Los argelinos mantienen su desafío al régimen con su noveno viernes de protestas
Cientos de miles de manifestantes piden que los herederos de Buteflika dejen el poder
Todo sigue igual en Argelia, tras el noveno viernes de protestas masivas. Se fue Abdelaziz Buteflika de la presidencia el 2 de abril, pero continúa el presidente interino que él dejó, Abdelkáder Bensalá, de 77 años. Continúa también el primer ministro que él nombró, Nordín Bedoui. Y continúa el jefe del Ejército que él designó hace 15 años: el general Ahmed Gaid Salah, de 79. Tan solo ha dimitido el presidente del Consejo Constitucional, Tayeb Belaiz. Y en su lugar ha sido nombrado otro miembro de la misma institución, Kamel Feniche. El régimen juega la baza del desgaste. Y la calle no parece desgastarse.
La última oferta del "poder", que es como llaman los argelinos al régimen, llegó este jueves. Consiste en una invitación a 100 personalidades de la sociedad civil para una reunión con el presidente interino que se celebraría el próximo lunes. La propuesta no ha creado ninguna fisura en el movimiento social. Los principales dirigentes de la protesta no piensan acudir y la gente sigue pidiendo que se marchen tanto Bensalá como Gaid Salah.
Cientos de miles de personas, tal vez millones, salieron este viernes en las principales ciudades. “Ustedes quieren la violencia. Nosotros tenemos la paciencia”, se leía en una pancarta difundida en las redes sociales. Otro cartel señalaba: “Gaid Salah está con el pueblo, según sus palabras. Y con el régimen, según sus actos”. En otra foto se veía una caricatura de Salah en la que meditaba sobre distintas funciones para asumir: “Jefe del Estado Mayor, presidente de la república, líder de la oposición, salvador de Argelia, denunciante de una mafia sobre la que nunca cita nombres, fiscal general, ‘con el pueblo, pero solo por la mañana’, animador de la tele”.
El jefe del Ejército declaró en un discurso pronunciado este martes que “todas las perspectivas posibles están abiertas para encontrar una solución a la crisis”. Eso podría interpretarse como viable una salida más allá de la Constitución, rechazada por la sociedad civil. Sin embargo, en el mismo discurso, incluso en la misma frase, Gaid Salah indicó que respeta “perfectamente las disposiciones de la Constitución para pilotar la transición”.
A diferencia de la semana anterior, en la que la policía se empleó a fondo en el centro de Argel para disolver la manifestación, esta vez había menos agentes. Y, además, decenas de voluntarios vestidos con chalecos naranjas se interponían entre los manifestantes y los policías. Con lo cual, las marchas se desarrollaron de forma pacífica, incluso festiva, en las principales ciudades del país. En Orán, los manifestantes guardaron un minuto de silencio en recuerdo de las 128 personas que murieron en la región de la Cabilia en 2001, en lo que se conoce como la primavera negra, según relató el sitio TSA.
El régimen sigue firme en sus intenciones de celebrar unas elecciones presidenciales el 4 de julio. Sin embargo, la sociedad civil se niega a participar en ellas. Reclama antes que nada la marcha de las autoridades que han gestionado los comicios de los últimos 20 años, todos ellos denunciados como fraudulentos.
Mientras tanto, siguen las mismas autoridades nombradas en su última reforma por Buteflika. Continúan también los responsables de Exteriores y Comunicación, encargados de escanciar gota a gota y de forma arbitraria los visados para la prensa extranjera, solo con una duración máxima de una semana.
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