vista judicial en la que se decidirá sobre la petición de extradición a Estados Unidos
Primer golpe judicial para Julian Assange. No le ha servido de nada al cofundador de Wikileaks expresar sus disculpas a través de una carta leída por sus abogados —“Pido perdón sin reservas a los que consideren que he ofendido por el modo en que me he defendido. No era mi deseo ni mi intención”—. Assange ha sido condenado a 50 semanas de prisión, casi un año, por saltarse en 2012 las obligaciones de su libertad condicional y escapar de la justicia británica. Este jueves se enfrenta a un nuevo juicio para decidir su posible extradición a EE UU.
El hacker más famoso del planeta ha mantenido al entrar en el juzgado el mismo tono desafiante —puño en alto— que mostró al salir de la Embajada de Ecuador en Londres, donde había permanecido siete años recluido. Su aspecto, sin embargo, era otro. De nuevo con el pelo corto, y barba rasurada; camiseta gris y chaqueta oscura, Assange ya no presentaba la imagen de alguien que se hubiera abandonado. Unos pocos seguidores concentrados a las puertas del juzgado de Southwark, y en la galería reservada para el público, han proferido gritos de apoyo. “Vergüenza”, exclamaron algunos al escuchar la sentencia de la jueza Deborah Taylor.
El abogado de Assange, Mark Summers, ha leído poco antes una carta de su cliente con la que intentó mitigar la decisión de la justicia: “Hice en su momento lo que consideré mejor y quizá lo único que podía hacer, con la esperanza de que pudiera alcanzarse un acuerdo legal entre los Gobiernos de Ecuador y Suecia que me protegiera de mis peores temores. Lamento el camino que decidí tomar”.
Assange decidió refugiarse en la Embajada de Ecuador en Londres después de ver agotadas todas las instancias judiciales ante las que recurrió la decisión de ser extraditado a Suecia. La justicia de ese país le reclamó ante las autoridades británicas para que respondiera a la acusación de dos delitos contra la libertad sexual.
La jueza Taylor no se ha mostrado conmovida y anunció su intención de condenar a Assange en el grado máximo de pena por el delito cometido. “Usted abusó de su posición privilegiada para burlarse de la ley, y exhibió internacionalmente su desprecio por la ley de este país”, le ha dicho.
Assange tuvo que escuchar cómo, al encerrarse en la Embajada ecuatoriana, había intentado retrasar y hasta anular todo el proceso penal en su contra. Y cómo los siete años en los que permaneció bajo protección diplomática, mientras la policía británica mantenía las tareas de vigilancia, habían supuesto un gasto de más de 18 millones de euros del dinero de los contribuyentes.
El cofundador de Wikileaks deberá hacer frente a casi un año de encierro en las cárceles británicas. Un tiempo que coincidirá además con la tramitación de su petición de extradición por parte de EE UU. Assange comparece hoy de nuevo ante el juez londinense de Westminster que debe estudiar la petición cursada por Washington, en un proceso que los expertos calculan que puede prolongarse hasta dos años.
La fiscalía sueca, que decidió abandonar el caso contra Assange en 2018, estudia ahora reabrirlo. Las dos presuntas víctimas han expresado ya su deseo de seguir adelante con la acusación.
Las actividades de Assange desde la Embajada de Ecuador, al promover a través de las redes sociales las injerencias en las elecciones de Estados Unidos o en el intento de independencia de Cataluña, acabaron con la paciencia del presidente Lenín Moreno, quien decidió retirar al prófugo de la justicia la protección que le había concedido su antecesor, Rafael Correa. “La paciencia de Ecuador ha llegado a su límite”, dijo Moreno poco después de la entrega de Assange a las autoridades británicas el pasado 11 de abril.
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